jueves, enero 28, 2010

Microrrelatos

Todavía no he escrito ningún haiku, pero aquí os dejo un enlace al microrrelato seleccionado del que os hablé y os transcribo también uno que escribí para el concurso "Microrrelatos en cadena" que, aunque no ganó nada, a mi me gusta mucho.

http://microrrelatos2009.blogspot.com/2009/11/177.html



Paranoia

El hombre luce una inquietante sonrisa. Se lleva la mano al bolsillo. Temo que saque un arma y comience a disparar. Próxima estación: “Canal”. Deseo con todas mis fuerzas que se baje pero no hace movimiento alguno. Me levanto; no es nada más que un amago para observar su reacción. Ni se inmuta. Tiene la lección bien aprendida. A mi izquierda una mujer me observa misteriosamente escondida tras su libro. “Ésta debe ser su cómplice”. Me fijo en otras caras del vagón y todos los rostros me miran amenazantes. Siento pánico y cruzo los dedos. “Por favor, que sea una paranoia de las mías”.

lunes, enero 25, 2010

Personajes secundarios

Joyce Johnson tituló con gran acierto sus memorias “Personajes secundarios”, el relato de una época de la que ella no se sentiría protagonista. Repasar su vida le permitirá esbozar un particular retrato de la generación beat y de uno de sus principales protagonistas, Jack Kerouac, con quien mantuvo una prolongada relación.

Joyce Johnson, americana de origen judío, pertenecía a una familia de la aburguesada sociedad neoyorquina de los años 50. Pronto entendió que no era su lugar y buscó degustar el lado oscuro de la vida, uno muy alejado de su encorsetado mundo. Sus primeros contactos la llevarán a conocer los ambientes más underground de la ciudad, frecuentados por borrachos pero también por artistas de la escena contracultural. Se sentirá muy atraída por estas experiencias y la lucha por su propia libertad social le llevará por un camino de penurias económicas, alojamientos miserables y trabajos precarios que la autora describe a la perfección.

Una de las tramas principales de la novela es su relación amorosa con Jack Kerouac. A mi modo de entender esta faceta de Joyce es la que nos permite conocer su lado más dependiente. Aunque entiende a Jack, tanto al divino como al humano, no consigue liberarse de su necesidad de él, lo que le producirá grandes sufrimientos. Sin embargo Joyce demuestra una gran valentía que, unida a su inteligencia y esfuerzo le llevarán a ocupar un buen cargo en una editorial y posteriormente a publicar sus propias obras.

Johnson estructura la obra en orden cronológico, desde su infancia y adolescencia hasta su separación de Jack. Agregará en las últimas páginas una serie de cartas o comentarios, en último de los cuales fecha su edad en 47 años. Narra su vida de manera paralela a la de los miembros de la generación beat, con los cuales no tendrá contacto hasta bien entrada la adolescencia.

Pero la novela no se limita a retratar a Jack, sino que se ocupa también de otros miembros de esta generación, así como de algunas de las mujeres que formaron parte del grupo. Cobra especial relevancia su amistad con Elise Cowen, una amiga de la universidad, judía como ella, quien será una de sus guías por el lado oscuro. También artista, aunque más radical que ella, siempre irá un paso por delante.

Con su atenta mirada Joyce no sólo analiza a algunos de los miembros de este grupo de escritores, sino que traza el dibujo de toda una generación. En una de las últimas páginas de su obra dice así, “Nunca terminé de encajar en los años sesenta. A pesar de todos sus fuegos de artificio, me parecieron decepcionantes, como si un desenlace prometedor hubiera quedado truncado”.

Y LOS POSTERIORES DE LA VENGANZA

Creo con Gabriela que la narradora de la novela de Fleur Jaeggy es poco de fiar, manipula los hechos que nos está narrando más de veinte años después de ocurridos, pero probablemente ello está en la naturaleza de todo narrador testigo que se precie. ¿Por qué un narrador testigo cuenta una historia? Y en concreto, ¿por qué éste cuenta la suya?

Fundamentalmente, en mi opinión, como forma de liberarse de los fantasmas y el rencor de que esos hechos han llenado su vida: la falta de cariño, la incapacidad para el amor físico, el abandono de sus padres, la tibia respuesta y el olvido de Frederique, la reclusión durante los mejores años viendo pasar la vida. El contar esta historia después de tanto tiempo es su forma de ajustar cuentas por todo ello; tiene algo de exorcismo y otro tanto de venganza, que, como es sabido, es un plato que se toma frío.

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domingo, enero 24, 2010

Los hermosos años del castigo

Fleur Jaeggy, en la que es una de sus obras más conocidas, Los hermosos años del castigo, cuenta la historia de una mujer cuya infancia y adolescencia trascurren en diversos internados de Suiza, -tema que la autora conocía bien por su propia experiencia vital-. La acción se desencadena con la llegada de una nueva interna, Frédérique, cuya relación con la protagonista constituirá la trama principal.

La protagonista, cuyo nombre desconocemos, se sentirá de inmediato atraída por la nueva, encarnación de las más altas virtudes. Sin embargo Frédérique se aleja de esta supuesta perfección que la narradora nos trasmite puesto que también intuimos un cierto enigma, una esencia oscura y terrible bajo la piel de su amada. El final de la obra vendrá a confirmar nuestras sospechas.

La atracción que siente por Frédérique esconde la sexualidad reprimida de la protagonista, su necesidad frustrada de roce, un inquietante sentimiento de culpa que propicia el pudor carnal. Todo ello se traduce en una permanente sensación de intranquilidad, desasosiego e inquietud que atraviesa la novela hasta la última línea. El ambiente del internado, una atmósfera irrespirable que nos constriñe no es, pese a lo que pueda parecer en un principio, la realidad del mismo, sino creación y proyección de los tormentos interiores de la protagonista. Aterrador.

Relacionado con este punto es de especial relevancia la elección del narrador por parte de Fleury: la voz de la protagonista. De esta manera le otorga plenos poderes para hablar y callar a su antojo y deformar la realidad en aras de sus intereses. Se trata, por tanto, de una narradora de la que debemos desconfiar. Entrevemos ciertos aspectos de su adolescencia e infancia, aunque de manera desdibujada. Parece que en cualquier momento pueda desvelarnos el secreto que se esconde bajo la atmósfera del relato, que no es otro que el secreto de sí misma, pero cuando éste se ve amenazado lo cubre de nuevo.

Para conseguirlo elige Fleury un lenguaje ambiguo e indefinido, el campo semántico que corresponde a esta sensación de opresión y misterio. Se dice sin decir, se insinúa más que se explica. El vocabulario elegido funciona a la perfección para los fines de la novela.

domingo, enero 03, 2010

Penumbra de 3 de enero de 2010. "Ella me murmura algo al oído"

Hola Gabriela:
Qué bien que hayas venido




Idea, de Wistawa Szymborska

Me vino a la cabeza una idea
¿para un verso?, ¿para un poema?
Muy bien- le digo-quédate, hablemos.
Tienes que contarme más de ti.

Ella me murmura algo al oído.
Ah, se trata de eso-le digo-, interesante.
Desde hace mucho me preocupa ese asunto.
¿Pero un poema sobre eso?No, seguro que no.

Ella me murmura algo al oído.
Eso es lo que tú te crees-le respondo-,
sobrestimas mi capacidad y mi talento.
Ni siquiera sabría cómo empezar.

Ella me murmura algo al oído.
Te equivocas-le digo-,un poema concentrado y breve
es más difícil de escribir que uno largo.
No me tortures, no insistas, porque no va a salir bien.

Ella murmura algo al oído.
Como quieras lo voy a intentar, ya que te empeñas.
Pero de antemano te digo lo que va a pasar.
Ya verás, lo escribo lo rompo y lo tiro a la basura.

Ella me murmura algo al oído.
Tienes razón- le digo-, finalmene hay más poetas.
Otros lo harán mejor que yo.
Te puedo dar nombres, direcciones

Ella me murmura algo al oído.
Sí, claro que los voy a envidiar.
Nosotros nos envidiamos hasta los malos poemas.

Y éste quizá debería...quizá debe tener...
Ella me murmura algo al oído.
Exactamente, tener esos rasgo que enumeras.
Así que mejor cambiemos de tema.
¿Te apetece un café?

Ella solamente suspira.

Comienza a desaparecer.

Y desaparece.

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