domingo, abril 26, 2009

Hay quien no ...

Después de asomar al blog poco queda de decir. Ahí están ya, de nuevo recién nacidos, los personajes que hasta el momento habitan este “El final del desfile” tetralogía inmensa, en el más amplio sentido de la palabra y que parece ser, sólo he leído una las cuatro novelas que forman la obra, retrata el declive de la alta sociedad inglesa que en aquellos años bien podríamos decir era la gran administradora del mundo.

Vayamos con este “Hay quien no” título de la primera parte. Me parece muy interesante el personaje principal C. Tietjens. Un joven personaje victoriano, conservador en sus formas, pero no por ello ciego. Visionario en ocasiones tiene muy claro el cambio que se avecina y el horror que pronto asolará el mundo que él conoce. Carente de ambiciones, proviene de familia acomodada, es quizá el personaje de mayor visión futuro de los que pueblan este tramo del relato. No durará en tomar una decisión un tanto drástica: marchar al frente.

La novela, se me antoja, no es de lectura fácil. El autor, persona de profunda formación maneja muy bien los recursos literarios, y diría que en ocasiones incluso abusa. Hay en toda la obra importantes elipsis. Hay cambios de tiempo. Los pensamientos de los personajes se mezclan con los hechos que acontecen a los protagonistas. Novela coral, los personaje son muy numerosos, poblada de subtramas que a modo de afluentes alimentan al gran río-trama que en esta primera parte es la tumultuosa relación del matrimonio Tietjens. Sorprendente narrador-testigo que en ocasiones me ha llevado a pensar en el narrador de “En el corazón de las tinieblas” de J. Conrad, quizá, sabedora de la relación que existió entre ambos escritores. Esta aparente dificultad de lectura, pienso viene dada de la concepción que FMF tenía de la narración. Creo que Ford profundizó en este tema, pues puede que este aparente desorden no sea más que el reflejo del desorden con que los acontecimientos se suceden a lo largo de nuestra existencia y que conforman el guión de cada una de nuestras vidas.

Me parece interesante el planteamiento del “adulterio”. Situación que aparentemente ambos protagonistas asumen con total naturalidad, incluso hablan y comentan acerca del mismo. Reflejo claro de una manera de entender las relaciones hombre-mujer dentro del matrimonio que la clase alta tenía en aquellos tiempos. Esta situación hace que el personaje de Sylvia Tietjens ¿nos resulte actual?. Nos atrae y pasa por encima del otro personaje femenino ¿más convencional? Valentine Wannop, mujer que en principio acepta sin mayor problema ser la amante del Christopher Tietjens, pero que es ferviente defensora del derecho al voto de las mujeres (defensa que podía acarrear prisión). Pregunta: ¿por qué es más moderno el personaje de Sylvia que el personaje de Valentine?. Sobre estas dos mujeres-personajes volveré.

Guerra, adulterio, decadencia, codicia, ambición, relaciones humanas en la sociedad de la época, la relación, la importancia del dinero, “el qué dirán” y otros son temas que la novela trata. El fin de una era, la puesta en duda de los valores establecidos, la lucha de clases, la independencia de la mujer, la religión son algunos de los motivos que encontramos dentro de la novela. El “arte” como muestra externa de poder, las propiedades inmobiliarias, los muebles antiguos, los caballos y el golf, la vestimenta son algunos de los símbolos que nos acompañan.

Y por último magnifico el modo que el autor tiene de presentarnos a los principales personajes. Los encuadra, como si con ellos estuviera haciendo una película. El vagón del tren, para la presentación de los dos personajes más importantes masculinos, C. Tietjens y V. Macmaster. Un perfecto contraluz en una habitación de hotel, enmarca la entrada de Sylvia en la novela y una brillante escena al aire libre, en pleno campo, nos hace conocer al otro personaje femenino importante. De la primera nos llega de inmediato su perfume y un roce de gasa. De la segunda nos llega frescor y el cálido roce de la ropa de algodón.

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