Personajes secundarios
Joyce Johnson tituló con gran acierto sus memorias “Personajes secundarios”, el relato de una época de la que ella no se sentiría protagonista. Repasar su vida le permitirá esbozar un particular retrato de la generación beat y de uno de sus principales protagonistas, Jack Kerouac, con quien mantuvo una prolongada relación.
Joyce Johnson, americana de origen judío, pertenecía a una familia de la aburguesada sociedad neoyorquina de los años 50. Pronto entendió que no era su lugar y buscó degustar el lado oscuro de la vida, uno muy alejado de su encorsetado mundo. Sus primeros contactos la llevarán a conocer los ambientes más underground de la ciudad, frecuentados por borrachos pero también por artistas de la escena contracultural. Se sentirá muy atraída por estas experiencias y la lucha por su propia libertad social le llevará por un camino de penurias económicas, alojamientos miserables y trabajos precarios que la autora describe a la perfección.
Una de las tramas principales de la novela es su relación amorosa con Jack Kerouac. A mi modo de entender esta faceta de Joyce es la que nos permite conocer su lado más dependiente. Aunque entiende a Jack, tanto al divino como al humano, no consigue liberarse de su necesidad de él, lo que le producirá grandes sufrimientos. Sin embargo Joyce demuestra una gran valentía que, unida a su inteligencia y esfuerzo le llevarán a ocupar un buen cargo en una editorial y posteriormente a publicar sus propias obras.
Johnson estructura la obra en orden cronológico, desde su infancia y adolescencia hasta su separación de Jack. Agregará en las últimas páginas una serie de cartas o comentarios, en último de los cuales fecha su edad en 47 años. Narra su vida de manera paralela a la de los miembros de la generación beat, con los cuales no tendrá contacto hasta bien entrada la adolescencia.
Pero la novela no se limita a retratar a Jack, sino que se ocupa también de otros miembros de esta generación, así como de algunas de las mujeres que formaron parte del grupo. Cobra especial relevancia su amistad con Elise Cowen, una amiga de la universidad, judía como ella, quien será una de sus guías por el lado oscuro. También artista, aunque más radical que ella, siempre irá un paso por delante.
Con su atenta mirada Joyce no sólo analiza a algunos de los miembros de este grupo de escritores, sino que traza el dibujo de toda una generación. En una de las últimas páginas de su obra dice así, “Nunca terminé de encajar en los años sesenta. A pesar de todos sus fuegos de artificio, me parecieron decepcionantes, como si un desenlace prometedor hubiera quedado truncado”.
Joyce Johnson, americana de origen judío, pertenecía a una familia de la aburguesada sociedad neoyorquina de los años 50. Pronto entendió que no era su lugar y buscó degustar el lado oscuro de la vida, uno muy alejado de su encorsetado mundo. Sus primeros contactos la llevarán a conocer los ambientes más underground de la ciudad, frecuentados por borrachos pero también por artistas de la escena contracultural. Se sentirá muy atraída por estas experiencias y la lucha por su propia libertad social le llevará por un camino de penurias económicas, alojamientos miserables y trabajos precarios que la autora describe a la perfección.
Una de las tramas principales de la novela es su relación amorosa con Jack Kerouac. A mi modo de entender esta faceta de Joyce es la que nos permite conocer su lado más dependiente. Aunque entiende a Jack, tanto al divino como al humano, no consigue liberarse de su necesidad de él, lo que le producirá grandes sufrimientos. Sin embargo Joyce demuestra una gran valentía que, unida a su inteligencia y esfuerzo le llevarán a ocupar un buen cargo en una editorial y posteriormente a publicar sus propias obras.
Johnson estructura la obra en orden cronológico, desde su infancia y adolescencia hasta su separación de Jack. Agregará en las últimas páginas una serie de cartas o comentarios, en último de los cuales fecha su edad en 47 años. Narra su vida de manera paralela a la de los miembros de la generación beat, con los cuales no tendrá contacto hasta bien entrada la adolescencia.
Pero la novela no se limita a retratar a Jack, sino que se ocupa también de otros miembros de esta generación, así como de algunas de las mujeres que formaron parte del grupo. Cobra especial relevancia su amistad con Elise Cowen, una amiga de la universidad, judía como ella, quien será una de sus guías por el lado oscuro. También artista, aunque más radical que ella, siempre irá un paso por delante.
Con su atenta mirada Joyce no sólo analiza a algunos de los miembros de este grupo de escritores, sino que traza el dibujo de toda una generación. En una de las últimas páginas de su obra dice así, “Nunca terminé de encajar en los años sesenta. A pesar de todos sus fuegos de artificio, me parecieron decepcionantes, como si un desenlace prometedor hubiera quedado truncado”.
1 Comments:
Gabriela, leer los libros que te recomendé de la generación beat y escuchar discos de Billie Holiday (Lady Day)
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