domingo, julio 28, 2013

Tamarindo

Antes de tumbarme bajo el tamarindo, recuerdo la palabra infabilidad, cualidad del infalible. Los maquinistas, capitanes de barcos, comandantes de aeronaves y nosotros sin ir máas lejos mo  somos infalibles. Jaquecas, infartos, hipoglucemias y otros males nos pueden aquejar de forma súbita. Acaso una mosca o el viento nos desconcentre. Antes de tumbarme bajo el tamarindo, defender a los que fallamos, pero no a las multinacionales que por avidez no ponen al día los sistemas de seguridad. Shame on them.
Sólo Dios es infalible, pero ya sabemos que no trabaja todos los días.

Las campanas doblan por todos. Amen.

jueves, julio 18, 2013

Tarde de verano (Haiku)

Levante en calma,
atardece sobre el mar,
rubores de sol.

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jueves, julio 11, 2013

Las calores

Había llegado a pensar que “verano en Dublín” era un oximoron.

Pero este año los vientos soplan por otras latitudes y el sol ha tomado la bahía.

Las dublinesas visten  escotes y tirantes  y por primera observo esas miradas en los oficinistas, Perplejas y furtivas acarician  tobillos y muñecas.

Y por primera vez veo a los niños en bañador suplicando un chapuzón más a sus madres.

Madres que se abanican con el Irish Times y susurran esto no hay quien lo aguante.

El calor y las calores.

Y por primera vez he visto a la gente arremolinarse en la heladería Teds.

Y por primera vez he oído a los taxistas con las ventanillas bajadas recriminar a los peatones tío a ver s miras el semáforo o ponerse a bailar en medio d Temple Bar

 Y por primera vez el césped amarillea, los árboles se mustian y mis amigas buscan el libro de instrucciones para encender el aire acondicionado.

Y por primera vez los alumnos han aplaudido cuando he terminado la clase y yo les he pedido que por favorcito  caminen por la sombra y beban mucha agua, pues sólo un alumno insolado es agradecido.




Mañana puede ser el día más caluroso en  doscientos años.

Cortázar, el rey del intertexto


domingo, julio 07, 2013

El perseguidor (y 2ª parte) Homenaje al gran cronopio en el 50º aniversario de Rayuela.

Frente a Jhonny, Bruno, crítico de jazz y amigo de Jhonny, aparece como la otra cara de la moneda. Convencional, sensato, protector de Jhonny, al que saca de más un lío en el que le mete su mala cabeza, será testigo de los vanos intentos de Jhonny por alcanzar el cielo con su música. Bruno, narrador del relato en primera persona, es consciente de su estéril condición de crítico frente a la fuerza creadora de Jhonny, pero no luchará como éste, se ha rendido hace mucho, se ha acomodado al tiempo de los relojes, lo que si por un lado le permite vivir desahogadamente (en parte, del propio Jhonny, cuya biografía ha publicado con éxito), por otro le produce ramalazos de insatisfacción y mala conciencia.

Es la tensión entre estos dos personajes lo que vertebra y hace progresar el relato. Una tensión que está presente desde la primera página, en la que Jhonny saluda la llegada de Bruno, que acude en su ayuda, diciendo: “El compañero Bruno es fiel como el mal aliento”, hasta que explota casi al final del relato cuando el músico reprocha a Bruno haberle desfigurado en su biografía hasta hacerle irreconocible para si mismo, haberse olvidado de él como persona y de su eterna y fracasada búsqueda del tiempo absoluto.

Las dos citas que abren el relato ilustran sobre la clave de esta tensión. La primera de ellas, del Apocalipsis, reza: “Sé fiel hasta la muerte.” Esa es la clave. La fidelidad al original es capital para quien, como Cortázar, se dedicó durante años a la traducción antes de alcanzar el éxito literario. Y lógicamente debe serlo también para un crítico, como es Bruno. Fidelidad no solo al original, sino también al amigo y sobre todo a sí mismo. Jhonny lo será hasta su muerte, Bruno dejó de serlo hace tiempo.

La segunda cita es el primer verso de un célebre poema de Dylan Thomas: “Oh, hazme una máscara.” Esta frase, que pronunciará Jhonny justo ante de morir, parece dirigida a Bruno, de un lado como llamada de socorro ante la muerte - recordemos la costumbre de los antiguos romanos de sacar máscaras de cera de la cara de los cadáveres para preservar su imagen. Y de otro, como recordatorio de su enfado por haberle desfigurado en su biografía.

La muerte de Jhonny resolverá la tensión. Bruno dejará de temer un desmentido a su biografía, que tantos éxitos está recogiendo, así como de sentir la búsqueda de Jhonny, su persecución del tiempo eterno, como un reproche permanente.

El perseguidor sería el avance de toda una serie de inquietudes que posteriormente Cortázar desarrollaría con mucha más profundidad y alcance en Rayuela.

viernes, julio 05, 2013

El perseguidor (1ª parte)


El perseguidor, relato integrante del volumen “Las armas secretas” (1959), y el más extenso de toda su producción cuentística, supone una ruptura con toda la obra anterior de Cortázar, con su forma de entender el relato y de acercarse a la realidad. Cortázar declarará: “Hasta ese momento me sentía satisfecho con invenciones de tipo fantástico… Pero cuando escribí El perseguidor… sentí que debía ocuparme de algo que estaba mucho más cerca de mí mismo. En ese cuento deje de sentirme seguro… En El perseguidor quise renunciar a toda invención y ponerme dentro de mi propio terreno personal…, mirar al hombre, mirar también a mi prójimo. Yo había mirado muy poco al género humano hasta que escribí El perseguidor.”


El protagonista, Jhonny Carter, está basado en el célebre saxofonista de jazz Charlie Parker “Bird”, a cuya memoria está dedicado el relato, y que fue uno de los máximos representantes junto con Thelonius Monk y Dizzy Gillespie, entre otros, del movimiento conocido como “bebop”, que tras la Segunda Guerra Mundial revolucionó el jazz, marcando el paso del jazz tradicional al moderno. Las andanzas y circunstancias de Jhonny reflejan bastante fielmente las de Parker, sin más que algunos cambios de nombre (Lan por Chan, Bee por Pree, la marquesa Tica por la baronesa Pannonica) y una piadosa sustitución de la heroína por el alcohol y la marihuana.


Cortázar, apasionado del jazz, utiliza está música, cuyas características y técnica creativa (importancia de los solos improvisados) la hacen especialmente adecuada para ello, con el fin de presentar la inspiración artística como puerta de acceso a otro nivel de realidad, como modo de trascender el tiempo y el espacio reales y elevarse a un estado superior.


Jhonny, músico genial pero incapaz de organizar mínimamente su vida, buscará, perseguirá (de ahí el título) toda su existencia con su saxo esa otra dimensión, que tan solo logrará atisbar en unas pocas ocasiones pero que siempre se le terminará escapando. Su permanente lucha con el tiempo convencional, plasmada en la magistral frase “Esto lo estoy tocando mañana”, no tendrá más objetivo que alcanzar ese otro nivel temporal, donde un minuto y medio son quince y todo es perfecto, cuyas puertas solo la música le ha entreabierto alguna vez, para al cabo quedar siempre frustrado. Pero su constante fracaso no impedirá que lo siga intentando, manoteando desesperadamente con su saxo contra el tiempo.

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jueves, julio 04, 2013

Wimblendon

Una de mis alumnas, Marie Robinson, no confundir con la famosa vecina, ex presidenta Irlanda, me invitó a Wimblendon porque su marido tiene un problemita de espalda. Los maridos con hernia de disco son los mejores. En fin, no pude negarme a pesar del sacrificio. Tendido sol, que en Londres se agradece. Marie dice que yo entiendo mucho de tenis, literatura y pimientos. Como las anglosajonas son muy witty, muevo la cabeza a izquierda a derecha mientras preparo la conferencia de la próxima semana, no encuentro los acentos, escribo estas lineas y pienso en el congreso de Portora. Dejo de escribir porque el guy besides me, con un traje raro, raro, raro, acaba de dar un respingo.

Well, said George, you better not think about it. Esta es la frase final de The Killers.

Asociacion libre de ideas: el traje y The Killers

Corrijo el lunes

"How all the other passions fleet to air, as doubtful thoughts and rash embraced despair and shuddering fear and green-eyed jealousy!"