Por ahí, no.
Ya comentamos en el Mono, con una más que acertada colocación de verbos en personas por parte de Efímera, que Kerouac estaba no era. Ni puestos de acuerdo. Este sábado me encuentro con un amplio artículo dedicado al autor en periódico de tirada nacional.
De su lectura deducimos que Jack Kerouac “odiaba tener la casa llena de melenudos”. “¡Debería de estar sentado en una academia y no en el salón de mi casa soportando la veneración de estos palurdos!”, dicen que decía. Tomamos nota además, de que no le gustaban que se bebieran sus cervezas, que no le hacía ni pizca de gracia que “le llamasen Jack, pues él prefería Sr. Kerouac” y que además no era ni homosexual ni heterosexual “eran cada uno su propio asunto”, escribe el autor del artículo, a la sazón director, escritor y guionista español que ha tenido la oportunidad de conversar con Caroline Cassady, esposa de Neal Cassady y amiga de Jack Kerouac. El autor del artículo, director, escritor y guionista español, se muestra encantado de conversar con la que denomina “mujer de estos dos centauros”.
¿Y?... ¿Aporta algo a la figura del autor? ¿Nos permite leer mejor a Kerouac? ¿Nos enseña algo que no intuyéramos en su lectura? No hay duda: no.
El director, escritor y guionista español que ha tenido la oportunidad de conversar con Caroline Cassady continua renglones más abajo su artículo y comenta: “El rollo (*) en cuestión no tiene mayor interés, lo vi hace tiempo en una exposición metidito en una urna y no me provocó ninguna emoción especial”. Emoción, ha dicho emoción. Si no lo entiendo mal, tener delante de uno el original de un texto que años después de su primera edición sigue siendo referencia para muchos y del cual sólo en EE UU se venden una media de 100.000 copias cada año además de las que se editan y venden en el resto del mundo, no provoca en el autor del artículo “emoción alguna”. Eso es así ¿no? Ahora digo yo, narrador en primera y en absoluto omnisciente bastante alejado del buen hacer como escritor del autor del artículo: te lo has de hacer ver.
No entiendo cómo no puedes sentir. No comprendo cómo no puede sentir. No entiendo porqué me cuentas que los llamaba palurdos y no comprendo que a estas alturas nos diga escrito en tinta negra que Jack Kerouac era un “verdadero escritor”. Siento que este hombre escribe, pero no siente, al menos no siento como yo.
P D: Se publica por la editorial Anagrama el original de “En la carretera” de Jack Kerouac. (Kerouac mecanografió la primera versión de su novela en un rollo(*) de papel continuo 36 metros de longitud que encontró en un rincón de su apartamento. Ese rollo se considera el original de la novela).
De su lectura deducimos que Jack Kerouac “odiaba tener la casa llena de melenudos”. “¡Debería de estar sentado en una academia y no en el salón de mi casa soportando la veneración de estos palurdos!”, dicen que decía. Tomamos nota además, de que no le gustaban que se bebieran sus cervezas, que no le hacía ni pizca de gracia que “le llamasen Jack, pues él prefería Sr. Kerouac” y que además no era ni homosexual ni heterosexual “eran cada uno su propio asunto”, escribe el autor del artículo, a la sazón director, escritor y guionista español que ha tenido la oportunidad de conversar con Caroline Cassady, esposa de Neal Cassady y amiga de Jack Kerouac. El autor del artículo, director, escritor y guionista español, se muestra encantado de conversar con la que denomina “mujer de estos dos centauros”.
¿Y?... ¿Aporta algo a la figura del autor? ¿Nos permite leer mejor a Kerouac? ¿Nos enseña algo que no intuyéramos en su lectura? No hay duda: no.
El director, escritor y guionista español que ha tenido la oportunidad de conversar con Caroline Cassady continua renglones más abajo su artículo y comenta: “El rollo (*) en cuestión no tiene mayor interés, lo vi hace tiempo en una exposición metidito en una urna y no me provocó ninguna emoción especial”. Emoción, ha dicho emoción. Si no lo entiendo mal, tener delante de uno el original de un texto que años después de su primera edición sigue siendo referencia para muchos y del cual sólo en EE UU se venden una media de 100.000 copias cada año además de las que se editan y venden en el resto del mundo, no provoca en el autor del artículo “emoción alguna”. Eso es así ¿no? Ahora digo yo, narrador en primera y en absoluto omnisciente bastante alejado del buen hacer como escritor del autor del artículo: te lo has de hacer ver.
No entiendo cómo no puedes sentir. No comprendo cómo no puede sentir. No entiendo porqué me cuentas que los llamaba palurdos y no comprendo que a estas alturas nos diga escrito en tinta negra que Jack Kerouac era un “verdadero escritor”. Siento que este hombre escribe, pero no siente, al menos no siento como yo.
P D: Se publica por la editorial Anagrama el original de “En la carretera” de Jack Kerouac. (Kerouac mecanografió la primera versión de su novela en un rollo(*) de papel continuo 36 metros de longitud que encontró en un rincón de su apartamento. Ese rollo se considera el original de la novela).
Etiquetas: Sentimientos y Palabras.
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