miércoles, mayo 24, 2006

UN POCO DE TRILCE

El año 1922 es de gran importancia para la Literatura. Aparece “Las tierras baldías” de T.S.Elliot. También ve la luz el “Ulises” de Joyce. Y en la otra punta del planeta, y desde la limitada conciencia que del vanguardismo tiene todavía Vallejo, sujeto a un Perú empobrecido y dividido, brilla Trilce.
Trilce es un regalo mágico. Por eso es un regalo difícil. Se escapa de las lecturas rápidas que entre estación y estación de metro se pueden hacer. Trilce necesita tiempo, de una tarde sosegada o una noche silenciosa mientras todos ya duermen. Necesita que seamos como un niño, embobados por palabras nuevas, atentos a los más sencillo, la musicalidad que nos atrapa. Si uno recurre a los numerosos ensayos y críticas acerca de esta obra poética, la palabra que más se nombra es enigmático. Su propio título, como las canciones que uno escucha de pequeño sin saber el idioma pero nos transmite una emoción, es un misterio. Algunas teorías apuntan a que Trilce es el resumen de triste y dulce. Otras “Trujillo y Lima cárcel estuve”. Otras el nombre de una flor extraña de los valles de la región de Chuco, donde el poeta nació. Pero lo único que en realidad salió de los labios de Vallejo, una década después de haberse publicado, cuando le preguntaron qué significaba, fue la acción de expresarlo con mucha lentitud. Hasta que la “ere” casi se convirtió en “erre”. También expresaría que Trlice nació del vacío. Pero desde ese vacío, un supuesto neologismo, proyectó emociones profundas y universales: El amor, la libertad, la desesperanza, la muerte, la infancia. Lejos quedan el mundo cosmopolita de Elliot, el perfeccionismo de Joyce, sus emociones salen del mundo nativo, de las familias humildes, trasciende la pobre realidad que le rodea, y logra que cada palabra ( retorcida a veces, a veces de pasmosa sencillez) nos suene, en el lugar y verso adecuado, como la primera vez, y al mismo tiempo mágica y distinta. Incontenible.
Trilce es un isla. Y debiera haber sido mimada, traducida a muchos más idiomas y mucho antes. Sin dejar que caiga en el olvido. Porque la reinvención de un nuevo timbre del castellano como un tesoro vivo, no se hace todos los días. Si uno se acerca despacio a esta obra, las frases nudosas, las palabras extrañas, desaparecen. Se convierte en un bálsamo para el ajetreo del corazón.
Gracias, Efímera.

-“Modernismo, postmodernismo y modernidad conflictiva en el primer Vallejo”. José Antonio Mazzotti.
-“Vallejo: El chasquido de la incertidumbre”.Víctor Sosa. Ensayo.
-“Apunte biográficos sobre César Vallejo”. Georgette Phillipard.

1 Comments:

Blogger Efímera said...

En Trilce está la bicicleta de mi primo Toto, el suicidio de Faustino, la galernas de San Sebastián y sobretodo la honradez del creador. Vallejo, en Lima, nosotras, en Madrid.Entonces y ahora.Época de feriantes que firman libros impostores.CL, sé porque conectas con el poeta: la honradez, aunque dolorosa, también guía tus cuentos.

1:37 p. m.  

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