viernes, noviembre 27, 2009

PERSONAJES SECUNDARIOS (Joyce Johnson) 2ª parte

Jack Kerouac.- La obra nos muestra a un artista en la cumbre de su capacidad creativa y, al tiempo, a un hombre con demasiados conflictos personales sin resolver como para ser una pareja recomendable para una mujer. Atractivo, simpático, generoso, arrollador, promiscuo sexualmente, bebedor compulsivo, de carácter depresivo, alérgico al compromiso personal, niño grande que se niega a crecer, no será capaz de mantener una relación estable y duradera con una mujer, salvo con Memere, su madre, de la que dependerá afectivamente toda su vida, lo que constituye uno de los rasgos más característicos y contradictorios de Kerouac. Morirá alcoholizado en 1969 en casa de su madre

Paradigma de lo contracultural y lo anticonvencional, busca con ansia el éxito, el reconocimiento de la crítica, el dinero, tener una casa donde vivir con su madre. Curiosamente, en el momento de mayor popularidad la fama llega a agobiarle, impidiéndole escribir, lo que le desespera. Durante su relación con Joyce se publicará En el camino, con gran éxito de crítica, siendo éste uno de sus periodos creativos más fecundos, en el que no parará de escribir.

En su vida y en su obra parece buscar algo que ni el mismo es capaz de identificar. En alguna entrevista se referirá a Dios como objetivo de su búsqueda, pero no queda claro que no sea una más de sus boutades.

Contrariamente a Joyce, él no está enamorado, simplemente se encariñará con ella, dejándole siempre claro que no debe esperar más. Joyce lamenta que sólo una vez le dijera: Te quiero.

Elise Cowen.- Amiga de la universidad de Joyce, judía como ella, también se independizará muy joven. Escribe poesía pero no la publicará en vida. Será la guía e iniciadora de Joyce en muchas facetas durante sus primeros años de independencia. Mantiene una relación con Allen Ginsberg, tan descompensada como la de Joyce; Allen no le hace caso, al fin y al cabo es homosexual, y desaparece durante largos periodos, pero ella siempre le espera ilusionada. Siempre un paso por delante de Joyce , se descontrolará con el alcohol y las drogas y se suicidará en 1962. Tras su muerte, Ginsberg se ocupó de la publicación de algunos de sus poemas.

VALORACIÓN CRÍTICA.-
Como autobiografía es sincera y valiente, revelando capas muy íntimas de la vida y la personalidad de la autora, y ello sin incurrir en la disculpa ni en el ajuste de cuentas sino manteniendo un punto de vista objetivo que la hace creíble. Respecto de Kerouac y los demás miembros de la generación beat, no trata de santificarlos ni de condenarlos, ofreciendo de ellos un retrato humano y cercano, con una magnífica descripción de caracteres y una sagaz selección de los sucesos significativos.

Ello permite además obtener una cabal representación de los ambientes contraculturales de la época, de la generación beat y del impacto que tuvieron en la sociedad americana. Se recrean los bares, garitos y clubes donde se gestó en gran parte el movimiento beat y que quedaron como míticos iconos de la contracultura y se muestran las vinculaciones que tuvo con el jazz

El ritmo es muy ágil, más propio de una novela, lo que hace la lectura muy amena. Recurre con frecuencia a los saltos temporales, sobre todo en los primeros capítulos, en los que alterna el relato de su vida con el de las andanzas de Kerouac durante finales de los 40 y principios de los 50 y los orígenes de la generación beat, para confluir ambas cursos narrativos en el momento en que se conocen, lo que facilita que el lector quede atrapado desde las primeras líneas.

La obra, desde su título al último capítulo, tiene un aire de melancólica decepción. La autora nos transmite dos sensaciones, ambas portadoras de ese aire. La primera, personal, es la de que le habría gustado implicarse más en los sucesos de que fue testigo, participar de forma más intensa de lo que lo hizo, en parte por su condición de mujer y por tanto de personaje secundario. La segunda, de carácter general, se refiere a que todo aquel movimiento, tan revolucionario que parecía que iba a cambiar el mundo al dar acogida a la insatisfacción de tantos jóvenes, quedó en nada y se esfumó de la noche a la mañana en los 60. Ahora bien, en ningún momento hay amargura en la autora, sino satisfacción, incluso orgullo, por haber estado “en el centro del universo”.

En resumen, creo que es una lectura interesante y casi obligada para quienes conocen la obra de los escritores beat.

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1 Comments:

Blogger Efímera said...

Una crítica literaria excelente.Coincido contigo que es de lectura inexcusable para conocer a nuestros amigos del año pasado.Ahora que se ha estrenado una película sobre Gil de Biedma, me pregunto de nuevo:¿ por qué la vulgaridad?

1:41 p. m.  

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