Ay, luna, dime qué viste.
Ay, luna, ¿qué viste?, luna,
tan curiosa allá en lo alto
tan fría como ninguna.
Acaso algún viento triste
entre sus brazos te acuna.
O será que en el desierto,
bailando de duna en duna,
tu luz se torna en cien flores
sin nadie que las reúna.
¿O es que a las estrellas vuelves,
mientras te mecen la cuna
y parpadean sin causa,
a contarlas de una en una?
Tal vez te hiela la suerte
de los que sin luz alguna
se pierden, o las tinieblas
de los niños sin fortuna.
¿Qué llantos te hacen brillar
con esa luz torva y bruna?
¿Qué penas se desperdigan
sin que tu sombra las una?
¿Qué amores has desvelado
con tu aura inoportuna?
O son, quizás, los gitanos
los que te engañan, di, luna,
con sus canciones feroces
de cuchillos y aceituna.
Ay, luna, dime qué viste,
tan fría como ninguna.
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