miércoles, mayo 13, 2009

EL, sin acento alguno


Y ahora yo, William Seward. Liberaré a mi horda de palabras... Mi corazón vikingo se desliza por el gran río cenagoso donde los motores chuf chuf chuf es el crepúsculo de la jungla y árboles enteros flotan con enormes serpientes en las ramas y lemures de ojos tristes observan la orilla, a través de los campos del Missouri (el Muchacho encuentra una punta de flecha color rosa) y a lo lejos silba el tren, vuelve hacia mí hambriento como un golfillo que no sabe trapichear con el culo que Dios le dio... Amable lector, La Palabra saltará sobre ti con garras de acero de hombre-leopardo, cortará dedos de manos y pies como cangrejo terrestre oportunista, te colgará y atrapará tu semen como un perro escrutable, se enroscará en tus muslos como una serpiente grande y venenosa y te inyectará una dosis de ectoplasma rancio... ¿Y por qué un perro escrutable?.

Etiquetas: