domingo, marzo 01, 2009

Ya miraban hacia Oriente


Jack Kerouac (Estados Unidos, 1922-1969), fundador de la poesía beat junto a Burrouoghs y Ginsberg condensa la ideología beat en su poema “Algunos haikús occidentales” (1968), veintiséis. Resume el movimiento beat en sus dos acepciones: una derivada de beat o golpeado, por alusiones al fracaso en el espacio cotidiano y el otro de beatitud, pues los beat buscaron la paz de las religiones orientales. La paz proviene del entorno, de un momento de iluminación y conocimiento. Sin embargo este derrotado beat puede leerse como golpeado, pues ante la represión de la autoridad y la censura pudieron defenderse con el ruido. En algunos haikus, Kerouac expresa la sensación de ser uno de los caídos en esa lucha virulenta por la libertad ante la coerción, y en otros haikús lleva la espiritualidad zen a un nivel lúdico.

Sentirse golpeado: Quizá la importancia de los beat fue hacer sentir a todos los oprimidos que solo estaban golpeados por el orden y poder establecido, más no derrotados totalmente. Veamos un ejemplo: “Fallando la patada / a la puerta de la nevera /Cerrada en cualquier caso”. La sensación de fracaso es grande por frustrarse el desfogue de la ira. No poder patear a un artefacto doméstico inmóvil, es como no poder hacer nada contra el monolítico aparato estatal.

Otro haiku del fracaso es “Perfecta noche de luna / estropeada / Por disputas familiares”. La rebeldía de los beat desde jóvenes apuntaba a metas muy altas, lograr sacudir al estado y a la sociedad desde su base elemental, la familia. La represión de las familias hacia sentir el proyecto beat, lejano como la luna.
Otro más “Las suelas de mis zapatos / están mojadas / de caminar en la lluvia”. Los beat se solidarizaron con los obreros y los universitarios idealistas. En una realidad estratificada social y económicamente los beat se sienten golpeados por ser los que menos tienen. Un hombre que empapa sus zapatos en la lluvia carece de un automóvil que le brinde comodidad y descanso a su jornada diaria, los beat sienten que avanzan en sus conquistas pero con dificultad.


Haikús de la espiritualidad: En la época de estos haikús, ya el hippismo convivía con el beat, ambos movimientos culturales se adentraban en las religiones zen e hinduísmo,
para trascender el ritmo acelerado del consumismo y la violencia de la competencia profesional. Un momento logrado de contemplación está en este haiku: “Profunda la amarilla/luna encima de la/tranquila casa encendida”. La luz se hace una sola. La paz se aprende al entonarse con la naturaleza.

Otro haikú con revelación espiritual es este: “El sabor / de la lluvia / ¿Por qué arrodillarse?”. La lluvia viene del cielo como las verdades esenciales para el espíritu y el corazón de un hombre piadoso. Arrodillarse es bajar la cabeza, no percibir su sabor gratificante. Estos escritores nacidos cristianos podrían tener su fe en ruinas, pero se interesaron por la divinidad. La reserva espiritual era el último bastión trascendente para el ethos beat, al menos en Kerouac, menos corrompido que Allen Ginsberg.


Sobre la armonía de la naturaleza y la maravilla de la vida tiene este haikú: “Y el silencioso gato / sentado junto al poste / Percibe la luna”. Los gatos para varias tradiciones literarias son criaturas de mucha belleza y espiritualidad. El gato a diferencia del perro, no aúlla ante la luna, la contempla, en una actitud de deleite y calma casi humana. El gato se relaja junto a un poste de luz, para vincular la luz artificial que le brinda descanso a la luz celestial de la luna que le conforta.


El proceso lúdico: La vida y la muerte siguen el mismo juego en el cosmos, como sucesión de creación y destrucción o de éxito y fracaso. Sobre la inutilidad de los esfuerzos repetidos escribe: “Inútil, inútil / la fuerte lluvia / Dirigiéndose al mar”. El agua sobre el agua no produce cambio, los beat querían modelar la sociedad a un estado de mayor libertad y justicia social, concientes de la dificultad de este proyecto, saben que en el camino se desviaron con sus excesos.


Un haikú lúdico de extrañeza es: “Esta tarde de Julio / una gran rana / En el umbral de mi puerta”. La rana es un visitante inesperado, también un obstáculo para cerrar la puerta. El yo lírico necesita interactuar con la rana, superar su inicial aversión, sentirla integrada a la naturaleza tanto como él, para potenciar la conexión de ambos al cosmos. Los beat sintieron que convivían con muchos obstáculos en la difusión de su ideología, no sería raro que ellos se sintieran la rana, a la que nadie espera en su puerta.


Desánimo: En todo juego se gana o se pierde, el desánimo es pues una consecuencia en: “Desanimante señal / la pescadería / Está cerrada”. La oportunidad de comprar pescado se ha perdido. Los beat se sienten sin nada que pescar, sin logros que recoger y palpar en una sociedad liberal desigual que mantiene diferencias de clases. No reciben reconocimiento, pues están al margen de los círculos académicos. Todos estos postulados los enunció Ginsberg en Aullido
(1956) pero Kerouac los escribió con más arte.

Es grato comprobar la calidad de Kerouac en su elaboración de haikus, en un esfuerzo por salir de la discursividad tan cargada de la poesía beat, que hacía los poemas de gente como Ginsberg, Burroughs muy recargados y autobiográficos. Con el haikú
, Kerouac condensa el ethos del beat como golpeado, pero con ganas de contestar y espiritual, en un proceso de experimentación y búsqueda de la paz que la sociedad desigual nunca les ofreció.

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2 Comments:

Blogger Tornasol said...

Todas estas conclusiones y pensamientos los encuentro espirituales y atractivos, pero menos mal que ellos mismos reconocen que con su forma de actuar, se pasaron en sus excesos.
Está muy bien la filosofís zen, los pensamientos orientales, los haikus, mas estos orientales, chinitos, etc, además de esos ejercicios tan lúdicos trabajan como negros -de ahí, es una labor de chinos-, para subsistir; y si van a la pescadería y el pescadero ha cerrado, se darán cuenta que ese dependiente también necesita descansar. Se van al super, compran media docena de huevos y en paz, ¿no aman y aprecian tanto la libertad? pues que amen la libertad de los demás, no sólo la suya para destrozar el frigorífico de una patada, ¡qué bonito! Bueno, perdona, por este arranque, es que vengo de oir cantar a la Castafiore y me ha puesto de los nervios. Además, mañana es lunes y he leido muy poco. Aurora, muy bonito. Tú sí que has trabajado y no estos juerguistas de los beat. Un beso. Tornasol.

8:48 p. m.  
Blogger palimpsestos said...

Qué virtud la de Peter Pan para ver poesía en este camino de locura y desenfreno. supongo que el poso del tiempo ¡Hay el tiempo! hace su labor. No he dejado de preguntarme cuando escribía este pollo en medio de ese ajetreo no solo físico. Estoy por echarme a la benzonosecuantos.

2:09 p. m.  

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