Las calores
Había llegado a pensar que “verano
en Dublín” era un oximoron.
Pero este año los vientos soplan
por otras latitudes y el sol ha tomado la bahía.
Las dublinesas visten escotes y tirantes y por primera observo esas miradas en los
oficinistas, Perplejas y furtivas acarician tobillos y muñecas.
Y por primera vez veo a los niños
en bañador suplicando un chapuzón más a sus madres.
Madres que se abanican con el
Irish Times y susurran esto no hay quien lo aguante.
El calor y las calores.
Y por primera vez he visto a la
gente arremolinarse en la heladería Teds.
Y por primera vez he oído a los
taxistas con las ventanillas bajadas recriminar a los peatones tío a ver s
miras el semáforo o ponerse a bailar en medio d Temple Bar
Y por primera vez el césped amarillea, los árboles
se mustian y mis amigas buscan el libro de instrucciones para encender el aire
acondicionado.
Y por primera vez los alumnos han
aplaudido cuando he terminado la clase y yo les he pedido que por favorcito caminen por la sombra y beban mucha agua, pues
sólo un alumno insolado es agradecido.
Mañana puede ser el día más
caluroso en doscientos años.
3 Comments:
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Bueno,eso está bien. A ver si esos bárbaros del norte espabilan y pierden ese color de pescadilla cocida.
Nosotros les debemos parecer calamares en su tinta. Pero no sigamos que nos cae la maldición del escritor; a saber: si mencionas un animal en un cuento,lo terminas con tres, por lo menos. Recuerdo un alumno que terminó con un zoológico.
Las calores.
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