domingo, noviembre 30, 2008

CRIA FAMA Y PUBLICA

Un texto inédito de Jack Kerouac (autor de “En el camino”) o de William Burroughs autor de “Junkie”) están bien. Pero un inédito escrito a cuatro manos, podría ser aun mejor.
Peguin Classics va a publicar muy pronto “And Hippos were bolied in their tanks” texto que fascinará seguro a los seguidores de la Beat Generation.
Es este un thriller escrito en 1944, tras el asesinato de David Kamerer a manos de Lucien Carr, ambos amigos de Kerouac. El autor confesó los hechos a Kerouac y Burroughs, que le ayudaron a deshacerse del cuchillo, pero no acudieron a la policía.
Carr se declaró culpable de homicidio y fue condenado a veinte años de prisión, aunque cumplió el mínimo de dos años, Kerouac fue detenido también en relación con el asesinato en 1944 y pasó algún tiempo "a la sombra", porque su padre no quiso pagar su fianza, al contrario que Burroughs, también arrestado, pero que evitó la cárcel gracias a la fianza pagada por su familia.
Durante su estancia en la cárcel, Kerouac se casó con su novia, Edie Parker, que fue quien terminó pagando su fianza.
Ambos autores no puedieron publicar el libro en su día. El título está inspirado en una noticia escuchada por Burroughs sobre un incendio en el zoológico de St Louis, en Missouri.
Rechazado en 1945, mucho antes de que los autores fueran célebres, el manuscrito fue después bloqueado por Burroughs y Carr. Al morir éste, en 2005, se despejó el último obstáculo para su publicación.
Pero, lee esto:
"Este era uno de los primeros libros que escribieron...Probablemente es malo. Pero no estoy sorprendido de que se publique ahora porque es una forma de hacer dinero con el éxito asegurado", dijo el biógrafo del autor de “En el camino” en recientes declaraciones reproducidas por "The Sunday Telegraph".

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EL IMPOSIBLE SÍNDROME PARANOICO DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ


Desconozco por completo si el narrador de “Pedro Páramo” es extra o intradiegético, omnisciente o equisciente. En cambio soy totalmente consciente, aún hoy, de la impresión que me produjo su lectura en 1976; y ello pese a que ya conocía en aquel momento parte de la obra de Gabriel García Márquez, del que había leído seis años antes “Cien años de soledad” y alguna otra de sus obras en el intervalo.

Precisamente por eso, al terminar la lectura de “Pedro Páramo” y “El llano en llamas”, me dije: “Anda, si Macondo ya existía y se llamaba Comala”. Claro que en vez de formular a terceros (extradiegético) tan irreverente conclusión la guardé para mí (intradiegético), probablemente porque los pocos años y las aún escasas lecturas no daban para muchos alardes y me situaban muy lejos de la omnisciencia.

Releí las obras de Rulfo hace un par de años y puedo asegurar (confidente) que me reafirmaron en mi conclusión de treinta años atrás. Así que cuando he vuelto a leer los primeros párrafos de “Pedro Páramo” teniendo tan cercano el recuerdo de Paranoico Pérez, no he podido sustraerme a imaginar, con un punto de maldad, a Gabriel García Márquez trastornado por el acoso de Juan Rulfo.

Y digo imaginar porque otra cosa no cabe. Rulfo desgraciadamente no volvió a escribir tras esas dos obras maestras (intradiagético) y García Márquez afortunadamente no se dejó abrumar, como el pobre Paranoico Pérez, por la genialidad de su colega mejicano e inició doce años más tarde su exitosa andadura (extradiagético) como relator general de Macondo, que, según es de todos conocido, le ha deparado parabienes y galardones sin cuento, de los que yo tan sólo me voy a permitir deslucirle uno, el de fundador del llamado, no diré si bien o mal (difidente), “realismo mágico”. Un respeto por Juan Rulfo.

Y si alguno de aquellos a los que, extradiagético, me dirijo abriga dudas sobre lo que afirmo, ahí están las obras de Rulfo, que no me dejarán en mal lugar. Para terminar en plan pedante y como aperitivo para abrirle el apetito a quien no lo conozca, no me resisto a incluir tres citas de “Pedro Páramo”, aún sabedor de que estoy labrando mi ruina:

“Allí estaba su madre en el umbral de la puerta, con una vela en la mano. Su sombra corrida hacia el techo, larga, desdoblada. Y las vigas del techo la devolvían en pedazos, despedazada.
Me siento triste, dijo.
Entonces ella se dio vuelta. Apagó la llama de la vela. Cerró la puerta y abrió sus sollozos, que se siguieron oyendo confundidos con la lluvia.
El reloj de la iglesia dio las horas, una tras otra, una tras otra, como si se hubiera encogido el tiempo.”

“Sintió que su mano izquierda, al querer levantarse, caía muerta sobre sus rodillas; pero no hizo caso de eso. Estaba acostumbrado a ver morir cada día alguno de sus pedazos.”

“Se apoyó en los brazos de Damiana Cisneros e hizo intento de caminar. Después de unos cuantos pasos cayó, suplicando por dentro; pero sin decir una sola palabra. Dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando como si fuera un montón de piedras.”

Omnidiagético extrasciente, ¿verdad?









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domingo, noviembre 23, 2008

La sonda


Acaba la semana con la noticia de que las temperaturas se van a poner a la baja, como todo en estos días. Las mínimas se nos van a ir por debajo de cero y las máximas no van a dar para mucho. Que no nos coja desprevenidos la temperatura normal de este tiempo. No nos dejemos sorprender.

Me conmueve y maravilla ver a un grupo de deportistas con “la roja” tirados en una pista azul tras haber luchado con furia y ganar otra vez, esa ponchera de plata que hace tan solo unos días parecía complicado. De nuevo sorprendente, buen fin de semana.

Me encontraba en una más que conocida pastelería de Madrid disfrutando de un café con bollo (los torteles de esta casa son de antología).Reparo que a mi lado está una mujer joven rubia, vestida de negro con un teléfono negro pegado a la oreja. Tiene el gesto crispado y mira fijamente a la taza que tiene frente a ella. “Para ya de decir chorradas. Te llevas follando a mi marido hace tres meses. Me lo ha dicho él. Así que jódete”. Cortó la conversación. Guarda el teléfono en su bolso negro y cogiendo el abrigo negro del taburete de al lado se dirige hacia la salida. Sorprendente ¿no?, bueno es lo que tiene el fin de semana que pasan cosas….

Sin embargo hay cosas que pasan, aunque sea fin de semana ante las cuales no encuentro las palabras.

Sorprenden a una mujer inyectando alcohol a su hija de dos años en un hospital de Melilla


Una hermana de la menor falleció de forma repentina

Una niña de dos años ha sido trasladada al hospital Materno Infantil de Málaga después de que su madre, supuestamente, le inyectara alcohol a través de una sonda cuando la niña se encontraba ingresada en el hospital comarcal de la ciudad autónoma.
Según fuentes hospitalarias, la niña, ingresada en la UCI del hospital malagueño, se encuentra en estado grave pero evoluciona favorablemente tras sufrir un cuadro de intoxicación de alcohol.
Al parecer, el personal sanitario del hospital de Melilla sorprendió a la madre inyectándole a la pequeña un líquido con unos elevados niveles de alcohol.
Según fuentes policiales consultadas por la agencia Efe, recientemente una hermana de la menor falleció de manera repentina, por lo que se está investigando si esa muerte pudiera estar relacionada con este hecho.
Un juzgado de Melilla está investigando los hechos y ha decretado el secreto de sumario
.” (Diario el mundo, edición digital)
Definición de la Real Academia Española de sorprender “coger desprevenido. Conmover, suspender o maravillar con algo imprevisto, raro o incomprensible. Descubrir lo que alguien ocultaba o disimulaba”.
Invito a los habitantes de este bloc a buscar otra. A mí no se me ocurre.

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PASO A PASO

Pienso primero en el ladrillo: de uno en uno: ya sabes a qué me refiero, si imagino la pared entera me entra vértigo. Me dispongo a construir. Terminar, como diría Lady Changos, con el “presente periodo de aflicción”. Y así invocando como Elizabeth a Francis Bacon me pongo a ello, tratando de “elegir las palabras para ponerlas en el lugar correcto”.
Acaso será como al subir a una torre alta, alta, alta, que es mejor no mirar arriba, alzar la vista solo lo necesario. Olvidé como se hacía esto, lo de escribir. Así que como si de un niño se tratara, doy pasitos cortos, sin levantar mucho la pierna, evitando zancadas largas que pudieran hacerme caer, y no mirar muy alto para no sentir el vértigo.

En el viaje a las tierras de Obama, percibí una ilusión flotando en el ambiente. Los que nunca compran periódico ese día lo hicieron, y lo guardaron con la certeza de que sería histórico. Tal vez ocurre esto cada cuatro años, yo no lo recordaba así. También descubrí asombrada una ciudad dónde se vive, como de espaldas a la que se visita. El otoño caía de los árboles, alfombrando las calles expectantes, de la que dicen que nunca duerme.

Tenía una cita con el MOMA. Un MOMA renovado, agrandado, más moderno y más MOMA.
Miró y Van-Gogh como huéspedes de paso. Claro que busqué el comentado “Christina’s World”, aquel de Andrew WYETH, y lo encontré. Realismo mágico.
Pasé un buen rato observándolo. Christina de espaldas en el primer plano, con el cabello brillante, algo despeinada, la postura forzada. Sola en medio del campo reseco. La casa y el granero en alto, y del granero salen volando varios pájaros negros. Christina de lejos mira la casa en torturada postura como tratando de avanzar sin conseguir dar un paso. Es entonces cuando ves su codo hinchado. No solo es el codo, las manos también deformadas, medio enterradas en el trigo seco. Y no hay más personajes, ni un árbol. Tortura, dolor, fortaleza y soledad.
Luego he averiguado que Christina Olson fue vecina del pintor, A. WYETH, padecía poliomielitis pero detestaba utilizar la silla de ruedas, y se desplazaba así, medio arrastrándose. No se cual es la verdad de la historia, el cuadro pertenece a la colección permanente, y la fuerza del Christina no cambia por ello.

El resto de la visita y de la ciudad fueron todo disfrute.

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jueves, noviembre 20, 2008

MUJERES NECIAS AL PODER





Leo con estupor, ni siquiera atemperado por la creciente resignación ante la confusión hoy reinante entre lo prudente y lo insensato, que aún hoy no le es posible a una mujer en España figurar como cotitular con su marido o pareja de una explotación agrícola o ganadera, y ello pese a que, como es de todos sabido, suele ser la regla que en este tipo de explotaciones, y especialmente en las ganaderas, la mujer apenque en pie de igualdad con los trabajos, cuidados y desvelos que el buen fin del negocio requiere. Y aunque algunas de las consecuencias más notoriamente inicuas y perjudiciales para las labradoras por mor de tal desafuero se han ido solventando por la vía de reformas parciales de la normativa sobre seguridad social, es lo cierto que, al carecer de la legitimación que otorga la titularidad, se ven necesitadas de la autorización del varón, en cuanto único titular, para la realización de cualquier trámite, entre otros agravios no menos vejatorios.

Forzoso es celebrar que esta situación parezca estar tocando a su fin, pues existe ya un borrador de decreto que santifica la titularidad compartida, aproximando así la realidad del medio rural a lo que los tiempos, y el sentido común, demandan en cuanto al reconocimiento de los derechos de la mujer en todos los órdenes de la vida.

Sin embargo, la celebración debe ser discreta y no hacernos olvidar que la plenitud de dicho reconocimiento dista mucho de ser inminente. Son muchos siglos de cultura, incultura en este caso, los que hay que desterrar y la tarea llevará su tiempo, pero precisamente por esta razón es esencial centrar bien el objetivo y tener claro a dónde se quiere llegar. Ello exigirá salir con decisión al paso de ciertos planteamientos, aparentemente ingenuos, que tratan de rebajar la dificultad del esfuerzo admitiendo una mejora importante en el estado de la cuestión sobre el argumento de que las mujeres inteligentes y bien preparadas ven reconocidos sus méritos cada vez más.

Para desmontar esta falacia recurriré a la tesis defendida por el gran Antonio de Senillosa en un artículo publicado sobre la materia en el que ponía a cada uno en su sitio con sus habituales ingenio y clarividencia. Prevenía Senillosa sobre el daño que podía causar a la causa de la igualdad entre hombres y mujeres considerar como buen indicio de los avances conseguidos en ella el que las mujeres sabias y prudentes fueran reconocidas y promovidas a puestos de relieve de forma creciente. En poco ayuda esto, pues no hay que confundir el punto de partida con la meta. Que a las mujeres bien preparadas se les confíen graves responsabilidades es justo y necesario, faltaría más, pero tan sólo podrá hablarse de auténtica igualdad cuando haya tantas mujeres necias ( Senillosa dixit ) en puestos importantes como hombres necios hay en puestos importantes. Echad la cuenta de éstos ( añado yo ) y sabréis lo que falta.





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martes, noviembre 18, 2008

Papás distraidillos.

Buenas tardes. Señoras, señores, retorno a la niñez. No, no, perdón, no me malinterpreten. Ójala volviera a aquellos maravillosos años. Quiero decir que mi sección va a estar de nuevo con los pequeñines, esos niños inexpertos que esperan
aprender lo poco que nosotros conocemos. Atiendan, por favor. Viene a cuento, a ver, si unos papás tienen peques pelín enredadores, deben educarlos ellos en casita, y nó
los vecinos. Esto va principalmente para esas mujeres u hombres, que haberlos haylos,
metijones y amigos de dar consejitos a los otros padres. No lo hagan, por favor. Cada uno eduque a sus hijos como mejor sepan, rectificar es de sabios. Yo misma, amigos, una vez hace ya treinta y cinco años, ¡qué horror, toda una vida!, metí la patita en este asunto.
Esperaba con mi hijo en la consulta del alergólogo. El niño con siete u ocho años era tranquilo, a pesar de sus estornudos por la alergia a las gramíneas.Pululaba por la sala de espera un renacuajo que no dejaba títere con cabeza. A mi hijo le arrancó en dos ocasiones el tebeo que estaba leyendo; a una joven la estiró de las medias de nylon y le hizo varias carreras, por no nombrar las huellas negrísimas de chocolate que estampó en los inmaculados visillos de aquel salón. Señores, era un demonio, pero su madre feliz, en la inopia, el último fascículo de Belleza y Moda captaba toda su atención. Yo rebusqué en el bolso a ver si aparecía un talismán, un amuleto, un rosario,qué sé yo, cualquier porquería de esas que salen en los bolsos sin venir a cuento. Lo que fuera o fuese, algo que le hipnotizara, o le distrajera un ratito, cuando ¡milagro! salió medio despuntada una pintura azul y un pequeño bloc
Por fin los pacientes pacientes procuraríamos dar una breve cabezada hasta ser requeridos para el pinchazo subcutáneo. Yo no dormí apenas, pero nó por aquel niñito, ¡alma de Dios!, sino por las toses, estornudos y carraspeos de aquellos pacientes -ya no tan pacientes- asmáticos y lacrimosos. Ese niño ¡pobre mío! estuvo entretenido con el lápiz más de media hora. Poco antes de llamarnos el doctor para ponerle la vacuna a mi hijo, me mostró lo que había dibujado y me dijo con su media lengua gangosa:
"EZA EREZ TÚ". ¡Increible! vaya caricato en ciernes. Había una cara ahuevada con dos ojillos minúsculos como alfileres, una nariz considerable, un hueco, que sería la boca completamente torcida y unos pelos tiesos como puas de erizo. ¡Dios mío! ¿me vería de esa guisa el personal? El retrato me amargó la tarde, aquella tarde ventosa en la que me despeiné más que nunca con mi pelo recién cortado. Recordaba como una letanía que los borrachos y los locos son los que dicen siempre la verdad. ¿Sería cierto que aquel "loco bajito" como canta Serrat, había dibujado y dicho la verdad sobre mi físico? Menudo jarro de agua fría. En qué hora le dí al niñito el lapicero. Aquel día juré por lo más sagrado que ya no me metería nunca en camisa de once varas.

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domingo, noviembre 16, 2008

Arte


La cueva es una metáfora del ágora, el primer sitio de reunión del hombre, el gran árbol africano donde sentarse a hablar, y el único futuro posible: dialogo, derechos humanos. El mar es el pasado, origen de las especies, y la promesa de un futuro nuevo: la emigración, el viaje… Me gusta esa polimetáfora(*), y creo que es posible que el futuro sea así: una cueva y el mar”. Desde luego yo no lo hubiera dicho mejor, realmente jamás hubiera dicho algo igual, probablemente porque jamás hubiera sido capaz de poner palabras a lo que sentí al ver el domingo pasado a un señor vestido con un mono blanco manchado de verde, rodilleras, mascarilla, protección de cara y botas más guantes verdes, que procurando mantener el equilibrio sobre una superficie (suelo) verde agarraba con sus dos manos una manguera de terminación naranja por cuya boca, enorme, salía un chorro verde, con aspecto de pintura verde que se estampaba, literalmente estampaba, contra la superficie abovedad que encima de su cabeza estaba y de la cual colgaban estalactitas, algunas de más de dos metros de longitud (longitud que se me entienda en dirección techo-suelo) conformando todo ello el espacio en el cual este señor estaba, al menos cuando hicieron una de las fotos que ilustraban el reportaje objeto de este comentario. Leo que se han empleado 35.000 kilos de pintura, de los cuales y por la manguera de boca naranja 21.000 de ellos salieron en tan sólo dos días. Apunto que los trabajos en este recinto comenzaron el 10 de septiembre de 2007 y que han finalizado como quien dice ayer y que la superficie a pintar ha sido 1.400 metros cuadrados. El autor comenta más adelante que “he querido llevar al extremo pintar contra la gravedad”, de ahí quizá ese aspecto de astronauta y posiblemente el hecho, echo, de tener que alquilar para realizar esta, vamos a decirlo ya obra de arte, un camión-compresor que dio fuerza a la manguera “que sujetada por cinco o seis personas” terminada en naranja y empuñada por él a modo de enorme pincel, disparó la pintura con la necesaria fuerza entiendo que para pintar contra la gravedad. Los retoques finales llevados a cabo desde mayo hasta su finalización (10 de junio) fueron realizados mediante “700 brochazos de pintura blanca con escobas de limpiar calles sobre las estalactitas. Las mejores (escobas) son las francesas”, anota el autor de la pintura del techo de esta bóveda en su diario. Preguntado por si sabe cómo iluminará su obra, apunta que es un tema delicado. “No quiero que la fusilen con luz eléctrica… La idea era multiplicar los puntos de vista, sugerir un multilateralismo(*) literal. Como un cuadro cubista, pero más. Pondremos una escalera y un balcón para verlo de cerca, porque desde arriba cambia mucho. Cuando subes a la Capilla Sixtina, es impresionante ver el tamaño de los pies y de las manos”.

Hoy es domingo, el siguiente. Hace un día magnifico. Un día invierno en el cual Madrid está pintado con ese viento-cristal que llega de la sierra y que hace que todo brille. Es ese cristal que filtra la luz y hace que todo el color del otoño reviente ante nosotros. Así estaba El Retiro hoy reventado de brillos de luz de otoño. Y por allí andaba cuando de pronto me encuentro, literal “me encuentro” con un hombre menudo, de rotunda mata de pelo negro, recogido con una cinta blanca y piel de cobre. Cubierto con un poncho, en vaqueros y zapatillas de deporte estaba sentado en el suelo de tierra de espaldas al paseo y frente al estanque. A su derecha, dos pequeños martillos de diferente tamaño, dos gubias, una lima de hierro y dos brochas de pelo marrón un tanto desgastadas, todo ello cuidadosamente ordenado sobre un trozo de paño. A su izquierda había una caja de latón un poco desvencijada, abierta. En su interior varios lápices de madera de mina, sacapuntas y gomas de borrar. Con su mano derecha agarraba un trozo de madera clara, gruesa, cuadrada y de generosas proporciones que reposaba sobre unas cuantas hojas de periódico. En su otra mano un lápiz. Me acerco lentamente y descubro, insisto descubro, que está dibujando el estanque que tiene delante con el Palacio de Cristal al fondo. Me quedo un rato cerca de él y le observo. Cuando algo no le gusta o bien se equivoca “borra” con la goma lo que a lápiz ha pintado. Al poco ha girado la cabeza y me ha dedicado sin más una sonrisa y ha seguido dibujando. Allí le he dejado, tenía cosas que hacer, entre otras pensar en qué colgaba en el bloc y me he sentado un buen rato en un banco al sol a intentar escribir y a leer. Una buena amiga ha llegado para el aperitivo. Unas cervezas por allí, un buen paseo una charla y sin escribir ni media hoja sobre nada y aún pensando en el “penalti que paró el portero del libro” he despedido a mi amiga y no he podido evitar volver. He vuelto al estanque del Palacio de Cristal y allí seguía. Ahora el trozo de madera estaba apoyado sobre unas piedras descansando su borde inferior en el suelo. Sobre este plano él estaba inclinado, martillo y gubia en mano. Del trozo de madera habían emergido árboles, hojas, caminos, bancos, un estanque y parte de un palacio de cristal. A cada poco dejaba el martillo y la gubia y tomaba la brocha para limpiar de virutas el trozo de madera trabajado. Cuando lo hacía emergían bordes limpios. Y de nuevo martillo y golpecitos contra la gubia. Y la gubia al penetrar en la madera arrancaba virutas que al caer dejaban libres las formas que la mente del señor del pelo negro tenía y que iba llevando poco a poco a su lienzo de madera. Había acabado un poco más de la mitad del dibujo que ocupaba toda la superficie de la madera. “Mañana lo termino señora. Hoy no me da para rematar” me ha dicho sonriendo más con los ojos que con la boca y ha vuelto a su lienzo de madera.

Parece claro que estas dos personas, el señor del mono blanco manchado de verde y el señor de pelo negro sentado en el suelo de tierra, son artistas, ¿no? “Arte” hay que tener para pintar con manguera naranja y compresor y hay que tener “arte” para extraer, con la ayuda de una gubia y martillo, de un trozo de madera formas. “Arte” parece ser tenía el señor que pintó la Capilla Sixtina.

Y ahora me pregunto. Si de pronto apareciese en nuestro mundo este último señor con quien se sentaría a charlar… un sentimiento de angustia me acompaña al salir del parque.



Notas:
- (*) polimetafora y multilateralismo no vienen en diccionario alguno.
- Las opiniones recogidas en la primera parte de aparecieron en EPS (2/11/08)

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jueves, noviembre 13, 2008

GRACIAS, G. W.

El tan sabio como en estos últimos tiempos postergado refranero nacional reza que "es de bien nacidos ser agradecidos", valorando de ese modo la gratitud como signo y muestra de buena crianza. Animado por esta certeza, me propongo a continuación reparar la contumaz injusticia que en estos días pasados se ha dado en cometer contra un notorio personaje, al que, de forma harto incomprensible, nadie ha reconocido los muchos méritos acreditados para el acaecimiento de uno de los sucesos que más atención ha obtenido de los medios de comunicación.

Desde Abraham Lincoln a John F. Kennedy, pasando por Martin Luther King, Malcom X., Rosa Parks, Casius Clay o Duke Ellington, interminable es la lista de aquellos a los que se les ha reconocido, en mayor o menor medida, haber contribuido al triunfo en las recientes elecciones presidenciales de EEUU del candidato demócrata Barack H. Obama, y eso cuando los méritos de algunos de sus integrantes, no desde luego de los antedichos, son más que dudosos.

Pero en un ataque de austeridad que, en materia de celebraciones de todo tipo, resulta insólito en cualquier periodista que se precie, en la mentada lista no aparece G. W. , mi patrocinado, por más que su aportación a la causa no pueda calificarse sino de crucial, hasta el punto de que me atrevo a afirmar que sin ella nunca podría haberse llegado a buen puerto. Ninguno de los anteriormente citados realizó jamás aportaciones tan decisivas para el objetivo alcanzado y pese a ello son objeto de alabanzas y parabienes, mientras que mi buen G. W. es víctima del mayor de los olvidos.

Al menos en lo que al triunfo de Obama se refiere, porque en cuanto a las cotas alcanzadas en otros campos el reconocimiento que se dispensa a G. W. , preciso es admitirlo, es unánime. Y es que sus logros no son precisamente grano de anís; ahí es nada dejar el oriente medio convertido en un polvorín a punto de estallar; los derechos civiles en gran parte del orbe, y especialmente en la que por razón de su cargo le compete, en estado de coma; la economía de su país, y por ende la de los demás, reducida a cenizas, y como colofón, el prestigio de la mayor potencia mundial hecho unos zorros. En todos estos campos sus esfuerzos no han pasado desapercibidos, hasta el punto de auparle, como es de justicia, a lo más alto de algún ranking de esos que tanto gustan por las Américas. En cambio, ni una palabra de agradecimiento por su decidida y más que generosa colaboración en la victoria de Obama. ¿ Cabe mayor ingratiud ?

Por todas estas razones me he sentido obligado a este modesto homenaje de desagravio. Bien que, siendo como es G. W. hombre de profundas convicciones, a buen seguro que obtendrá de ellas consuelo muy superior al meramente terrenal que está en mi mano brindarle. Y en el improbable caso de que así no fuera, le recomiendo vivamente que acuda en su tribulación a un pasaje del Éxodo, el de las siete plagas de Egipto, con el que se sentirá, no abrigo ninguna duda, plenamente identificado. Así que lo dicho, muy agradecido, G. W.

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Cambio de sexo.

Buenas tardes: Viajaba tan contenta en el bus a la consulta de un doctor. Sí,más contenta de lo normal porque acababa de ver en mi correo un email comunicándome que había sido finalista con un relato corto para editar un libro, precisamente por el Consorcio de Infraestructuras y Transporte de la Comunidad de Madrid. Amigos, no hay más remedio que coger el metro y el autobús para desplazarnos por Madrid. Yo, por supuesto, después de esta satisfacción, lo haré siempre. Pero ese no es el caso que nos ocupa: Iba ensimismada leyendo un libro que Peter Handke muy apetecible, cuando oigo unas voces cerca de mi asiento que me dejaron intrigada. La persona, o mejor personilla porque lucía un acné untado de crema blancuzca que olía a mantequilla rancia, como digo, la personilla en cuestión, hablaba con otro habitante de la tierra bastante normalito. Iban con sus respectivas mochilas, atizando -sin darse cuenta, claro- mochilazos a cualquier viejecita que quería bajarse del autobús.
La primera persona en cuestión, con vaqueros de tiro holgado y dos camisetas con pintadas, le decía a la otra algo como: "Pues sí, chica, mi vieja me tiene hasta los mismísimos huevos y Beni y yo misma, estamos hasta los cojones de tener que anunciarse cuando viene a casa. Que no, tía, que no, que mi habitación está de puta madre, pero yo me largo, tía, tomo las de Villadiego y si te ví no me acuerdo. Yo quité la vista de las sabias palabras de Peter y miré de reojo, casi con miedo, a aquel ser que no estaba segura de si era hembra o varón. La otra, se bajó en la siguiente parada y es entonces cuando por fin salí de dudas. A pesar de la voz ronca y los pelos cortos y de punta, al despedirse la otra individua la dijo: Chiao, Susana.

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lunes, noviembre 10, 2008

Realidad

Allí comenzaba la noche y con ella apareció. Apareció por el fondo del gran escenario construido en el parque. Impecable.

Con paso preciso, que no firme, avanzó hasta ponerse delante de un micrófono y enfrente de las miles de personas que desde primeras horas de la tarde y con rigurosa invitación habían ido llenado por completo todo el espacio acotado, marcado y disponible del improvisado recinto al aire libre. Personas sin bolsas ni bolsos, ni mochilas ni maletas, bien mirado así estuvieron más cómodas y así pudieron agitar sin problema sus manos en el aire cuando le vieron aparecer provocando una ordenada mare de manos. Corearon su nombre y gritaron al viento con rigurosa precisión tres palabras que llenaron su comienzo de noche y la noche de todos ¡¡yes we can!!, ¡¡yes we can!! .

Allí estaba frente a ellos y frente a todos nosotros. Delante del micrófono y sobre un fondo de banderas rojas, azules y blancas y brillantes rascacielos. Un segundo de pausa meditada y una medio sonrisa, esa que todos hemos visto ya unas cuantas decenas de veces. Y habló.

Hablaba a los que allí estaban y a los que no estábamos allí, pero quisimos verle y escucharle. Yo le vi y le escuché. Le escuchaba mientras veía rostros alegres con lágrimas en los ojos, gente dando saltos, tocada en ocasiones de vestimentas o gorros imposibles. Gente agitando sus manos vacías en el aire. Decenas y decenas de puntos brillantes producto de teléfonos y cámaras accionadas para retener un fragmento de lo que allí ocurría. Él seguía hablando. Seguía en el escenario de moqueta azul, perfectamente iluminado. Yo le seguía escuchando mientras, sin poderlo ni quererlo evitar me fui ausentando lentamente de la imagen que tenía ante mis ojos y empecé a recordar. Iba de camino hacia un tiempo no muy lejano. En ello estaba cuando las cámaras mostraron a todos los que estábamos ante la pantalla la cara de una hombre. No reía, tenía los labios juntos y gesto de dolorosa alegría. Lloraba.

Me pareció que lloraba lentamente. Sentí que sus lágrimas parecían salirle de muy dentro y que inundando por completo sus ojos sin estridencias, empapaban la piel de su rostro de manera silenciosa. Tenía la mirada lejana en absoluto perdida. Le comprendí. Había viajado al lugar donde unos cuantos hombres y mujeres de piel negra, como la suya, descansan. Hombres y mujeres que fueron sacados, en ocasiones bruscamente, de sus vidas. Aquel hombre que lloraba despacio en esa noche de voces y luces, recordaba y recordaba. Y entendí esa mirada.

Ante todos, ante todo el mundo “la gran esperanza blanca” un hombre negro estaba entrando en la historia. Me sentí contenta.

De pronto al mirar fijamente la imagen que tenía ante mí, en la pantalla, descubrí que bordeando el escenario, casi en su totalidad, un muro transparente de cristal antibalas protegía al orador. Le protegía a él, al futuro primer presidente negro de Estados Unidos. La realidad. Vivimos en espacios transparentes, en sociedades comunicadas, relacionadas y bien comunicadas. Todo se conoce, todo se comparte, todo... todo bien acotado, como el recinto en el parque y bien protegido, como el escenario del presidente electo, por un cada vez más enorme transparente muro de cristal.

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domingo, noviembre 09, 2008

Transparente

No acabo de entender el camino a seguir. Disculpen los habitantes de este mundo. Nunca he colocado etiquetas a nada de lo que he escrito, por lo tanto me resulta complicado hacerlo. Sirvan estas líneas únicamente para poder VER que ocurre cuando colocas no se muy donde eso que se llama etiqueta. Yo la he colocado. Sinceramente ocurre como con el muro transparente. Bien. "Publico". Entraré. Después colocaré en su sitio lo que aún estoy acabando de sentir.

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1RA CRONICA

Pensaba cual sería mi tema, algo interesante, original y al alcance de mis aptitudes. Y mientras oigo, más que escucho, hablar de Montaigne y de La Boétie: anuncian un nuevo libro. Un semáforo más largo de lo normal, así me lo parece. Ya de vuelta en casa cae en mis manos un artículo de Montaigne, habla de su amistad con La Boétie. Creo en las señales cada vez más.
Me gusta el cine antiguo, sin entender, solo lo disfruto, los guiones son redondos, pocos los medios y los actores de calidad. Veo a Catherine Hepburn interpretar a la esposa de Schumann, maestro atormentado de Bach. Otra amistad.
Segunda vez en tan poco tiempo que se habla de amistades, no puede ser casualidad, me queda prendida la lucecita, la amistad entre autores, seres excepcionales, los creadores de los que bebemos.

-Centrar el asunto-

Entre las novedades mediático-literarias francesas surge otra amistad, esta inesperada, entre Michel Houllebecq y Bernard Henri Levi: quién lo hubiera sospechado.

Salta la chispa, ya si que estoy convencida. De momento elegí las amistades extrañas, las fructíferas, que enriquecen no solo a los componentes del círculo, uf! casi escribo los miembros, pero no he podido mantener el término y lo he sustituido por componentes.

-Buscar nombre y elegir el tono-
Pronto te contaré algo que leí acerca de Montaigne y de La Boétie.

Prometo crónicas de amistades, de aquí y de allá, más de una vez repetiré en Francia, ya lo advierto, aunque parto de inmediato hacia la tierra del flamante suertudo: Barack, el elegido, el esperado. Tal vez pueda contaros algo que no sepáis: qué difícil, ya está dicho todo, al momento, al instante.

¿Qué se contará en dos siglos de la amistad de BHL y de Houllebeq? En mi próxima crónica sabrás algo más, o no.

-Crear un texto, tramar el argumento, y publicar; pues eso, manos a la obra, que equivale a dedos al teclado, y a lanzarse-

Dirás tal vez que hace mucho tiempo, y yo convendré que no te falta razón, tanto que me siento novicia. Pero me gusta estar aquí.

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viernes, noviembre 07, 2008

final de "gente menuda"

(Continúa la carta de este peculiar espía mudo). ´"Mamá, deseo antes de terminar, confesarte lo que siento en mi corazón, no vaya a suceder que cuando sea grande, piense que eres una mandona y una plasta y ya no me apetezca decírtelo. TE QUIERO MAMI, eres guay. ¿oyes el ecoooo?". Perdonad que haya entrado de lleno en la intimidad de mi gordita amiga, pero me pareció tan surrealista. Ahora, fuera ñoñeces,
consejo retro a la vista: Papás, cuidad vuestro lenguaje delante de los peques, ya sabeis que son monitos de imitación. El próximo día irá de "adolescentes con acné" y
otras cualidades, o quién sabe, a lo mejor me surge algo imprevisto.

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Entusiasmos excesivos

Hace un par de semanas apareció en los medios de comunicación la referencia a una supuesta queja, posteriormente desmentida, de la embajada alemana en París ante el Elíseo por la incomodidad que a la canciller Angela Merkel le producían los excesos afectivos de que el presidente francés, Nicolas Sarkozy la hacía objeto asiduamente, traducidos en contactos físicos, al parecer no deseados por la dama y que, según rezaba la noticia, la violentaban sobremanera.
Inmediatamente me dije: "parlanchín, aquí tienes tu bautismo de fuego en el blog", y es que el tema de los toqueteos entre altos mandatarios de la política, pertenecientes a distintos países, no abunda en antecedentes, al menos conocidos, por lo que resulta previsible que atraiga poderosamente a quien, como este plumífero que os importuna, se deja deslumbrar sin apenas resistencia por el oropel de lo insólito.
Pero es que, además, el tema me interesa personalmente, porque soy de los que piensan que nos tocamos poco. Ya sea por timidez, por pudor o por temor a la condena social, huimos del contacto
físico, salvo que esté santificado por relaciones familiares o sentimentales públicamente reconocidas como adecuadas.
Y por una vez los hombres lo tenemos aún peor que las mujeres. Si brindamos este clase de atenciones a un mujer, pasaremos a engrosar las filas de los sobones babosos, y, si a un hombre, de los gays irredentos. Las mujeres, por contra, si bien recibirán el título de pendones desorejados o verbeneros si se aproximan en demasía a un varón, tienen el consuelo de poder hacerlo casi sin freno con una congénere, sin ser acusadas irremediablemente de desviaciones sospechosas.
Pienso que las cosas, tanto las públicas como las privadas, irían mejor si nos tocaramos más, tomando ejemplo en esto de tantas especies animales, cuyos acercamientos físicos, y no me refiero a los inequívocamente reproductivos, son considerados por cualquier naturalista experto como reforzadores de la cohesión del grupo.
Y por este motivo no puedo sino disculpar al presidente galo por sus confianzas sobre Angela Merkel, aunque mucho me temo que desde ahora no le vaya a quedar más remedio que analizar detenidamente si realmente contribuyen a la cohesión franco-alemana.
En lo que, lejos de disculparle, debo condenarle de forma decidida, es en las exageradas manifestaciones de alegría con que saluda, no sólo a sus colegas extranjeros, sino también a cualquiera que se le ponga a tiro, porque, en primer lugar, me parecen hipócritas por desmesuradas, y, en último término y sobre todo, porque me recuerdan a esos amigos y conocidos que todos padecemos, que por el mero hecho de vernos parecen estar recibiendo la mayor alegría de su vida.
Esas exageradas demostraciones de entusiasmo ante la simple vista de mi modesta persona me llenan de un sentimiento que, si empieza siendo de sorpresa, suele terminar convertido en irritación. Y comprendo que esa puede ser una reacción excesiva, en este caso por mi parte, pero no puedo evitarlo. Que alguien aparente que encontrarme en la cola del cine es lo mejor que le ha pasado en el último año me coloca en la incómoda disyuntiva de o imitar su absurda euforia, violentando mi natural forma de ser, o dejar patente que no disfruto ni la mitad que él de nuestro encuentro, resultando descortés.
Y quede claro que el grado de entusiasmo de que estos agobiantes sujetos hacen alarde no es fruto del tiempo transcurrido, a todas luces excesivo para su gusto, desde el último encuentro padecido, no, qué va; aunque te hayan visto la semana pasada o incluso anteayer, te abruman de igual forma. Vamos, insufrible.
En fin, que, a modo de corolario, yo diría que achuchones sí, pero entusiasmos los justos.

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Gente menuda.

Buenas tardes. Hoy voy a empezar haciendo un flashback , porque las cosas han sucedido de manera un tanto atípica. Si, me he encontrado a alguien que hacía lustros que no veía, por cierto, esta amiga, embarazadísima. Yo ahora ya sabeis que estoy concienciada con la gente menuda, desde que participo en este blog para un personal tan importante como vosotros. Ya sé que no doy la talla, pero hago lo que puedo. Mi último -llamémoslo artículo de forma pretenciosa-, iba casi de bebés. Ahora, retrocedo tajantemente y me incorporo al mundo de los "no nacidos", pero no por este pequeño detalle, menos listos. Resulta que por videos que he tenido la gran suerte de admirar, veo con sorpresa que estos fetos son la pera. Son esponjas que absorben los lloros, las risas, las exclamaciones y también los olores y los sabores. Son como espías pequeñitos y mudos que nos observan desde su sillón interior de diseño: cómo dormimos, cómo nos movemos, cómo escuchamos música y también cómo y con qué alimentos cocinamos. Todo esto, desde el vientre de mamá. De ahí, que su primera y no tardía palabra sea, acompañada de sus inseparables gorgoritos, ¡ajjjjo!.Seguro que los muy perillanes, han visto que se nos olvidaba echar al guiso la preciada y olorosa liliácea. En consecuencia, dada la vivacidad de estos angelitos, hay que tener cuidado con lo que se hace y dice. Mi embarazada amiga, confidente y encantadora, me contó una anécdota que, peligrando mi fama de dama de hierro a la madrileña, os escribo textualmente. Ella soñó, y en su sueño leyó una carta que su querido feto la escribía. Era así: "Mami, ignoro si puedes oirme porque aún soy un feto de seis meses y mi voz todavía no tiene la fuerza de mis piernas, con las que te doy esas patadas terribles. Sólo pretendo hacerme notar.Tú quizás pienses que seré futbolista, pero preferiría ser un poeta, de esos que inventan bellas poesías, y llegar al mundo no como otros niños con un pan bajo el brazo, sino con un verso debajo del brazo en el que te expresara mi amor. Te tengo que agradecer miles de detalles:la pérdida de tu bonita figura, la renuncia de los cigarros tras los cafés, el calor de agosto con esa faja apretada. Y más, más cosas. Yo no saldría nunca de esta casa de juguete, donde disfruto de climatizador y como y bebo sin esfuerzo, pero hay que deslumbrarse con la luz exterior. En cuanto a papi dile que no grite tanto. Menos palmaditas en tu barriga y menos tacos cuando se refiere a su suegra y al jefe. Un respeto al menor. Maltrata mis oídos y mis principios, y me niego a escuchar esas palabrotas feas y malsonantes.

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sábado, noviembre 01, 2008

El narrador heterodiegético

"El narrador en tercera persona se situa , por tanto, fuera de la historia(es narrador heterodiegético) y no interviene más que como punto de referencia para situar los principales hitos que marcan el desarrollo argumental. Al reducirse su presencia a un grado cero, el autor mantiene el control sobre todos los planos de la narración, cediendo sólo a esta voz impersonal la misión de referirle al lector las pautas con que ha de construir su visión del mundo( coincidente con la del autor); por ello, lo normal es que este narrador sea omnisciente, porque mantiene intacta la capacidad de "saberlo todo" tal y como se la ha conferido el autor. En la novela tradicional ( en la decimonónica por supuesto), a través de esta instancia del narrador en tercera persona, el autor podía transparentar sus opiniones con toda tranquilidad, interpretando las numerosas circunstancias que está poniendo en juego.
El narrador heterodiegético es equisciente cuando el "saber" que alimenta su " decir"proviene del mundo de los personajes; sólo cuenta aquello que ve o que oye, una trama de hechos y de situaciones que se situa, por lo común, en el presente de los personajes.
Un narrador heterodiegético no puede ser deficiente; no podría contar nada si lo fuera; tiene que estar dotado de un mínimo grado de saber que permita armar las líneas argumentales del texto narrativo; sólo se admitiría un cierto grado de deficiencia en aquellos narradores heterodiegéticos que refieren la historia de un personaje que ignora qué es lo que ocurre; esta circunstancia obliga al narrador a ajustarse a ese desconocimiento de datos o de hechos, para que el lector lo asuma como propio e ingrese en un orden de la ficción tan ambiguo y extraño como lo es el domibio de la realidad en que se mueve el personaje. "
Diluvia en los montes y mi sobrina juega a tocar las teclas del ordenador, el texto aparece y se desvanece entre risas. En fin, que seguiré otro día.
Doy la bienvenida a Hispaniola, cuyo estilo me emociona.Ha nacido un escritor. La autoridad competente será durísima hasta conseguir el objetivo: novela escrita por fcl.
PRÓXIMO LUNES: Presentación de proyectos. Veinte minutos cada autor.Hay que prepararlo.

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