LA CABRA
Dos cabras están buscando en un vertedero algo con qué llenar el buche y una de ellas encuentra un rollo de celuloide; después de inspeccionarlo un rato comienza a comérselo. La otra, al verla mover el bigote, se acerca y le pregunta: “¿Qué tal?” A lo que la primera contesta: “Me gustó más el libro”.
Este viejo chiste ilustra perfectamente la creencia tan extendida como infundada de que las películas rara vez están a la altura de las obras literarias en que se basan, que acabo de ver plasmada por enésima vez en un medio de comunicación – no en una crítica especializada, aclaro. Como digo, se trata de una opinión tan generalizada que casi resulta iluso tratar de hacerle frente, pero con la audacia que da el convencimiento - ¿quién dijo miedo? - me arriesgaré a intentarlo.
Parte esta supuesta superioridad de lo literario sobre lo cinematográfico del desconocimiento general sobre el gran número de películas cuyo guión no es original sino adaptación de una obra literaria preexistente, normalmente una novela. Con gran frecuencia dicha novela es desconocida por el gran público por lo que nadie establece en la mayoría de los casos la comparación. Esta sólo se plantea cuando el libro es conocido, lo cual implica ya de entrada que se trata de una obra de cierta consideración y previsible valía; de ahí su conocimiento previo por el público. En estos casos nos encontramos con que uno de los términos de la comparación, la novela, es de calidad, mientras que el otro, la película, aún tiene que demostrarla. Y es fácil que en la competencia con una obra consagrada la aspirante no esté a la altura.
Pero son mucho más numerosos los casos en que el guión de una película es adaptación de un libro desconocido para la gran mayoría del público. Creo no exagerar si afirmo que no menos del 30% o 40% del cine americano es adaptación de novelas que no han tenido no ya éxito sino ni siquiera un cierto eco. Y si no lo han tenido, por algo será. En este supuesto la competencia está más equilibrada puesto que ninguno de los contendientes parte con ventaja, la novela porque no es gran cosa, la película porque aún no sabemos si lo será. En estos casos es sorprendente la cantidad de veces que la película se lleva el gato al agua. Sin ánimo de ser exhaustivo (sería imposible) y citando tan sólo reconocidas obras maestras, ahí van unas cuantas películas que superaron con mucho sus, en la mayoría de los casos, mediocres antecedentes literarios:
-Lo que el viento se llevó—De aquí a la eternidad—El buscavidas—Más dura será la caída—Alguien voló sobre el nido del cuco—La jauría humana—El puente sobre el río Kwai—Los puentes de Madison—Ben-Hur—Blade runner—La tentación vive arriba—Psicosis—Lawrence de Arabia—El graduado—Mistic river—Casablanca—Rebeca—Senderos de gloria—El pianista.
La lista es interminable, así que ya lo saben, no me hagan Vds. la cabra.
Etiquetas: El pobrecito parlanchín
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