lunes, agosto 07, 2006

Gracias por estar.

Si bien nunca os perdí la pista, “la magia de los cables” ayudó a ello, hasta hoy no he podido dar con los codos a esto que se llama “día a día” y abrir en él un hueco para que entre la luz, la luz del otro lado, esa que te acaricia cuando la sientes, además de sentir que al contacto con ella te invade una maravillosa sensación de calma.

¿Cómo va todo?. Gracias, muchas gracias a todas por ESTAR.

A pesar del bullicio, modo generoso de nombrar los días de junio y julio, y a veces en medio de él, lo que nunca he dejado de tener delante es un libro y siguiendo indicaciones que recogí del otro lado me he enternecido con un anciano y su nieta, hablaré de él. Conocí a un ser misterioso, Michael K, ¿lo conocí?, no lo se, ya os contaré. Me estremecí, insisto me estremecí con algo que se ha contado muchas veces: la llegada de un tren de ganado repleto de seres humanos a un “campo de trabajo” en Polonia. A ratos corta la respiración, ya os diré. He seguido la pista a un hombre torturado por un abominable crimen. La muerte en medio de la muerte. He conocido un poco más a un genial compositor. He viajado sin moverme del sitio por tierras heladas, repletas de horizontes infinitos, de ventiscas, de blancos, de rojos, de estrellas, de vida de la mano de Hans Ruesch y Anthony Quinn, os lo recomiendo para días sofocantes o para escapar de las “primeras” de los periódicos, que no andan muy allá que digamos. Para aquél que quiera escuchar a los que quedan debajo de los escombros o ya no están, pues los sacaron de la vida al enterrarlos vivos en un sótano, recomiendo a Samir Kassir y su libro “La desgracia de ser árabe”. Despues de leerlo entiendes por qué ya no está. Lo sacaron al hacer volar su coche.

Pero bueno ESTOY, y estoy contenta de ESTAR. Andaré por aquí unos días y luego marcharé, pero seguiré …

Se os quiere.