DE YONQUI A EL ALMUERZO DESNUDO
A la mañana siguiente me levanté tarde. No me encontraba bien; el síndrome de abstinencia era muy fuerte y en la cama lo soportaba algo mejor. Decidí que tenía procurarme algo de droga rápidamente. Hice la ronda de mis contactos, pero no tuve suerte : Carl no estaba en casa, Norton no quiso abrirme la puerta por la bronca que tuvimos la semana pasada cuando trató de estafarme una papelina y Doolie se había quedado sin existencias, al menos eso fue lo que me dijo. También me contó que en un bar de la 45ª con Lexington conocía a un camarero que podía ayudarme. Se llamaba Nolan, Frankie Nolan. Me juró que el contacto era seguro y eso era importante para mí, porque no quería más líos con la pasma después del último susto.
Nolan estaba en el bar atendiendo unas mesas. Cuando quedó libre me acerqué y le dije que iba de parte de Doolie. Era un tipo alto y delgado, con cara de comadreja, que no hablaba y guiñaba los ojos como si fuera miope y no te viera bien. Al oir el nombre de Doolie se relajó y dijo:
- Hill Gains, Hill Gains es tu hombre. Hill es el amo, el jefe, el número uno. Nada es lo mismo después de conocer a Hill. Hill es Dios.
También me dió una dirección y un consejo:
- Nada de bromas con Hill.
Tuve suerte, di con Dios a la primera. Me recibió en su consulta de Experiencias y Ceremonias Sospechosas (EXCESOS), S.L. (Sólo Lunáticos). Desde luego no era un tipo corriente: rubio, casi albino, de voz suave y profunda que te atrapaba nada más conocerlo. A pesar de la bata blanca, inspiraba confianza y cuando te decía susurrando: hijo, conozco tu jodido problema, te entraban ganas de abrazarle y echarte a llorar. Se sentó conmigo en un sofá de cuero blanco de cinco mil dólares y me dijo:
- Hijo, conozco tu jodido problema. Tengo lo que necesitas. Tú quieres lo que tú y yo sabemos, pero ese no es tu jodido problema, eso no es lo que te hace falta; bueno no es todo lo que te hace falta. En EXCESOS sabemos tratar a la gente como tú, ya me entiendes. Un tratamiento de quince días con nosotros y no te conocerá ni tu madre. Por los gastos no tienes que preocuparte, no con ese culo. Con ese culo y con esto otro – añadió, echándome mano al paquete.
Hill prosiguió su charla, mientras sus ojos, y sus manos, me sondeaban a fondo:
-Tu jodido problema, hijo, como el de todo este puto país, es que follas poco. El sexo es la vida y la gente no se da cuenta, mejor dicho, no quiere darse cuenta. Sus mamás les dicen: niño, no te toques, niña, no seas puta, y les dejan jodidos para toda la vida. Hay que liberar el eros, abajo el tánatos. Fuera prejuicios, fuera tabúes, fuera ropa y a follar. Viva el orgasmo. Y si además estás colocado, eso es el éxtasis, el paraíso, la de Dios. Eso ya es la hostia.
Me convenció enseguida.
Nolan estaba en el bar atendiendo unas mesas. Cuando quedó libre me acerqué y le dije que iba de parte de Doolie. Era un tipo alto y delgado, con cara de comadreja, que no hablaba y guiñaba los ojos como si fuera miope y no te viera bien. Al oir el nombre de Doolie se relajó y dijo:
- Hill Gains, Hill Gains es tu hombre. Hill es el amo, el jefe, el número uno. Nada es lo mismo después de conocer a Hill. Hill es Dios.
También me dió una dirección y un consejo:
- Nada de bromas con Hill.
Tuve suerte, di con Dios a la primera. Me recibió en su consulta de Experiencias y Ceremonias Sospechosas (EXCESOS), S.L. (Sólo Lunáticos). Desde luego no era un tipo corriente: rubio, casi albino, de voz suave y profunda que te atrapaba nada más conocerlo. A pesar de la bata blanca, inspiraba confianza y cuando te decía susurrando: hijo, conozco tu jodido problema, te entraban ganas de abrazarle y echarte a llorar. Se sentó conmigo en un sofá de cuero blanco de cinco mil dólares y me dijo:
- Hijo, conozco tu jodido problema. Tengo lo que necesitas. Tú quieres lo que tú y yo sabemos, pero ese no es tu jodido problema, eso no es lo que te hace falta; bueno no es todo lo que te hace falta. En EXCESOS sabemos tratar a la gente como tú, ya me entiendes. Un tratamiento de quince días con nosotros y no te conocerá ni tu madre. Por los gastos no tienes que preocuparte, no con ese culo. Con ese culo y con esto otro – añadió, echándome mano al paquete.
Hill prosiguió su charla, mientras sus ojos, y sus manos, me sondeaban a fondo:
-Tu jodido problema, hijo, como el de todo este puto país, es que follas poco. El sexo es la vida y la gente no se da cuenta, mejor dicho, no quiere darse cuenta. Sus mamás les dicen: niño, no te toques, niña, no seas puta, y les dejan jodidos para toda la vida. Hay que liberar el eros, abajo el tánatos. Fuera prejuicios, fuera tabúes, fuera ropa y a follar. Viva el orgasmo. Y si además estás colocado, eso es el éxtasis, el paraíso, la de Dios. Eso ya es la hostia.
Me convenció enseguida.
Etiquetas: Salir por peteneras
1 Comments:
Más que salir por peteneras , es una salida por peneteras.Perdón, perdón, perdón por el chiste fácil, pero me lo has puesto a hu...
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