LA PALABRA FRENTE A LA IMAGEN
“La lluvia antes de caer”, novela del británico Jonathan Coe, relata una saga familiar, la historia de tres generaciones de mujeres de una misma familia inglesa, desde los años de la segunda guerra mundial hasta nuestros días. Nada de original hay en ello, pero sí lo hay, y mucho, en la estructura narrativa elegida. La protagonista, poco antes de morir, graba en cinta la descripción de veinte fotografías, a través de las cuales rememora la historia familiar; este artificioso recurso tiene una justificación argumental: la destinataria de esas cintas es ciega. La descripción de las fotografías, cuidadosamente escogidas, le permitirá ir recordando para la ciega los momentos esenciales de su vida y la del resto de personajes, comenzando cada capítulo con la descripción propiamente dicha de una fotografía para acercarse, a partir de ella y mediante hábiles digresiones, a los pasajes vitales que le interesa contar, que van saliendo engarzados como las cerezas de una cesta.
Aunque las fotografías sean el punto de partida, Coe, paradójicamente, no parece comulgar con el lugar común de que una imagen vale más que mil palabras. Al principio de la novela la protagonista dice: “Una foto no es mucha cosa, la verdad. Sólo puede captar un momento entre millones de momentos de la vida de una persona…”. Y es que uno de los motivos de la novela es la reivindicación de la palabra frente a la imagen. Notable osadía en los tiempos que corren pero que Coe culmina con más que mediano éxito. Sus descripciones son magníficas, no sólo las de las fotografías, que también, sino las de otras muchas cosas, entre las que destacaría la descripción de la forma en que el lenguaje corporal revela al observador atento los sentimientos de las personas. Es este aspecto, el descriptivo, el que más me ha interesado, por parecerme fundamental en el aprendizaje del narrador, y es el que ha motivado este modesto apunte crítico.
Aunque las fotografías sean el punto de partida, Coe, paradójicamente, no parece comulgar con el lugar común de que una imagen vale más que mil palabras. Al principio de la novela la protagonista dice: “Una foto no es mucha cosa, la verdad. Sólo puede captar un momento entre millones de momentos de la vida de una persona…”. Y es que uno de los motivos de la novela es la reivindicación de la palabra frente a la imagen. Notable osadía en los tiempos que corren pero que Coe culmina con más que mediano éxito. Sus descripciones son magníficas, no sólo las de las fotografías, que también, sino las de otras muchas cosas, entre las que destacaría la descripción de la forma en que el lenguaje corporal revela al observador atento los sentimientos de las personas. Es este aspecto, el descriptivo, el que más me ha interesado, por parecerme fundamental en el aprendizaje del narrador, y es el que ha motivado este modesto apunte crítico.
Etiquetas: Salir por peteneras
2 Comments:
La novela es estructura y la idea de la fotografía, aunque arriesgada, parece que ha tenido exito en este caso.
La forma, las formas, Hispaniola, pierden a tantos.
Una foto no es mucha cosa... es cierto. Es tan solo una imagen. Es una imagen tomada en un instante, de un instante,sólo es eso y por ello es en ocasiones la puerta que nos abre el camino que nos lleva a encontrar mil historias escondidas en su interior. Historias que en ocasiones, como las que cuenta Rosamond, han esperado años dentro en su interior para ser contadas, para ser conocidas, conocidas por Imogen, ciega. Curioso nombre aplicado a quien no puede ver la luz, curiosa forma de designar la oscuridad. En fin una foto es tan sólo la imgen de un instante que quedará para siempre. Sólo eso.
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