jueves, abril 06, 2006

Por partes



La tragedia clásica debe cumplir tres condiciones: poseer personajes de elevado condición social, estar contada en un lenguaje elevado y digno y terminar tristemente.

Nosotros sabemos que los Stupen eran “un sencillos campesinos”, con tierras, bienes, dinero y poder para tener bajo su mando a esclavos, a hombres, sin Faulkner serían simple campesinos pero por la magia de las palabras, por el hacer de un escritor los Stupen se convierten en señores del Sur.

Ya he hablado de las palabras, del lenguaje. Gracias a él se obra la magia de transformar a simples campesinos en miembros de un linaje cuya historia nos es contada y como tragedia la historia acaba tristemente.

No son reyes, ni dioses, ni héroes para Faulkner se encarga de convertirlos en ello.

En El Sur de Faulkner los personajes actúan sobre “la escena”. Que mejor escena que El Ciento de Stupen. No es un escenario el cuarto de la Universidad de Shreve y Quitan…

¿No guarda Clitemnestra, hija de Tomas Stupen, al biznieto del mismo, logrando de esta forma perdurar en el tiempo y castigar en cierto modo el cruel comportamiento de Tomas Stupen? .

El protagonista del drama es excepcional por su virtud, conciencia o rango social … Tomas Stupen no es un ser virtuoso, ni anda largo de conciencia pero rango social podemos decir que tenía. Era alguien que vino de la nada para llegar alto dentro de un universo provinciano y pequeño, pero tenía algo que solo tienen los dioses, poder para decidir entre la vida y la muerte. Digamos que era la otra cara de la virtud, la otra cara de la conciencia, y lo era con creces, luego por qué no pensar que cumple las condiciones para llegar a ser el personaje del drama …

Si la tragedia se crea a partir de la acción dramática del personaje protagónico Tomas Stupen la crea. Baja de una montaña muy lejana y fruto de un desprecio que no olvida jura que él será dueño de una casa mayor que aquella a la que un sirviente negro no le dejó. Para ello parte, hace un viaje. Todos los héroes lo hacen y de allí arranca su fortuna y su tragedia. Al regresar trae ambas consigo y con él crecen en El Ciento de Stupen. Una gran catarsis llega y en cierto modo purifica. El Ciento nunca volverá a ser lo que era, provoca el drama entre hermanos. Como digno personaje de la tragedia clásica no será el quien ejecute el castigo. Buscará y en su hijo legítimo, blanco, encontrará el brazo que lo lleve a cabo. Toda su descendencia muere. Toda, salvo aquella a la que con más empeño quiso borrar.

Una cosa más. Me extendería otro tanto y discutiría un rato pero ya es un poco tarde. Pero no puedo acabar sin hablar de Carlos Bon. Sólo ese personaje y su mundo. Su vida, su recorrido vital, su transformación, su no-muerte y su muerte constituyen un gran relato con tintes de tragedia. No tengo nada claro que el personaje de la obra se llame Tomas...

Se podía discutir.