jueves, marzo 30, 2006

EL POEMA NUMERO SETENTA Y UNO DE TRILCE: UNA EVOCACIÓN

Me reconociste. Dejaste atrás la cola de gente, bajo un sol de agua cristalina. Como tus ojos. Aniñados, sonriendo. Alargué la mano. Y grité tu nombre. Pero no moviste las tuyas, y grité otra vez. Y otra.
Un murmullo de tardes, de crepúsculos púrpuras, asomó en mi. Recuerdo que lloraba, y gritaba tu nombre. Porque no estabas respirando, y estabas de pie, sonriendo. Y entonces pude oírte. Tras la calma de tu rostro.
Cómo lo decías. Que no te irías nunca. Que nadie sabría que estabas en mi.

¡ABSALON, ABSALON! ALGUNAS FIGURAS RETORICAS POR MARIBEL

CAPITULO PRIMERO:

-Página 14 de Alianza editorial: “Su niñez estaba poblada de nombres; su propio cuerpo era como un salón vacío lleno de ecos sonoros nombres derrotados; él no era un ser, una persona, en una comunidad”.
Metáfora.

-Página 16 de Alianza editorial: “Era la madre, Elena, la hermana muerta: esa Níobe sin lágrimas que había concebido, en una suerte de pesadilla, de aquel demonio; y que viva aún, se había movido sin vida y había sufrido sin llanto”.
Antonomasia.

-Página 16 de Alianza editorial: “Y ese grupo era evocado ahora en la penumbra asfixiante de la casa muerta”.
Metáfora atributiva o prosopopeya.

-Página 18 de Alianza editorial: “Como hubiera aceptado la molestia y aun el dolor de abrojos y espinas en medio de un matorral, si ese matorral le hubiera dado la protección que buscaba”.
Metáfora o símil.

-Página 23 de Alianza editorial: “-Sí,- prosiguió la serena y áspera voz, tras el triángulo inmóvil de blondas desvaídas”.
Cinestesia.

-Página 23 de Alianza editorial: “Blondas desvaídas”.
Metáfora.

-Página 25 de Alianza editorial: “Un torbellino como el frente de un tromba”.
Símil.

-Pagina 29 de Alianza editorial:”La misteriosa presencia de esa casa, que exhalaba un largo sonido neutral”.
Metáfora antropomórfica o prosopopeya.

-Página 32 de alianza editorial:”Y Enrique, sollozando, se abrazaba a ella y él seguía allí, impasible, mientras un tercer negro le alargaba su camisa y su americana, como si esa prenda fuese un bastón, y él una serpiente aprisionada”.
Símil.

CAPITULO SEGUNDO:
-Página 33 de Alianza editorial:”Por encima de la interminable nieve férrea de Nueva Inglaterra”.
Oximorón.

-Página 38 de alianza editorial:”Por lo visto Sutpen cruzó la ciudad por un mero azar geográfico y sólo permaneció en ella el tiempo necesario para que alguien(que no era el general Compson) atisbase por debajo del techo del carromato y viese un túnel tenebroso lleno de ojos inmóviles y con el mismo tufo de las guaridas de lobos”.
Metáfora antropomórfica.

-Página 51:”Elena entró aquella noche en la iglesia saliendo de sus lágrimas como si saliese de la lluvia y, terminado el rito, salió otra vez del templo para hundirse en el llanto: nuevas lágrimas, las mismas lágrimas, la misma lluvia. Subió al carruaje y salió en medio de ella(la lluvia) rumbo al Ciento de Sutpen”.
Metáfora sensorial.

miércoles, marzo 29, 2006

MIENTRAS AGONIZO W. Faulkner Addie Bundren:

Addie está agonizando. Su cuerpo es un saco de huesos, frágil. Su largo pelo pegado al rostro, postrada en la cama, inmóvil. Mientras su hija Dewey la sigue abanicando, para aliviar su sufrimiento. Mientras el serrucho de Cash se oye muy cerca. Fabricándole el ataúd exactamente como lo había pedido. Addie ha pedido otra cosa más, ser enterrada en Jefferson, de donde proceden sus antepasados. De todos los personajes de esta novela, Addie es el único que no “habla”. Sólo comunica al lector sus pensamientos una vez, a través del monólogo interior (Página 133, Alianza editorial). Un monólogo conmovedor, denso, sorprendente.
Addie es maestra; su cuerpo después de cinco partos, está muy castigado. Cocina muy bien... Pero lo que más le gusta del mundo es la soledad. Por la tarde, cuando termina su trabajo, en vez de irse a casa, desciende por la colina y se queda sentada junto al manantial. Allí puede pensar con tranquilidad, al lado del agua que fluye. El recuerdo de las palabras de su padre emergiendo con fuerza, “El sentido de la vida es prepararse para estar muerto”. Nos confiesa que cuando pega a los alumnos, siente que su sangre se señala con la de ellos para siempre. Que es algo, en sus vidas secretas y egoístas.
Aceptó a Anse de la misma forma. Sin amarle, y sin convicción de encontrar la felicidad. Viviendo atrapada, sin poder manejar su destino. Sin el consuelo de creer en Dios si quiera, ni en los preceptos morales que guían las vidas de sus vecinos y de la suya propia. Para Addie las palabras tampoco sirven para nada. No te acercan a los otros. Que no se corresponden con lo que nos tratan de decir. El que inventó la palabra orgullo o miedo, no sabía lo que era, que nunca lo había tenido. “Las palabras como arañas”(Página 135). Anse le había hablado de otra palabra, amor. Pero Addie ya está acostumbrada, es una palabra como todas las demás. “Sólo una forma de llenar una carencia”. Con la llegada de Cash al mundo, violan la soledad de Addie. Luego viene Darl, y Addie por las noches, mientras todos duermen, “Oigo la tierra que ahora es de mi sangre y de mi carne, y pienso: ¿Por qué Anse?.¿Por qué eres tú Anse?. Luego vino Jewel, con él “La salvaje sangre se amansó” (Página 139). Luego Dewey, Y luego Vardaman.
Mientras Addie agoniza, Cora, va a visitarla. Addie recuerda las palabras de su vecina, como solía decirle “ Lo mucho que le debía a sus hijos y a Anse y a Dios. Cómo rezaba por ella, porque era ciega para el pecado”. Pero Addie sólo recuerda las palabras de su padre, la vida es prepararse para estar muerto. Aunque también comprende que ni siquiera su padre sabía lo que quería decir.
Addie es un personaje algo más que obstinando, firme, alejado, rencoroso, dominante. Addie nos deja un legado de rebeldía. Un legado muy moderno: No concibe la maternidad como algo natural y lógico en la mujer. Una especie de obligación de felicidad. Y sorprende que Faulkner se haya metido en este pensamiento en los años treinta.
Addie nos deja una últimas palabras. Cora le pide que se arrodille y se ponga a rezar, pero Addie lo comprende. “Las personas para las que el pecado es sólo cuestión de palabras, la salvación es también sólo palabras”.(Página 140).

viernes, marzo 24, 2006

TRILCE: EL POEMA NUMERO QUINCE

UNA EVOCACIÓN

Doblé el último jersey y pensé en un gran fuego. Lento, azulado como las sombras que envolvían el dormitorio. Arrasando la ventana que pintamos. Las cenefas de florecitas sobre el biombo del rincón. El gran telar de hilo sobre la cama. La música, los latidos. Las risas de agosto, escapando de la tarde, muriendo en el eco de otras risas a lo lejos. Tus ojos desaparecieron tras la puerta. Verdes y vacíos. Pensé como un camino abandonado. De álamos enclavados unos en otros. Frondosos, retirando la lluvia de la tierra. Un fuego que me impidiera volver. Tan denso que borrara las líneas de mi mano. Que borrara los libros, los bailes. Me preguntaste que si era verdad que me iba. Y te señalé, y no pude decirlo. Y tus pasos recorriendo el pasillo, también se convirtieron en sombras. Huecas. Huecas y desesperadas.

martes, marzo 21, 2006

MIS LIBROS

Ha sido un alivio saber que no soy la única. También a Lobo Antunes (lo confesaba en Babelia 18 de marzo, A pie de página) le gusta Salgari y la Tellado. Mis libros de los ocho y nueve años, los que me engancharon a leer, no distan mucho de los suyos. En mi casa había sólo cuatro libros, La Biblia, El Lazarillo, El Quijote y El león de Damasco de Salgari. A los que se unieron, Tartarín de Tarascón, como segundo premio de un concurso de prosa en el colegio a los doce años, mi único premio en la vida. Cumbres Borrascosas, rescatado de la basura de una vecina y El Principito, el único libro que no devolví de la Biblioteca. Por accidente amoroso todo se truncó, y apareció, de golpe, Sartre. Sus seres y sus nadas, sus naúseas, sus putas respetuosas, sus manos sucias, sus caminos de la libertad, sus moscas, sus palabras... Y a los catorce años envejecí, como la Duras, con cada tarde que pasaba en el café mirando por la ventana, con mis gafas de pasta marrón y mi nuevo corte de pelo a lo chanel. Durante eternidades viviría bajo la dictadura (siempre son mayoría) de los que se educan y te educan sólo con cinco sentidos. Es raro encontrar en artículos de periódico la voz, el eco, de los que, piensan que no es hortera o de modé llamarse a si mismo emocional. Porque hoy por hoy, decir espiritual, es muy fuerte para algunos adictos a la lógica; cuya máxima aventura es escuchar a Wagner mientras van camino a dar su próxima conferencia, o dirimir si Nietzsche era más ateo que ningún otro mortal o si realmente fue un metedura de pata enamorarse de Cósima, la mujer de su amigo, el walkirio . Me uno a Lobo, a esos libros repletos de aventuras y paisajes selváticos, a esos libros de romances imposibles, llenos de familiares oponiéndose a toda costa al hombre “Echo a si mismo con dura y honrada labor”, de lunas llenas en una playa desierta, a la pasión por Sandokán. Y prometo que si la vida me da la oportunidad de volver en el tiempo, en forma de fiesta aniversario de instituto o algo así, cuando me tropiece con el chico (ese chico rubio de americana negra, de expediente de honor, estudiante de piano, alto, altísimo) y me pregunte el último libro que he leído, no buscaré con desesperación en una rápida ojeada en los libros de los estantes de la clase. Levantaré la cabeza y sonreiré; ya está dicho, Al asalto de Varauni, El rey del mar, La reconquista de Mompracem de Salgari. Quiero que mi vida esté llena de personas de ochenta años que siguen haciendo planes, de piratas y corsarios rebeldes de la literatura, de niños protestando que quieren rebozarse en la tierra del parque, de Antunes que se derriten con un beso en la oscuridad, de luteranos que se ríen de las indulgencias de la más grande de las dictaduras: La obligación de ser normal.

martes, marzo 14, 2006

El mirlo de Sara

<<...Cuando una flecha pesada y dura la pasó rozando mientras leía...>>. Levantó la vista del libro y un poco asombrada vio que su cuerpo comenzaba a caer, a la vez que una luminosa ligereza la inundaba por completo y al momento reparó que ya no sentía dolor. El mirlo que tenía entre sus manos cayó y ella contemplaba sorprendida como el trino se deslizaba hacia abajo -¿o tal vez era ella la que se iba separando de él?- sin llegar a tocar el suelo. Al poco, recordó que los mirlos vuelan, sería por eso que el suyo no llegaba a caer. Al apartar la vista del mirlo, vio que estaba sobre una enorme mancha parda surcada por caminos grises sobre los cuales unos pequeños seres de colores iban y venían, se paraban o cruzaban en medio de un cierto desorden, y que a modo de pequeños glóbulos componían un fluido que recorría esa piel de color parduzco . Sara seguía cayendo, pero cayendo hacia arriba que es una anómala forma de caer, pensó. Al mirar hacia abajo, pues ya había caído muy arriba, descubrió ciclópeos macizos marrones y verdes, rematados por un manto de color blanquecino. Cuando giró su cabeza y del otro lado de una gran mancha azul, vio un océano de color oro trigo que mecido por el viento se llenaba de enormes olas secas llenas de grano y sombras, para mas lejos descubrir un fabuloso cordón de plata que rompiendo en dos partes una enorme mancha grana llegaba, después de perforar muros verdes y llanuras grises, a volcar su precioso metal líquido en otra mancha azul, parecida a la anterior, vigilada ésta por tres grandes muros de diferente color. Blanco, uno; negro, el otro y mestizo el tercero. Cuanto más hacia arriba caía más veía. En torno a ella una sinfonía de amarillos y añiles, ocres y rojos, verdes y blancos, cobres y negros, oros y platas, luces y sombras llenaban sus ojos en medio de una infinita calma y un soberbio silencio. Sara, giró levemente su cabeza y vio un camino que terminaba delante de una puerta que no tenía pared alguna. Con paso firme y decidido se puso delante de ella. Al levantar su brazo, y antes de que su mano tocase la madera, ésta se abrió. Sin saber muy bien porqué Sara extendió la palma de su mano y por unos instantes permaneció con ella abierta. Al poco un radiante, diminuto y alado ser le sonrió.

Sara. Adelante.


Sara, miró entre sorprendida y alegre a ese diminuto ser que con sus pequeños pies le hacía cosquillas en la piel. Al ir a dar el paso para traspasar el umbral de la puerta que no tenía pared echó la mirada hacia atras, y por un momento todo se detuvo. La luz se rasgó y a través de ella pudo ver a claramente a Sara, su pequeña Sara. Sara tenía en sus manos el mirlo que hacia un momento Sara había dejado caer. Por un instante eterno sus miradas se encontraron y ambas supieron que nunca jamás se perderían.

Sara sonrió, mientras a su espalda la puerta que no tenía pared se cerró.


¡ SARA, Bienvenida al Pais de Nunca Jamás !.

lunes, marzo 13, 2006

Me preguntaba qué significa ABSALON

Absalón fue el tercer hijo de David. Llamaba la atención por su hermosura y por la abundancia de su cabello (Vea: 2 Samuel 1:25, 26).
Cuando Amnón, otro hijo de David, en un acto vil, violó a su hermanastra Tamar, hermana de Absalón por parte de su padre y de su madre Maaca, hija de Talmai (2 S. 3:3), Éste, en venganza, lo mató (2 S. 13:1-29). Luego huyó a Gesur, donde su abuelo por parte de madre era rey (2 S. 13:37-39).
Después de tres años de destierro Absalón regresó a Jerusalén por la intercesión de Joab, pero David no lo recibió sino hasta dos años después (2 S. 14:28), cuando se reconcilió con éste.
Al no existir por entonces en Israel leyes fijas sobre la sucesión del trono, Absalón quería ser el heredero al trono a toda costa. Absalón hacía todo cuanto le era posible para que el pueblo conociese sus derechos de primogénito después de la muerte de Amnón. Ganaba partido no solamente entre los poderosos y ricos, sino especialmente entre los pobres, por su carácter sencillo y su fama de hombre amigo, supuestamente, de la justicia. Absalón sabía, como lo sabían todos en Israel, que Salomón sería el sucesor de David en el trono y tramó varias veces contra la vida de su propio padre David, se hizo proclamar rey en Jerusalén en ausencia de David, y finalmente, habiendo querido darle batalla de una manera traidora al otro lado del Jordán, al verse perdido, mientras huía, su cabellera se enredó en un árbol y fue muerto por Joab, uno de los hombres de David (2 S. 18:17, 18; Jos. 7:26), y enterrado con deshonra. David su padre sintió tanto su muerte que entró silencioso en Jerusalén como si hubiese perdido la batalla. En Jerusalén existe una "tumba de Absalón" construida en los tiempos de Herodes.
Y SIGNIFICA "PADRE DE LA PAZ".

jueves, marzo 09, 2006

ASUNTO FAULKNER

Por lo visto a Faulkner, en su momento, se le criticó que escribía las novelas “muy deprisa”. Después de haber leído Mientras Agonizo y ¡Absalón, Absalón!; empiezo a sospechar que los que lo decían sufrieron ciertos celos, ocultos tras la aseptividad que una crítica bien estructurada pero hecha sin amor a la literatura, nos puede ofrecer. Porque si Faulkner escribió estas obras, deprisa, yo me quito el sombrero y le aplaudo. Faulkner puede gustar o no, y todos somos susceptibles de que eso nos ocurra con nuestros propios textos, pero no hay duda que sus novelas son sinónimo de Literatura en palabra mayúsculas. Yo he encontrado dos razones. La primera es la densidad, la profundidad con la que es capaz de fotografiar la naturaleza humana. Como ejemplo, se puede buscar en la voz de Rosa Coldfield en Absalón. Cuando en primera persona relata, describe la relación de Enrique Sutpen con Judit , su hermana, y con Bon, su futuro cuñado. A todo lo largo del capítulo cuarto, los párrafos de la página noventa y siete(Alianza Editorial). La segunda es su absoluto, (Llega a desanimar a los que estamos empezando je, je); dominio de las descripciones. Sea pintar las noches del sur, sus bailes, la gran mansión, el velado mundo aparte de las mujeres, el dibujo espiritual de Rosa, la guerra, Quintín enfermo, los negros que parecen blancos, los blancos salvajes como negros...
Para todo aquel que quiera escribir, no puede dejar de leerle. Sin duda, a cada uno de nosotros, nos gustan diferentes escritores. Y que sus novelas estén desmontadas, no ayuda mucho a la hora de seguirlas. Pero, el mero hecho de cómo siembra el campo semántico, es una oprtunidad que no se debe dejar pasar. Se aprende mucho. Me quedo con la frase que Shreve (No puedo dejar de ver a Faulkner tras esas palabras) dice en el capítulo séptimo: Jesús, qué hermoso es el Sur, ¿verdad?. Es mejor que el teatro ¿verdad?. Es mejor que Ben-Hur¿verdad?. Con razón necesitais salir de él de vez en cuando...
¡Animo compañeras!. No os dejeis vencer.
P.D: Rayuela es otra obra maravillosa!. Os prometo que el próximo en caer es el Ulises. Ya está encargado.
Hasta el lunes. Os echo de menos.

EL POEMA NUMERO CINCUENTA Y DOS DE TRILCE

UNA EVOCACIÓN



Este poema es un recuerdo perdido. Huele a primavera, el sol entrando por la ventana. Vistiendo de dorados los muebles, destellos deslumbrantes. Tu figura está en el umbral de la puerta. No puedo ver tu rostro pero sé que eres tú. Sé que tu rostro es joven y tus cabellos aún largos, rizados. Te has quitado el luto de tu propia madre y me nombras. Alegre, dando palmas. No lo dices pero sé que me quieres. Dices, he hecho chocolate, y buñuelos, y después podemos ir a pasear. Pienso que te gustaría estar tan lejos...Que me regalas con tu propia vida, el tiempo para fabricar mis propias alas...Aspiro el olor de las sábanas de hilo sobre mi nariz. Sabes que estoy sonriendo. Me llamas perezosa y doy palmas contigo.

sábado, marzo 04, 2006

La última página. In Memoriam


La que leía mi abuela Sara, el pasado jueves, cuando una flecha pesada y dura…

El Mirlo

Marzo anochece gris entre los olmos desnudos, aunque sobre la hierba, donde el asfodelo y el jacinto ya apuntan en sus tallos, están abiertas las corolas del azafrán, encendidas de color lo mismo que una mejilla fresca contra este aire punzante. Cerca, desde tal clima sin hoja o cual alero, echándose penas a la espalda, silba sentido e irónico algún mirlo.

Tiene su cantar ahora la misma ligereza sin cansancio ni sombra que tuvo a la mañana, y al recogerse tras de la jornada volandera calla en su garganta la misma voz alegre de su despertar. Para él la luz del poniente es idéntica a del oriente en sosiego de plumas tibias ovilladas en el nido, idéntico a su vuelo de cruz loca por el aire, donde halla materia de tantas coplas silbadas.

Desde el aire trae a la tierra alguna semilla divina, un poco de luz mojada de roció, con las cuales parece nutrir su existencia, no de pájaro sino de flor, y a las cuales debe esas notas claras, líquidas, traspasando su garganta. Igual que la violeta llena con su olor el aire de marzo, el mirlo llena con su voz la tierra de marzo. Y equivalente oposición dialéctica, primaveral e inverniza, a la que expresa el tiempo en esos días, es la pasión y burla que expresa el pájaro en esas notas.


Como si la muerte no existiera, ¿qué puede importarle al mirlo la muerte?, como si ella con su flecha pesada y dura no pudiera pasarle, silba el pájaro alegre, libre de toda razón humana. Y su alegría contagiosa prende en el espíritu de quien oscuramente le escucha, formando con este espíritu y aquel cantar, tal la luz con el agua, un solo volumen etéreo.


Luis Cernuda,Ocnos(1963)