Niños, a dormir.
Buenas noches: Los niños suelen ser noctámbulos cuando pasan de los cuatro o cinco años, se resisten a abandonar la luz y las risas. Ya sabeis que no se les debe dar la cena muy tarde, estarán rodeados de un ambiente tranquilo y sobre todo, de Buenas Maneras por parte de los que hay alrededor, sin obligarlos a que se acuesten a base de algún almohadillazo que otro, pero ¿sabeis lo que suele dar mejores resultados? Decirles que se les va a contar un cuento mientras se desvisten. Los adultos que tienen madera de escritor, mucho mejor. La imaginación se disparará con aventuras alucinantes llenas de magia y fantasía. Yo, una temporada que hice de canguro, ensayé de lo lindo con la literatura infantil y, una vez, hasta grabé un cuento aprovechando que la niña en cuestión tenía una colcha bien surtida de ovejas. Os aseguro que lo de contar ovejitas a secas no dá buen resultado, es aburridísimo y tanta clonación llega a ser insoportable, pero inventarse un cuento con ese tema, ¡diantre! eso es otro cantar. Empecé a contar el cuento a Neli, que se llamaba la chiquilla, y a los cinco minutos se durmió, pero yo me embalé y como parece que la cosa prometía, me hice con un boli y grabadora hasta que logré hilar el nudo y construir el desenlace. (Aquí he de hacer un inciso: Estoy segura de que pasareis unas muy Felices Fiestas y cuando las doce campanadas y las uvas de moscatel se desgranen en vuestro interior, también se realizarán las doce peticiones para el 2009). Os prometo que para Reyes os contaré el famoso cuento de las innumerables ovejas. Ahora ya no hay espacio para tantas.
Etiquetas: Buenas maneras
1 Comments:
Mucho me temo que aquellos niños con los que tu hiciste de canguro ya hayan crecido y ahora no tengan un paciente Tornasol para leerles cuentos, más bien se van a la cama con la nintendo-o-similar, eso sí, con las pilas bien cargaditas.
Aunque tras las ventanas, los seres de la noche acechan, ajenos a la tecnología. Me niego a llamar progreso a esos artilugios.
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