domingo, noviembre 20, 2011

La Tía Julia y El Escribidor






Hay dos elementos bastante incidentales que desde el comienzo ligan estos episodios con el otro lado de la novela, el de las historias absurdas que proyecta la imaginación de Pedro Camacho: ella y Camacho son bolivianos, dos recien venidos tratando de adaptarse a un medio extraño; por su lado, el Vargas Llosa personaje es un periodista radial, un "colega" del libretista Camacho, que por añadidura trabaja en una radio vecina.El genuino interés del joven por el forastero se parece un poco al que despierta en él la llegada de Julia: una fascinación no exenta de curiosidad y extrañeza; ambos son, aunque en grados diferentes, seres "anómalos".Hay algo disparatado pero, al final, respetable en Pedro Camacho, cuya primera aparición produce este retrato:





Era un señor pequeñito y menudo, en el límite mismo del hombre de baja estatura y el enano, con una nariz grande y unos ojos extraordinariamente vivos, e los que bullía algo excesivo.Vestía de negro, un terno que se advertía muy usado, y su camisa y su corbata de lazo tenían máculas, pero, al mismo tiempo, en su manera de llevar esas prendas había algo en él de atildado y de compuesto, de rígido, como en esos caballeros de las viejas fotogrfías que parecen presos en sus levitas almidonadas, en sus chisteras tan justas.Podía tener cualquier edad entre treinta y cinuenta años, y lucía una aceitosa cabellera negra que le llegaba a los hombros.Su postura, sus movimientos, su expresión parecían el desmentido mismo de lo espontáneo y natural, hacían pensar inmediatamente en el muñeco articulado, en los hilosdel títere (pp 23-24).





Camacho llega a Lima contratado por los directivos de una radio para organizar y producir, él solo, todos los númerosos radioteatros que difunde la emisora; tiene una misión concreta que cumplir, y la cumple con un altísimo sentido del deber y sin escatimar ningún esfuerzo.Su naturaleza es claramente pantaleónica, inclusive en la distorsión que su celo hace sufrir a la tarea encmendada: el servicio de visitadoras de Pantaleón y los radioteatros de Camacho son formas del " exceso metódico", de la devoción fanática y sin límites.El narrador destaca ese rigo"intelectual" con insistencia:"Su concentración era absoluta, no advertía mi presencia pese a estar a su lado.Tenía los desorbitados ojos fijos en el papel, tecleaba con dos dedos, se mordía la lengua(p 55); como sus obras " se aferran a la realidad, como la cepa a la vid (p 64), se inventa un sistema para "planificar" sus historias en función de los espacios físicos en que ocurren, y así, con la ayuda de una mapa, "había clasificado los barrios de Lima según su importancia social y creado una red de claves en el mapa...

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miércoles, noviembre 16, 2011

Death Of Naturalist - Seamus Heaney

Glendalough

El pasado fin de semana leía a T.S. Eliot en el inefable retiro de Glendalough.¿Inefable? Lagos rodeados de montañas silenciosas, nubes hechizadas por un sol inesperado,amarillos, cobrizos.

Words strain,
Crack and sometimes break, under the burden
Under the tension, slip, slide, perish,
Decay with imprecision, will not stay in place
Will no stay still...

martes, noviembre 08, 2011

Antes de cenar

Como decíamos ayer, bueno, Beckett,..., key ideas that resurface in Beckett´s work: redundancy of systems, the death of language, purgatory, the obligation to express. La idea del pugatorio me encanta. Ya lo decía Santa Teresa de la vida.Personajes de Godot.¿Si elegimos el monólogo situamos a nuestros personajes en el purgatorio? Hispaniola deja a Tintín y vuelve a Samuel, ja, ja.
Es obvio, al leer "La última cinta de Krap" traducida perdemos las sonoridades de spool o de viudity.Spool, spoool, es como un aullido.Bobina, no.Las ultimas palabras de Steve Jobs fueron:"Oh wow. Oh wow. Oh wow.” En fin, sigamos con el monólogo.La experiencia es más importante que los hechos; la memoria, el aislamiento. El monólogo está muy arraigado en la cultura irlandesa. Ahora estoy leyendo Faith Healer, de Brian Friel, cuatro monólogos. Acaso sea por los contadores de cuentos, la oralidad.Vivo en un lugar donde el lenguaje duele, utilizan el de los invasores, abandonaron el de sus ancestros.Beckett renunció al inglés.Esperando a Godot(Waiting for Godot) lo escribió en francés.

Hispaniola, despierta, que me aburro sola.

Hoy scallops con chalotas y tomate.Desde que vi la película sobre Julia Child no paro de cocinar.

Good night and good luck

La Tía Julia y El Escribidor



Todas estas implicaciones profundas no impiden que la historia matrimonial sea una aventura romántica con todos los buenos ingredientes del melodrama y la parafernalia del romance prohibido: escenas tiernas, peleas, reconciliaciones,llantos,celos, citas secretas, desafíos, complices y confidentes,amgos providenciales, una fuga azarosa, un rapto triunfal,un alejaminto temporal y un reencuentro feliz, tras el cual se inicia una vida en común que dura ocho años, que el narrador resume en una sola página del capítulo final; su historia no es su vida matrimonial, sino su "desafio" matrimonial, la parte excitante del episodio.El asunto está narrado con un notable equilibrio entre la objetividad más detallada y el tono íntimo entre una frialdad implacableen el registro de circunstancias precisas y la indudable emoción (y aun pasión) que la imagen de Julia evoca.Eso basta para convertirla en uno de los personajes femeninos de mayor interés en la galeria del escritor-lo que vuelve a plantear el dilema entre lo real y lo imaginario que recorre todo este libro.Intensa, consistente, real en sus transiciones de dulzura e ironia, Julia es una figura humana en la que creemos sin dificultad y con quien simpatizamos, pese a que ella tendría que darse cuenta de que su aventura no tiene salida.Esa dimensión del fracaso asuida como parte del juego riesgoso que se llama vida, es algo que le da grandeza al personaje(y auténtico interés al relato), y le otorga una cierta aureola de heroína trágica; tras ocho años de matrimonio, ella vuelve a quedarse sola, pero él ya se ha realizado"gracias a mi obstinación y a su ayuda y entusiasmo"(p.429).Esta novela es, a la vez, el testimonio de que ese escritor es un poco hechura suya, y el homenaje tardío y maduro que recibe de ese adolescente que él fue...


PS. En esta foto Julia Urquidi Illanes se parece a Fanny Ardant(The woman next door), ¿verdad?

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jueves, noviembre 03, 2011

Antes de cenar

Bueno, Beckett nació en el seno de una familia protestante de clase media.Estudió en Protora School, donde Wilde(Óscar).Se llevaba muy bien con su padre Bill y mal con con su madre.Fue un niño tímido y no demasiado brillante.El college se le dió mejor: Trinity y L´Ecole Normale Superieure(awarded exchage lecturership)...

Un momento, please

Seguimos: Krapp, escrita en inglés, es la obra más autobiográfica deBeckett, recuerda la muerte de su madre y la primera vez que hizo el amor con su prima.Monólogo con tres voces.Beckett a diferencia de Joyce abandera la muerte del lenguaje, no sirve de nada hablar, las palabras...

Hasta mañana. Os contaré que fué miembro de la resistance y que tuvo un affaire con PeggyG, qué mujer, qué boca...spool, spool, spool, sistemas redundantes...

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miércoles, noviembre 02, 2011

Samuel Beckett.La última cinta de Krapp.Ejercicio: similitudes con Informe para una Academia, de Kafka

La última cinta de Krapp (1958)

Últimas horas de la tarde, dentro de algún tiempo.
El cuchitril de KRAPP.
Centrada en primer término, una mesa pequeña cuyos dos cajones se abren hacia el espectador.
Sentado, de frente, es decir, del otro lado de los cajones, un viejo deformado; KRAPP.
Pantalones estrechos, demasiado cortos, de un negro descolorido por la orina. Chaleco negro muy deslucido, con cuatro bolsillos holgados. Pesado reloj de plata, con cadena. Camisa blanca, mugrienta, desabrochada, sin cuello. Extraño par de botas, de un blanco sucio, del 48 por lo menos, muy estrechas y puntiagudas.
Tez blanca. Nariz violácea. Pelo gris en desorden. Mal afeitado.
Muy miope (pero sin gafas). Duro de oído.
Voz cascada. De tono muy particular.
Andar penoso.
Sobre la mesa, un magnetofón con micrófono y numerosas cajas de cartón que contienen bobinas con cintas grabadas.
Mesa y alrededores inmediatos bañados por una luz intensa. Resto de la escena en la oscuridad.
KRAPP permanece un momento inmóvil, suspira profundamente, mira su reloj, registra sus bolsillos, saca un sobre, lo vuelve a depositar en su sitio, registra de nuevo, saca un pequeño llavero, lo eleva a la altura de sus ojos, elige una llave, se levanta y va hacia la parte delantera de la mesa. Se agacha, abre con la llave el primer cajón, mira en su interior, lo registra con la mano, saca una bobina, la examina de cerca, la vuelve a meter, cierra el cajón y echa la llave, abre el segundo cajón, mira en su interior, lo registra con la mano, saca un plátano, lo examina de cerca, cierra el cajón y echa la llave, se mete el llavero en el bolsillo. Se vuelve, avanza hacia el borde del proscenio, se detiene, acaricia el plátano, lo monda, deja caer la piel al suelo, se mete la punta del plátano en la boca y permanece inmóvil, con la mirada perdida en el vacío. Muerde, finalmente, la punta del plátano, se vuelve y empieza a ir y venir, sin salir del espacio iluminado, es decir, a razón de cuatro o cinco pasos a lo más en cada sentido, mientras come meditativamente el plátano. Sin darse cuenta pisa la piel, resbala, se tambalea, recobra el equilibrio, se inclina, mira la piel y finalmente le da un puntapié, empujándola hacia el foso. Reanuda su ir y venir, termina de comer el plátano, vuelve junto a la mesa, se sienta, permanece un momento inmóvil, suspira profundamente, saca las llaves del bolsillo, las eleva a la altura de sus ojos, elige una, se levanta y va hacia la parte delantera de la mesa, frente a los cajones. Se agacha, mete la llave en la cerradura del segundo cajón, saca otro plátano, lo examina de cerca, cierra el cajón y echa la llave, se mete las llaves en el bolsillo, se vuelve, avanza hasta el borde del proscenio, se detiene, acaricia el plátano, lo monda, arroja la piel al foso, se mete la punta del plátano en la boca y se queda inmóvil, con la mirada perdida en el vacío. Finalmente tiene una idea: mete el plátano en uno de los bolsillos de su chaleco, del que sobresaldrá ostensiblemente, y con toda la velocidad de que es capaz, corre al fondo de la escena que está a oscuras. Diez segundos. Ruido de descorchar una botella. Quince segundos. Vuelve al espacio iluminado con un viejo libro de registro y se sienta a la mesa. Pone el libro sobre la mesa, se enjuaga los labios, se limpia las manos en el chaleco, da una palmada y se frota las manos.

KRAPP (vivamente): ¡Ah! (Se inclina sobre el libro, lo hojea, encuentra la anotación que busca, lee.) Caja... trres... bobina... ccinco. (Levanta la cabeza y mira fijamente hacia adelante. Con fruición.) ¡Bobina! (Pausa.) ¡Bobiiina! (Sonrisa feliz. Se inclina sobre la mesa y empieza a revolver cajas y a examinarlas muy de cerca.) Caja... trres... trres... cuatro... dos... (con sorpresa) ¡nueve! ¡Maldita sea!... siete... ¡ah, la muy canalla! (Coge una caja y la examina desde muy cerca.) Caja tres. (La pone en la mesa, la abre y se inclina sobre las bobinas que hay en su interior.) Bobina... (se inclina sobre el registro)... cinco... cinco... ¡ah, la muy granuja! (Saca una bobina, la examina muy de cerca.) Bobina cinco. (La deja sobre la mesa, cierra la caja tres y la vuelve a poner junto a las otras, coge la bobina.) Caja tres, bobina cinco. (Se inclina sobre el aparato, levanta la cabeza. Con fruición.) ¡Bobina! (Sonrisa de felicidad. Se inclina, coloca la bobina sobre el aparato, se frota las manos.) ¡Ah! (Se inclina sobre el libro, lee una anotación a pie de página.) Mamá por fin en paz... Hum... La pelota negra... (Levanta la cabeza, mira en vacío hacia adelante. Intrigado.) ¿Pelota negra?... (Se inclina otra vez sobre el libro, lee.) La criada morena... (Levanta la cabeza, se ensimisma, se inclina de nuevo sobre el libro, lee.) Ligera mejoría del estado intestinal... Hum... Memorable... ¿qué? (Acerca más los ojos al libro, lee.) Equinoccio, memorable equinoccio. (Levanta la cabeza, mira en vacío hacia adelante. Intrigado.) ¿Memorable equinoccio?... (Pausa. Se encoge de hombros, se inclina de nuevo sobre el libro, lee.) Adiós... al a... (vuelve la hoja)... mor.

(Levanta la cabeza, se ensimisma, se inclina de nuevo sobre el aparato, lo pone en marcha y queda a la escucha, es decir, de cara a la sala, el busto inclinado hacia adelante, con los codos sobre la mesa y la mano en forma de bocina detrás de la oreja en dirección al aparato.)

CINTA (voz recia, algo solemne, indudablemente la voz de KRAPP en una época muy anterior): Treinta y nueve años hoy, fuerte como un... (Al querer acomodarse mejor hace caer una de las cajas, suelta una palabrota, desconecta el aparato, barre con violencia cajas y libro, que caen al suelo, hace retroceder la cinta al punto de partida, vuelve a poner en marcha el aparato, adopta de nuevo la postura anterior.) Treinta y nueve años hoy, fuerte como un roble, aparte de mi viejo punto débil, e intelectualmente tengo mis razones para suponer que... (vacila)... que he alcanzado la cresta de la ola –o casi. Celebrada la solemne fecha, como los últimos años, tranquilamente en la taberna. Ni un alma. Sentado al amor de la lumbre, con los ojos cerrados, ocupado en separar el grano de la paja. Garabateado unas notas en el dorso de un sobre. Contento de estar de vuelta en mi cuchitril, con mis viejos harapos. Acabo de comer, siento decirlo, tres plátanos, y, con dificultades me abstuve de un cuarto. Algo fatal para un hombre en mis circunstancias. (Con vehemencia.) ¡Hay que eliminarlo! (Pausa.) El nuevo alumbrado de mi mesa es una gran mejora. Con esta oscuridad a mi alrededor me siento menos solo. (Pausa.) En cierto modo. (Pausa.) Me gusta levantarme para dar una vuelta por allí y luego volver aquí... (vacila)... conmigo. (Pausa.) Krapp.

(Pausa.)

El grano, es decir... me pregunto qué es lo que entiendo por grano... (vacila)... supongo que me refiero a esas cosas que aún valdrán la pena cuando todo el polvo haya –cuando todo el polvo haya arraigado. Cierro los ojos y lo intento, me las imagino.

(Pausa. KRAPP cierra los ojos un momento.)

Silencio extraordinario en esta noche. Agudizo el oído y no oigo ni un aliento. La vieja señorita McGlome siempre canta a esta hora. Pero esta noche no. Canciones de su adolescencia, dice. Difícil imaginarla de muchacha. Maravillosa anciana, sin embargo. De Connaught, me parece. (Pausa.) ¿Cantaré yo también cuando tenga su edad, si es que llego a tenerla? No. (Pausa.) ¿He cantado alguna vez? No.

(Pausa.)

Precisamente, recién escuchados, de un año viejo, pasajes al azar. No lo he comprobado en el libro, pero deben datar de diez o doce años por lo menos. Creo que en ese momento aún vivía con Bianca en Kedar Street. Salí bien de aquello. Gracias a Dios. Asunto sin esperanzas. (Pausa.) Poca cosa sobre ella, salvo un homenaje a sus ojos. Muy cálidos. Los he vuelto a ver de repente. (Pausa.) ¡Incomparables! (Pausa.) En fin... (Pausa.) Esas viejas exhumaciones suelen ser siniestras pero a menudo las encuentro... (KRAPP desconecta el aparato, se ensimisma, vuelve a conectar)... útiles antes de lanzarme a una nueva... (vacila) rememoración. ¡Que yo haya sido ese cretino! ¡Qué voz! ¡Jesús! ¡Y qué aspiraciones! (Risita a la que KRAPP se suma.) Beber menos, particularmente. (Risita de KRAPP solamente) Estadísticas. Mil setecientas horas sobre las ocho mil y pico precedentes, volatilizadas tan sólo en las tascas. Más del 20%, digamos el 40% de su vida activa. (Pausa.) Planes para una vida sexual menos... (vacila)... absorbente. Última enfermedad de su padre. Persecución cada vez más lánguida de la felicidad. Fracaso de los laxantes. Choteo a propósito de lo que él llama su juventud y acción de gracias por haber terminado. (Pausa.) Ahí desafiné. (Pausa.) Sombra del opus... magnum. Y para terminar un... (risita)... ladrido destinado a la Providencia. (Risa prolongada a la que KRAPP se suma.) ¿Qué queda de toda esa miseria? ¿Una muchacha con un viejo abrigo verde en el muelle de la estación? ¿No?

(Pausa.)

Cuando...

(KRAPP desconecta el aparato, queda un instante ensimismado, mira el reloj, se levanta, y va al fondo de la escena, en la oscuridad. Diez segundos. Ruido de descorchar una botella. Diez segundos. Segundo descorche. Diez segundos. Tercer descorche. Brizna súbita de canto tembloroso.)

KRAPP (canta): “Ahora el día termina, la noche desenvaina su alta noche, sombras...”

(Acceso de tos. Vuelve al espacio iluminado, se sienta, se enjuga los labios, conecta el aparato, adopta de nuevo su postura de escucha.)

CINTA: Recuerdo el año transcurrido, tal vez con –así lo espero– algo de mi vieja mirada futura, está naturalmente la casa del canal, donde mamá se extinguía, en el otoño moribundo después de una larga viudez (KRAPP se sobresalta), y el... (KRAPP desconecta, hace retroceder un poco la cinta, se inclina sobre el aparato y lo conecta de nuevo)... se extinguía, en el otoño moribundo después de una larga viudez y el...

(KRAPP desconecta el aparato, levanta la cabeza, mira frente a él al vacío. Sus labios se mueven en silencio articulando las sílabas de la viudez. Se levanta va al fondo de la escena, en la oscuridad, vuelve con un enorme diccionario, se sienta, lo coloca sobre la mesa y busca la palabra.)

KRAPP (leyendo en el diccionario): “Estado o condición de quién es o permanece viudo, o viuda”: (Levanta la cabeza. Intrigado.) ¿De quién es o permanece...? (Pausa. Se inclina otra vez sobre el diccionario, pasa unas hojas.) “Viudedad”... “viudez”... “viudo”, “viuda”... (Leyendo.) Los tupidos velos de la viudez... viudita, ave insectívora de la familia de los loros, con plumaje verde... y en la cabeza una especie de toca blanca... (Levanta la cabeza, Con deleite.) ¡La toca blanca de la viudita!

(Pausa. Cierra el diccionario, conecta el aparato, adopta su postura de escucha.)

CINTA:... banco junto a la acequia, desde el cual yo podía ver su ventana, me sentaba allí bajo el viento recio, deseoso de que ella terminara cuanto antes. (Pausa.) Casi nadie, solamente unos pocos asiduos, criadas, niños, ancianos, perros. Acabe por conocerlos bien –quiero decir de vista, ¡naturalmente! Recuerdo sobre todo a una joven belleza morena, toda blancura y almidón, con un busto incomparable, que empujaba un gran coche de niño con capota negra, fúnebre a más no poder. Cada vez que yo miraba en dirección suya, tenía sus ojos puestos en mí. Y, sin embargo, cuando me atreví a dirigirle la palabra –sin haber sido presentado– me amenazó con llamar a un guardia. ¡Como si mi intención hubiese sido deshonesta! (Risa.) ¡Qué cara puso! ¡Y qué ojos! ¡Como... (vacila)... crisólito! (Pausa.) En fin... (Pausa.) Estaba allí cuando... (KRAPP desconecta el aparato, se ensimisma, conecta de nuevo.)... se corrió la cortina, uno de esos chismes de color marrón sucio que se enrollan, estaba allí, dispuesto a tirar una pelota a un perrito blanco; cosas que pasan... Levanté la cabeza. Dios sabe por qué, ¡y al que se armó! En fin, asunto terminado. Todavía me quedé allí unos instantes, sentado en el banco, con la pelota en la mano y el perro que ladraba a mis pies y la mendigaba con la pata. (Pausa.) Instantes. (Pausa.) Sus instantes, mis instantes. (Pausa.) Los instantes del perro. (Pausa.) Finalmente se la di y la cogió con la boca, suavemente, suavemente. Una pelotita de goma, vieja, negra, maciza, dura. (Pausa.) La sentiré en mi mano hasta el día de mi muerte. (Pausa.) Podía haberla guardado. (Pausa.) Pero se la di al perro.

(Pausa.)

En fin...

(Pausa.)

Espiritualmente, un año de lo más negro y pobre hasta aquella memorable noche de marzo, en el extremo del muelle, bajo el ventarrón, jamás lo olvidaré, en que todo se me aclaró. Al fin, la revelación. Me imagino que esto es, sobre todo, lo que debo grabar esta noche, pensando en el día en que mi labor esté concluida y ya no quede sitio en mi memoria, ni frío ni cálido, para el milagro que... (vacila)... para el fuego que la abrasó. Lo que entonces vi de repente, fue que la creencia que había guiado toda mi vida, es decir... (KRAPP desconecta el aparato con impaciencia, hace avanzar la cinta, conecta de nuevo)... grandes rocas de granito y la espuma que brillaba a la luz del faro, y el anemómetro que daba vueltas como una hélice; veía claro, en fin, que la oscuridad que yo siempre había rechazado encarnizadamente era, en realidad, mi mejor... (KRAPP desconecta el aparato con impaciencia, hace avanzar la cinta, conecta de nuevo)... indestructible asociación, hasta mi disolución de tempestad y noche en la luz del entendimiento y el fuego... (KRAPP suelta una palabrota, desconecta el aparato, hace avanzar la cinta, conecta de nuevo)... el rostro contra sus senos, y mi mano sobre ella. Estábamos allí, tendidos, sin movernos. Pero debajo de nosotros todo se movía y nos movía, suavemente, de arriba abajo y de un lado a otro.

(Pausa.)

Pasada medianoche. Jamás conocí silencio semejante. Como si la tierra estuviese deshabitada.

(Pausa.)

Y aquí termino...

(KRAPP desconecta el aparato, hace retroceder la cinta, conecta de nuevo.)

... en el lago, con la barca, bogué cerca de la orilla, luego empujé la barca aguas adentro y abandoné a la deriva. Ella estaba tendida en las tablas del fondo, con las manos debajo de la cabeza y los ojos cerrados. Sol ardiente, apenas brisa, el agua algo rizada, como a mí me gusta. Noté un rasguño en su muslo y le pregunté cómo se lo había hecho. Cogiendo cascallejas, me respondió. Volví a decirle que aquello me parecía inútil, y que no merecía la pena continuar, y ella dijo que sí sin abrir los ojos. (Pausa.) Entonces le pedí que me mirase y al cabo de unos instantes... (pausa)... al cabo de unos instantes lo hizo, pero sus ojos eran como grietas por culpa del sol. Me incliné sobre ella para darle sombra y los ojos se abrieron. (Pausa.) Me dejaron entrar. (Pausa.) La barca se había metido entre las cañas y se quedó encallada. ¡Cómo se doblaron, con un suspiro, ante la proa! (Pausa.) Me deslicé por encima de ella, el rostro contra sus senos, y mi mano sobre ella. Estábamos allí, tendidos, sin movernos. Pero debajo de nosotros todo se movía y nos movía, suavemente, de arriba abajo y de un lado a otro.

(Pausa.)

Pasada medianoche. Jamás conocí silencio semejante. Como si la tierra estuviese deshabitada.

(KRAPP desconecta el aparato; se ensimisma. Finalmente registra en sus bolsillos, da con el plátano, lo saca, lo examina de cerca, lo vuelve a meter en el bolsillo, hurga de nuevo, saca el sobre, registra otra vez, devuelve el sobre a su sitio, mira su reloj, se levanta y va al fondo de la escena, en la oscuridad. Diez segundos. Ruido de una botella que choca con un vaso. Luego, breve ruido de sifón. Diez segundos. Otra vez la botella contra el vaso, sin más. Diez segundos. Vuelve con paso inseguro al espacio iluminado, va hasta la parte delantera de la mesa. De espaldas a la sala saca el llavero, lo eleva a la altura de sus ojos, elige una llave, abre el primer cajón, mira dentro, lo registra con la mano, saca una bobina, la examina muy de cerca, cierra el cajón con llave, mete el llavero en el bolsillo, va a sentarse, quita la bobina del aparato, la deja encima del diccionario, coloca la bobina virgen en el aparato, saca el sobre del bolsillo, mira el dorso del sobre, lo deja encima de la mesa, se ensimisma, conecta el aparato, carraspea y empieza a grabar.)

KRAPP:... Acabando de escuchar a este pobre cretino que tomé por mí hace treinta años. Difícil de creer que fuese estúpido hasta ese extremo. Gracias a Dios, por lo menos todo eso ya pasó. (Pausa.) ¡Qué ojos tenía! (Se ensimisma se da cuenta de que está grabando el silencio, desconecta el aparato, se ensimisma. Finalmente.): Ahí estaba todo, todo lo... (Se da cuenta de que el aparato no está conectado, lo conecta.) ¡Todo estaba ahí, toda esa vieja carroña de planeta, toda la luz y la oscuridad y el hambre y las comilonas de los... (vacila)... de los siglos! (Pausa. Con un grito.) ¡Sí! (Pausa. Amargo.) ¡Que desaparezca! ¡Jesús! ¡Habría podido distraerle de sus deberes! ¡Jesús! (Pausa. Cansado.) En fin, quizá tenía razón. (Pausa.) Quizá tenía razón. (Se ensimisma. Unos segundos de silencio. Al darse cuenta desconecta el aparato. Consulta el sobre.) ¡Bah! (Lo arruga y lo tira. Se ensimisma. Conecta el aparato.) Nada que decir; ni pío. ¿Qué representa hoy un año? Bolo ácido y tapón en el culo. (Pausa.) Saboreado la palabra bobina. (Con deleite.) ¡Bobiiina! El instante más feliz de los últimos quinientos mil. (Pausa.) Diecisiete ejemplares vendidos, once de ellos a precios de mayorista, a bibliotecas municipales de ultramar. En camino de ser alguien. (Pausa.) Una libra, seis chelines y algunos peniques, ocho probablemente. (Pausa.) Me aventuré afuera una o dos veces antes de que el verano se enfriase. Permanecía sentado en el parque, tiritando, enfrascado en mis sueños y deseando acabar pronto. Ni un alma. (Pausa.) Últimas quimeras. (Con vehemencia) ¡Fuera! ¡Atrás! (Pausa.) Volví a quemarme las cejas leyendo Effie, una página por día, otra vez con lágrimas. Effie... (Pausa.) Habría podido ser feliz con ella allá en el Báltico, entre los pinos y las dunas. (Pausa.) ¿Habría podido? (Pausa.) ¿Y ella? (Pausa.) ¡Bah! (Pausa.) Fanny vino una o dos veces. Vieja sombra esquelética de puta. Imposible hacer gran cosa, pero mejor en todo caso que una patada en la muleta. La última vez no estuvo del todo mal. ¿Cómo te las arreglas, me dijo, a tu edad? Le respondí que me había reservado para ella toda mi vida. (Pausa.) Una vez estuve en la iglesia a la hora de Vísperas, como cuando llevaba pantalones cortos. (Pausa. Canta.)

“Ahora el día termina,
la noche desenvaina su alta noche,
sombras... (acceso de tos.
Casi inaudible.)... del crepúsculo
cruzan furtivamente por el cielo.”

(Jadeante.) Me quedé dormido y he caído del banco. (Pausa.) Alguna vez, por la noche, me pregunto si un último esfuerzo no sería quizá... (Pausa.) ¡Basta! ¡Vacía la botella y el catre!... (Pausa.) Continúa con estas vaciedades mañana. O no pases de ahí. (Pausa.) Acomódate en la oscuridad, pegado a la almohada... y vagabundea. Vuelve al valle una víspera de Navidad a coger el aceo, el de bayas rojas. (Pausa.) Una mañana brumosa de domingo vuelve a subir al Croghan, con la perra; párate y escucha las campanas. (Pausa.) Y así sucesivamente. (Pausa.) Vuelve a... vuelve a... (Pausa.) Toda esa vieja miseria. (Pausa.) Con una vez no tuviste bastante. (Pausa.) Deslízate pro encima de ella.

(Pausa prolongada. Se inclina bruscamente sobre el aparato, lo desconecta, saca la bobina con la cinta que estaba grabando, la arroja al suelo, coloca la otra bobina en el aparato, lo hace avanzar hasta un punto determinado, conecta el aparato, escucha con la mirada fija delante de él.)

CINTA:... cascallejas me respondió. Volví a decirle que aquello me parecía inútil, y que no merecía la pena continuar, y ella dijo que sí sin abrir los ojos. (Pausa.) Entonces le pedí que me mirase y al cabo de unos instantes... (pausa)..., al cabo de unos instantes lo hizo, pero sus ojos eran como grietas por culpa del sol. Me incliné sobre ella para darle sombra y los ojos se abrieron. (Pausa.) Me dejaron entrar. (Pausa.) La barca se había metido entre las cañas y se quedó encallada. ¡Cómo se doblaron, con un suspiro, ante la proa! (Pausa.) Me deslicé por encima de ella, el rostro contra sus senos, y mi mano sobre ella. Estábamos allí, tendidos, sin movernos. Pero debajo de nosotros todo se movía y nos movía, suavemente, de arriba abajo y de un lado a otro.

(Pausa. Los labios de KRAPP se mueven en silencio.)

Pasada medianoche. Jamás conocí silencio semejante. Como si la tierra estuviese deshabitada.

(Pausa.)

Y aquí termino esta cinta. Caja... (pausa)... tres, bobina... (pausa)... cinco. (Pausa.) Quizá mis mejores años han pasado. Cuando existía alguna posibilidad de ser feliz. Pero ya no querría tenerla otra vez. Y menos ahora, que tengo ese fuego en mí. No querría tenerla otra vez.

(KRAPP permanece inmóvil, con los ojos fijos en el vacío. La cinta continúa rodando en silencio.)

TELÓN


Samuel Beckett

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Samuel Beckett.Krapp´s Last Tape

Samuel Beckett
Krapp's Last Tape

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A late evening in the future.
Krapp's den.
Front centre a small table, the two drawers of which open towards audience.
Sitting at the table, facing front, i.e. across from the drawers, a wearish old man: Krapp
Rusty black narrow trousers too short for him. Rust black sleevless waistcoat, four capaciou pockets. Heavy silver watch and chain. Grimy white shirt open at neck, no collar. Surprising pair of dirty white boots, size ten at least, very narrow and pointed.
White face. Purple nose. Disordered grey hair. Unshaven.
very near-sighted (but unspectacled). Hard of hearing.
Cracked voice. Distinctive intonation.
Laborious walk.
On the table a tape-recorder with microphone and a number of cardboard boxes containing reels of recorded tapes.
table and immediately adjacent area in strong white light. Rest of stage in darkness.
Krapp remains a moment motionless, heaves a great sigh, looks at his watch, fumbles in his pockets, takes out an evelope, puts it back, fumbles, takes out a small bunch of keys, raises it to his eyes, chooses a key, gets up and moves to front of table. He stoops, unlocks first drawer, peers into it, feels about inside it, takes out a reel of tape, peers at it, puts it back, locks drawer, unlocks second drawer peers into it, feels about inside it, takes out a large banana, peers at it, locks drawer, puts keys back in his pocket. He turns, advances to edge of stage, halts, strokes banana, peels it, drops skin at his feet, puts end of banana in his mouth and remains motionless, staring vacuously before him. Finally he bites off the end, turns aside and begins pacing to and fro at edge of stage, in the light, i.e. not more than four or five paces either way, meditatively eating banana. He treads on skin, slips, nearly falls, recovers himself, stoops and peers at skin and finally pushes it, still stooping, with his foot over the edge of the stage into pit. He resumes his pacing, finishes banana, returns to table, sits down, remains a moment motionless, heaves a great sigh, takes keys from his pockets, raises them to his eyes, chooses key, gets up and moves to front of table, unlocks second drawer, takes out a second large banana, peers at it, locks drawer, puts back his keys in his pocket, turns, advances to the edge of stage, halts, strokes banana, peels it, tosses skin into pit, puts an end of banana in his mouth and remains motionless, staring vacuously before him. Finally he has an idea, puts banana in his waistcoat pocket, the end emerging, and goes with all the speed he can muster backstage into darkness. Ten seconds. Loud pop of cork. Fifteen seconds. He comes back into light carrying an old ledger and sits down at table. He lays ledger on table, wipes his mouth, wipes his hands on the front of his waistcoat, brings them smartly together and rubs them.
KRAPP

(briskly). Ah! (He bends over ledger, turns the pages, finds the entry he wants, reads.) Box . . . thrree . . . spool . . . five. (he raises his head and stares front. With relish.) Spool! (pause.) Spooool! (happy smile. Pause. He bends over table, starts peering and poking at the boxes.) Box . . . thrree . . . three . . . four . . . two . . . (with surprise) nine! good God! . . . seven . . . ah! the little rascal! (He takes up the box, peers at it.) Box thrree. (He lays it on table, opens it and peers at spools inside.) Spool . . . (he peers at the ledger) . . . five . . . (he peers at spools) . . . five . . . five . . . ah! the little scoundrel! (He takes out a spool, peers at it.) Spool five. (He lays it on table, closes box three, puts it back with the others, takes up the spool.) Box three, spool five. (He bends over the machine, looks up. With relish.) Spooool! (happy smile. He bends, loads spool on machine, rubs his hands.) Ah! (He peers at ledger, reads entry at foot of page.) Mother at rest at last . . . Hm . . . The black ball . . . (He raises his head, stares blankly front. Puzzled.) Black ball? . . . (He peers again at ledger, reads.) The dark nurse . . . (He raises his head, broods, peers again at ledger, reads.) Slight improvement in bowel condition . . . Hm . . . Memorable . . . what? (He peers closer.) Equinox, memorable equinox. (He raises his head, stares blankly front. Puzzled.) Memorable equinox? . . . (Pause. He shrugs his head shoulders, peers again at ledger, reads.) Farewell to--(he turns the page)--love.

He raises his head, broods, bends over machine, switches on and assumes listening posture, i.e. leaning foreward, elbows on table, hand cupping ear towards machine, face front.

TAPE
(strong voice, rather pompous, clearly Krapp's at a much earlier time.) Thirty-nine today, sound as a--(Settling himself more comfortable he knocks one of the boxes off the table, curses, switches off, sweeps boxes and ledger violently to the ground, winds tape back to the beginning, switches on, resumes posture.) Thirty-nine today, sound as a bell, apart from my old weakness, and intellectually I have niw every reason to suspect at the . . . (hesitates) . . . crest of the wave--or thereabouts. Celebrated the awful occasion, as in recent years, quietly at the winehouse. Not a soul. Sat before the fire with closed eyes, separation the grain from the husks. jotted down a few notes, on the back on an envelope. Good to be back in my den in my old rags. Have just eaten I regret to say three bananas and only with difficulty restrained a fourth. Fatal things for a man with my condition. (Vehemently.) Cut 'em out! (pause.) The new light above my table is a great improvement. With all this darkness around me I feel less alone. (Pause.) In a way. (Pause.) I love to get up and move about in it, then back here to . . . (hesitates) . . . me. (pause.) Krapp.

Pause.
The grain, now what I wonder do I mean by that, I mean . . . (hesitates) . . . I suppose I mean those things worth having when all the dust has--when all my dust has settled. I close my eyes and try and imagine them.
Pause. Jrapp closes his eyes briefly.
Extraordinary silence this evening, I strain my ears and do not hear a sound. Old Miss McGlome always sings at this hour. But not tonight. Songs of her girlhood, she says. Hard to think of her as a girl. Wonderful woman, though. Connaught, I fancy. (Pause.) Shall I sing when I am her age, if I ever am? No. (Pause.) Did I sing as a boy? No. (Pause.) Did I ever sing? No.
Pause.
Just been listening to an old year, passaages at random. I did not check in the book, but it must be at least tne or twelve years ago. At that time I think I was still living on and off with Bianca in Kedar Street. Well out of that, Jesus yes! Hopeless business. (Pause.) Not much about her, apart from a tribute to her eyes. Very warm. I suddenly was them again. (Pause.) Incomparable! (Pause.) Ah well . . . (Pause.) These old P.M.s are gruesome, but I often find them--(Krapp switches off, broods, switches on)--a help before embarking on a new . . . (hestitates) . . . retrospect. Hard to believe I was ever that young whelp. The voice! Jesus! And the aspirations! (Brief laugh in which Krapp joins.) And the resolutions! (Brief laugh in which Krapp joins.) To drink less, in particular. (Brief laugh of Krapp alone.) Statistics. Seventeen hundred hours, out of the preceding eight thousand odd, consumed on licensed premises alone. More than 20%, say 40% of his waking life. (Pause.) Plans for a less . . . (hesitates) . . . engrossing sexual life. Last illness of his father. Flagging pursuit of happiness. Unattainable laxation. Sneers at what he calls his youth and thanks to God that it's over. (Pause.) False ring there. (Pause.) Shadows of the opus . . . magnum. Closing with a --(brief laugh)--yelp to Providence. (Prolonged laugh in which Krapp joins.) What remains of all that misery? A girl in a shabby green coat, on a railway-station platform? No?
Pause.
When I look--
Krapp switches off, broods, looks at his watch, gets up, goes backstage into darkness. Ten seconds. pop of cork. Ten seconds. Second cork. Ten seconds. Third cork. Ten seconds. Brief burst of quavering song.
KRAPP

(sings).
Now the day is over,
Night is drawing nigh-igh,
Shadows--
Fit of coughing. He comes back into light, sits down, wipes his mouth, switches on, resumes his listening posture.
TAPE

--Back on the year that is gone, with what I hope is perhaps a glint of the old eye to come, there is of course the house on the canal where mother lay a-dying, in the late autumn, after her long viduity (Krapp gives a start), and the--(Krapp switches off, winds back tape a little, bends his ear closer to the machine, switches on)--a-dying, after her long viduity, and the--
Krapp switches off, raises his head, stares blankly before him. His lips move in the syllables of "viduity." No sound. He gets up, goes back stage into darkness, comes back with an enormous dictionary, lays it on table, sits down and looks up the word.
KRAPP

(reading from dictionary). State--or condition of being--or remaining--a widow--or widower. (Looks up. Puzzled.) Being--or remaining? . . . (Pause. He peers again at dictionary. Reading.) "Deep weeds of viduity" . . . Also of an animal, especially a bird . . . the vidua or weaver bird . . . Black plumage of male . . . (He looks up. With relish.) The vidua0bird!
Pause. He closes dictionary, switches on, reusmes listening posture.
TAPE

--bench by the weir from where I could see her window. There I sat, in the biting wind, wishing she were gone. (Pause.) Hardly a soul, just a few regulars, nursemaids, infants, old men, dogs. I got to know them quite well--oh by appearance of course I mean! One dark young beauty I recall particularly, all white and starch, incomparable bosom, with a big black hooded perambulator, most funereal thing. Whenever I looked in her direction she had her eyes on me. And yet when I was bold enough to speak to her--not having been introduced--she threatened to call a policeman. As if I had designs on her virtue! (Laugh. Pause.) The face she had! The eyes! Like . . . (hesitates) . . . chrysolite! (Pause.) Ah well . . . (Pause.) I was there when--(Krapp switches off, broods, switches on again)--the blind went down, one of those dirty brown roller affairs, throwing a ball for a little white dog, as chance would have it. I happened to look up and there it was. All over and done with, at last. I sat on for a few moments with the ball in my hand and the dog yelping and pawing at me. (Pause.) Moments. Her moments, my moments. (Pause.) The dog's moments. (Pause.) In the end I held it out to him and he took it in his mouth, gently, gently. A small, old, black, hard, solid rubber ball. (Pause.) I shall feel it, in my hand, until my dying day. (Pause.) I might have kept it. (Pause.) But I gave it to the dog.
Pause.
Ah well . . .
Pause.
Spiritually a year of profound gloom and indulgence until that memorable night in March at the end of the jetty, in the howling wind, never to be forgotten, when suddenly I saw the whole thing. The vision, at last. This fancy is what I have cheifly to record this evening, againt the day when my work will be done and perhaps no place left in my memory, warm or cold, for the miracle that . . . (hesitates) . . . for the fire that set it alight. What I suddenly saw then was this, that the beleif I had been going on all my life, namely--(Krapp switches off impatiently, winds tape foreward, switches on again)--great granite rocks the foam flying up in the light of the lighhouse and thw wind-gauge spinning like a propellor, clear to me at last that the dark I have always struggled to keep under is in reality--(Krapp curses, switches off, winds tape foreward, switches on again)--unshatterable association until my dissolution of storm and night with the light of the understanding and the fire--(Krapp curses loader, switches off, winds tape foreward, switches on again)--my face in her breasts and my hand on her. We lay there without moving. But under us all moved, and moved us, gently, up and down, and from side to side.
Pause.
Past midnight. Never knew such silence. The earth might be uninhabited.
Pause.
Here I end--
Krapp switches off, winds tabe back, switches on again.
--upper lake, with the punt, bathed off the bank, then pushed out into the stream and drifted. She lay streched out on the floorboards with her hands under her head and her eyes closed. Sun blazing down, bit of a breeze, water nice and lively. I noticed a scratch on her thigh and asked her how she came by it. Picking gooseberries, she said. I said again I thought it was hopeless and no good going on, and she agreed, without opening her eyes. (Pause.) I asked her to look at me and after a few moments--(pause)--after a few moments she did, but the eyes just slits, because of the glare. I bent over her to get them in the shadow and they opened. (Pause. Low.) Let me in. (Pause.) We drifted in among the flags and stuck. The way they went down, sighing, before the stem! (Pause.) I lay down across her with my face in her breasts and my hand on her. We lay there without moving. But under us all moved, and moved us, gently, up and down, and from side to side.
Pause.
Past midnight. Never knew--
Krapp switches off, broods. Finally he fumbles in his pockets, encounters the banana, takes it out, peers at it, puts it back, fumbles, brings out the envelope, fumbles, puts back envelope, looks at his watch, gets up and goes backstage into darkness. Ten seconds. Sound of bottle against glass, then brief siphon. Ten seconds. Bottle against glass alone. Ten seconds. He comes back a little unsteadily into light, goes to the front of table, takes out keys, raises them to his eyes, chooses key, unlocks first drawer, peers into it, feels about inside it, takes out reel, peers at it, locks drawer, puts keys back in his pocket, goes and sits down, takes reel off machine, lays it on dictionary, loads virgin reel on machine, takes envelope from his pocket, consults back of it, lays it on table, switches on, clears his throat and begins to record.
KRAPP

Just been listening to that stupid bastard I took myself for thirty years ago, hard to beleive I was ever as bad as that. Thank God that's all done with anyway. (Pause.) The eyes she had! (Broods, realizes he is recording silence, switches off, broods. Finally.) Everything there, everything, all the--(Realizing this is not being recorded, switches on.) Everything there, everything on this old muckball, all the light and dark and famine and feasting of . . . (hesitates) . . . the ages! (In a shout.) Yes! (Pause.) Let that go! Jesus! Take his mind off his homework! Jesus (Pause. Weary.) Ah well, maybe he was right. (Broods. Realizes. Switches off. Consults envelope.) Pah! (Crumples it and throws it away. Broods. Switches on.) Nothing to say, not a squeak. What's a year now? The sour cud and the iron stool. (Pause.) Revelled in the word spool. (With relish.) Spooool! Happiest moment of the past half million. (Pause.) Seventeen copies sold, of which eleven at trade price to free circulating libraries beyond the seas. Getting known. (Pause.) One pound six and something, eight I have little doubt. (Pause.) Crawled out once or twice, before the summer was cold. Sat shivering in the park, drowned in dreams and burning to be gone. Not a soul. (Pause.) Last fancies. (Vehemently.) Keep 'em under! (Pause.) Scalded the eyes out of me reading Effir again, a page a day, with tears again. Effie . . . (Pause.) Could have been happy with her, up there on the Baltic, and the pines, and the dunes. (Pause.) Could I? (Pause.) And she? (Pause.) Pah! (Pause.) Fanny came in a couple of times. Bony old ghost of a whore. Couldn't do much, but I suppose better than a kick in the crutch. The last time wasn't so bad. How do you manage it, she said, at your age? I told her I'd been saving up for her all my life. (Pause.) Went to Vespers once, like when I as in short trousers. (Pause. Sings.))
Now the day is over,
Night is drawing nigh-igh,
Shadows--(coughing, then almost inaudible)--of the evening
Steal across the sky.
(Gasping.) Went to sleep and fell off the pew. (Pause.) Sometimes wondered in the night if a last effort mightn't--(Pause.) Ah finish yout booze now and get to your bed. Go on with this drivel in the morning. Or leave it at that. (Pause.) Leave it at that. (Pause.) Lie propped up in the dark--and wander. Be again in the dingle on a Christmas Eve, gathering holly, the red-berried. (Pause.) Be again on Croghan on a Sunday morning, in the haze, with the bitch, stop and listen to the bells. (Pause.) And so on. (Pause.) Be again, be again. (Pause.) All that old misery. (Pause.) Once wasn't enough for you. (Pause.) Lie down across her.

Long pause. He suddenly bends over machine, switches off, wrenches off tape, throws it away, puts on the other, winds it foreward to the passage he wants, switches on, listens staring front.
TAPE

--gooseberries, she said. I said again I thought it was hopeless and no good going on, and she agreed, without opening her eyes. (Pause.) I asked her to look at me and after a few moments--(pause)--after a few moments she did, but the eyes just slits, because of the glare. I bent over her to get them in the shadow and they opened. (Pause. Low.) Let me in. (Pause.) We drifted in among the flags and stuck. The way they went down, sighing, before the stem! (Pause.) I lay down across her with my face in her breasts and my hand on her. We lay there without moving. But under us all moved, and moved us, gently, up and down, and from side to side.
Pause. Krapp's lips move. No sound.
Past midnight. Never knew such silence. The earth might be uninhabited.
Pause.
Here I end this reel. Box--(pause)--three, spool--(pause)--five. (Pause. Perhaps my best years are gone. When there was a chance of happiness. But I wouldn't want them back. Not with the fire in me now. No, I wouldn't want them back.
Krapp motionless staring before him. The tape runs on in silence.
CURTAIN

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GABY

Gaby es un amigo silencioso.Acaba de poner al día la pagina web.It is said, la verdadera amistad es sutil.


sutil.
(Del lat. subtīlis).
1. adj. Delgado, delicado, tenue.
2. adj. Agudo, perspicaz, ingenioso.

Cool, awesome, gorgeous.


Desde la fundación del taller ha colaborado de forma gratuita; colaborar, such a crap, no, es el fundador tecnologico de El Mono Rojo.


Gaby, gracias, gracias, gracias. http://www.tobecloser.com/, gracias

No os lo perdáis:
http://www.elmonorojo.com/

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martes, noviembre 01, 2011

Samuel Beckett - Krapp's Last Tape (Patrick Magee)

La Tía Julia y El Escribidor




...Y se refiere a la diferencia de edad entre ambos "lo justo para que pudieras ser mi hijo"(p.110).Pero hay más todavía; el plan matrimonial se vincula constantemente(como en el primer pasaje citado) con la imagen clásica de una vida consagrada por entero a la literatura en la hipotética buhardilla parisina:"Le conté ( a Julia) toda mi vida, no la pasada sino la que tendría en el futuro, cuando viviera en París y fuera escritor.Le dije que quería escribir desde que había leído por primera vez a Alejandro Dumas, y que desde entonces soñaba con viajar a Francia y vivir en una buhardilla, en el barrio de los artistas entregado totalmente a la literatura, la cosa más formidable del mundo"(pp.108-109).Ese proyecto exige sacrificios y condiciones especiales, uno de los cuales parece facilitado por la esterilidad de Julia: " Si alguna vez me caso , yo nunca tendría hijos-le advertí-, los hijos y la literatura son icompatibles"(p.110).La esterilidad biológica es, paradójicamente, la garantía de la fecundidad creadora, lo que hace más comprensible la extraña pasión que los une: él mismo será el hijo imposible para Julia y a la vez el "padre" de las obras literarias que se promete realizar a su lado...

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De Tintines y Tontinas

En fin, a Hispanola Tintín le parece un simplóm. Y Tintín, c´est moi. Pobre Flaubert, no inventó el c´est moi, pero esa es otra historia.Bueno, well, cool. A los seis años yo devoraba tintines heredados de un primo comunista y eso marca.Y tanto, a los diez le prometí a mi hermano que viajaríamos juntos a los lugares donde se desarrollaban las aventuras.A pesar del comunismo. Y no lo cumplí, porque lo hice, sí, acompañada de otro hombre.Mi hermano nunca me ha guardado rencor por esa pequeña deslealtad, pero todavía se muere de risa cuando afirma que mi vida es y ha sido muy tintinesca ??Sin ir más lejos, afirma que mis amigos son raros, como los de Tintin.Y es cierto. Pobre, quién no lo sea. Que mi gran amor looks like to Tintín.Ahí se pasa un poco, pero no haré comentarios ****?''¡¡¡


Ahora que lo pienso, lo cierto es que viajo mucho y escribo poco, como Tintín.Duele. También es verdad que insulté a una monja llamándola iconoclasta, eso para mis memoirs, y todavía utilizo filibusteros, los sufre Dimitri en Atenas...blablablá,blablablá.Well, de aquellos tintines vinieron los bloomes, los quijanos, las kareninas, los clutter, las fortunatas,los krapps.Y tantos otros.


PS.La película de Spielberg:irreprochable eso que aquí llaman la "performance capture".Pero le sobran narices a mi pobre capitán Haddock y también a H&F.Rosita Boland escribe que a Tintin le han puesto botox.Ja, ja.Bueno, lo de siempre:¿ el libro o la película? Steven no leia tintines de pequeño y se le nota.Por eso le ha ido tan bien.

Con un poquito de rinoplastia, menos moralina con Haddock, más trama, consultar Henry James, y menos brincos a lo americano, esto no es un rodeo,...la próxima estará mejor.Lo de las gafas pone y el principio es precioso.Me voy a Beckett: Krapp´s Last Tape.