viernes, marzo 23, 2007

SANVA

Mamen se rasca la cabeza, mira a su espalda, se adentra en la sombra del almacén. Creo que se me ha roto el corazón. Bea y yo nos miramos, aspiramos la colilla, una brasa semimuerta cae sobre mi abrigo. Bea suspira mientras mira el fondo de los andenes, isa ¿tú crees que SanVa será piadoso con los corazones rotos? No sé, quizá debiera serlo más con los estómagos vacíos, hay tantos que creo que es lo único que me apena. A veces, hay frases que no pertenecen al lugar donde las decimos, pienso, parece que he dicho esto bajo los focos apagados de un bar. Sentada en la barra, borracha. Mamen se deja mecer hacia la penumbra. Su rostro se hunde entre las bolsas de las velas rojas. Se apoya sobre los estantes, las aletas de la nariz se le remueven. La humedad rezuma en su respiración. Bueno, se ha roto por el centro o sólo de un lado, Bea alza la mano, la deja caer sobre la sombra. Crees que se puede hacer algo o que tendremos que decírselo a la encargada. Me he puesto tan nerviosa que no me he fijado. Vuelve a rascarse la cabeza, mira tras de si. Estoy por renovar ¿sabéis si son muy caros estos carteles? Podría comprar otro. Los carteles son marketing de la empresa, todos tienen que ser iguales, la encargada no es daltónica. Dirás tonta. Eso, sí. Te damos un puñetazo en un ojo, te has caído y ya está y encima tendrías la baja. Mamen sonríe. Otro suspiro. No sé, pero a veces las bromas alivian, supongo. Dónde quedaría bien la frase ¿En boca de un borracho escarmentado? De los que como gatos siempre caen de pie. ¿Enamorado de alguien que ya ha muerto? Aunque no haya muerto, tantos años abandonado, solo, pienso, como si él mismo ya lo estuviera. El andén está repleto. Maletas sobre ruedas, abrazos lánguidos. La luz del invierno lame la vía, el techado blanco del tren. Brillan los relojes grises, imparables. Hace frío, la gente se abraza. Se acurruca entre los gigantescos carteles de la multinacional, rojos, llenos de flechas doradas. Aquí un aspiradora último modelo. Allá una corbata gigante, granate. El tren arranca, sonido sordo, sin eco. Sólo dos mujeres se quedan sentadas en el banco. Lloran bajo los enormes carteles. El viento de febrero; se sujetan el flequillo, fuman. Se vuelven a sonar la nariz, pero las lágrimas caen y caen. No pueden levantarse. Un minuto más. No puedo levantarme todavía, fregar los cacharros, sonreír al jefe, pasear al perro.¡Isaaaaaa! Bea sacude las manos delante de mis ojos. Un días de estos, empezarás a volar, te lo digo yo. Las luces del almacén se encienden, las puertas de la tienda se abren. La encargada no tarda en balancear las manos hacia el eterno grupo de japoneses. Hoy SanVa oferta, media docenas de tazas con bonitas rosas impresas con su correspondiente plato en forma de corazón only ten euros. Do you understand? And we have the best love´s song of the History, only ten too. Isa veeeeen, que no me entiendeeeen. ¡Carajo que me mato! ¿Pero quién ha dejado tirado el cartel de Sanva? ¿Quién lo ha roto? Isaaaa veeeen. Mamen se rasca la cabeza, se come una uña. Lo echamos a suertes Bea y yo, piedra, papel o tijera. Bea sonríe, bueno a mi no me echan, soy fija. Camina con paso seguro. ¡Es que tropecé y lo partí! Mamen y yo nos abrazamos, esta Bea, indomable, dice. Como Escarlata. La luz de febrero estalla en sus ojos. Flotan miles de partículas agrisadas. Se agarran sobre las velas rojas, a los peluches del amor, las pilas de muñecos cantarines Will always love you. El andén se queda atrás. Un nuevo tren parte ¿qué hago, redimo al borracho o no lo redimo?

2 Comments:

Blogger palimpsestos said...

Noto progresos en tu inglés, Críticas Locas, y esa prosa tuya me encanta; echaba de menos tus crónicas desde “Santa-Atocha”, de verdad, nos habíamos acostumbrado; sigue, por favor, no sé si ese trabajo es el que tu querías, pero, ya sabes, que, a menudo, la vida toma caminos que no coinciden con los planes que teníamos, yo podría escribir sobre eso, y luego, inesperadamente, inexplicablemente, resulta que todo encaja. Nos vemos el lunes…

9:40 p. m.  
Blogger Sabueso said...

Lo que podría ser mero diario, narrado por ti es de todos, tiene fuerza, interesa y evoca. Es literatura. No pares, cada vez lo haces mejor, Críticas Locas.

5:32 p. m.  

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