domingo, febrero 01, 2009




En ocasiones es muy difícil romper esto que llaman blanco y comenzar colocar letras sobre el papel. Y esta es una de ellas. ¿Qué contar? ¿Qué decir? ¿De qué escribir?. Llevas pensando y pensando horas, horas que se convierten en días y de pronto llega la hora y no hay nada. El vacío. Y claro el vacío no es precisamente literatura. Vacío, blanco.

“Blanco” que me lleva inmediatamente al blanco de esos lienzos perfectamente enmarcados que en galerías y museos se exhiben sin reparo. Recordemos, lienzos blancos prisioneros de un marco, que no muestran otro color que no sea pintura blanca. Si lo se la pintura blanca es ya un color. Pero que sólo haya pintura blanca sobre un lienzo blanco no deja de resultar chocante al profano en la materia, que siempre con ganas de aprender, “pone el oído” amén del ojo, cuando con ellos se encuentra por ahí. . Y escucha que ese trozo de lienzo prisionero y anclado a la pared “nos muestra el resumen de los colores que en la tierra existen”, prometo que lo he escuchado. Lo que escucha uno lo oye en un tono tal que el profano en la materia, es decir yo, marcha a casa convencida de colgar en el blog una hoja en blanco resumen de todos los mis relatos habidos y por haber.

No obstante me invaden dudas. Y de inmediato comprendo que he sido infectada por un brote de ACNI (ataque creativo no identificado), virus peligroso donde los haya y bastante común hoy en día. Con lo cual vuelvo a pensar, horrible vicio, en que por qué el lienzo en blanco es una obra de arte y el folio en blanco publicado no.

Con el ACNI a cuestas, bueno no acuestas, más bien dentro, andaba yo, cuando no se me ocurre otra cosa que dirigir mis pasos hacia El Museo. Siempre me ha gustado ese edificio. Siempre. Solemne. Tranquilo. Discreto. Un edificio que despide un magnetismo infinito que emana de un interior repleto de historia y de arte.

Atravieso el amplio hall y me dirijo hacia la exposición que estos días vive de forma temporal en El Museo. Copias romanas de esculturas griegas. Fondos procedentes del propio Museo, unas veinte y otras tantas del Museo de Dresde.
Al entrar te quedas como las estatuas de dentro. De piedra. Penetras en otro mundo, piensas. Luego piensas dos veces, en esta ocasión es bueno hacerlo, y llegas a la conclusión de que en realidad te has quedado como ellas, porque ellas, las estatuas son como tú: humanas. Por eso te son cercanas. Bellas en ocasiones, en otras no tanto. De proporciones perfectas o tal vez no. Pero ese si tu mundo. Un mundo lleno de efebos y musas, de niños y ancianas, de muchachos que se coronan con hiedra, de Apolo y de Venus. Paseas entre Sueños y entre Ninfas. Entre rostros y cuerpos. Lo haces en medio de un respetuoso silencio pues tienes la sensación de que las figuras duermen un plácido sueño de años que las ha dejado quietas, pero que las mantiene vivas y temes despertarlas y que desaparezcan de tu vista. Así están y así han de seguir para poder recordar al contemplarlas que la belleza existe y que nosotros los hombres somos en ocasiones capaces de fabricar belleza con nuestras manos. “Entre Dioses y Hombres” vive actualmente en El Museo del Prado.

Al abandonar El Museo lo hice por otra puerta diferente a la de entrada. En mi recorrido me acompañaron los cuadros de siempre, que a modo de amigos que no fallan, saben te esperan en su casa y te reciben a gusto. De nuevo la calma. Calma momentánea, porque de inmediato pienso, esto de pensar es de horror, que al llegar a casa me estará esperando sobre la mesa la hoja en “blanco” y aún no se qué decirle.

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3 Comments:

Blogger Hispaniola said...

Pues para no saber qué escribir no te ha ido tan mal.Espero que Efímera me aclare si eso es metaliteratura.

2:23 p. m.  
Blogger Efímera said...

Sí consideráramos la entrada de Peter Pan en el Blog un género literario, se podría decir que existe algo de metaliterario en la misma, pues cuando se emplea la ficción para filosofar sobre el arte de ficcionar, vaya hombre, se considera metaficción.¿ La entrada de PP, qué mal suena eso, es un relato? En mi modesta opinión: no. ¿La entrada es una novela? Parece ser que tampoco. En fin, que suena más a una columnita de diario. ¿Es la columnita un género literario? No será Efímera quien se meta con el cuarto poder; así pues: la entrada de nuestro apreciado Peter es mataficcional.

4:10 p. m.  
Blogger palimpsestos said...

¿Mataficcional?
UF! mientras no sea mataliteratura.
Y yo sin escribir.
Uno de estos días me lanzo.

10:57 a. m.  

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