La Gloria Solitaria
Sólo unos pocos se quedan en la ciudad mientras los vehículos desgarran sus voces atrapados en la tela de araña. Miles Davis seduce a las cortinas del invernadero y la escritora levanta su mirada del periódico, sonríe por el contoneo de las damas blancas y recuerda el baile con el cadete negro en la base militar de Anápolis. Después continúa con La gloria solitaria, el artículo de Vila Matas:
“…Tal vez ser un autor sea hacerse el muerto, situarse en el lugar del difunto, y no perder de vista ciertas perspectivas que abrieron pensadores como Foucault, para quien lo que la escritura pone en cuestión no es tanto la expresión de un sujeto que escribe cuanto la apertura de un espacio en el que el sujeto que escribe no cesa de desaparecer : “ La huella del autor está solo en la singularidad de su ausencia; al escritor le es asignado el papel del muerto en el juego de la escritura”.
El cadete se llama…que importa, es el hombre más limpio que ella haya visto nunca: el uniforme blanco como el kéfir, la botonadura, los zapatos y las orejas relucen como el sudor de Davis comiéndose las notas.
…” Me llamo Eric Satie como todo el mundo”, decía Satie. Con esta frase tal vez quería decir que no se trata exactamente de que el autor esté muerto, sino que en cuando autor ocupa el lugar del muerto, marca sus propias huellas en un lugar vacío…”
Todos miran a la mujer bailar con Holdman, murmuran la excentricidad de la extranjera y admiran que se sostenga sobre esos tacones tan altos. La mano del negro destaca sobre la blusa de seda, ser número uno no le da derecho, dice el Coronel Martínez, y añade que el whisky de la cantina está como siempre aguado, después hace un gesto al camarero.
La escritora lee: “Sabemos que también a Thelonious Monk le gustaba de niño esconderse y simularse cadáver…”.Miles hace el amor con su trompeta y una ráfaga de viento sacude las cortinas.” El escritor no tiene nada que esperar de los demás. Créame, ¡sólo escribe para él!”. Cuando pase el puente se comprará el libro de Don DeLillo: Contrapunto.
“…Tal vez ser un autor sea hacerse el muerto, situarse en el lugar del difunto, y no perder de vista ciertas perspectivas que abrieron pensadores como Foucault, para quien lo que la escritura pone en cuestión no es tanto la expresión de un sujeto que escribe cuanto la apertura de un espacio en el que el sujeto que escribe no cesa de desaparecer : “ La huella del autor está solo en la singularidad de su ausencia; al escritor le es asignado el papel del muerto en el juego de la escritura”.
El cadete se llama…que importa, es el hombre más limpio que ella haya visto nunca: el uniforme blanco como el kéfir, la botonadura, los zapatos y las orejas relucen como el sudor de Davis comiéndose las notas.
…” Me llamo Eric Satie como todo el mundo”, decía Satie. Con esta frase tal vez quería decir que no se trata exactamente de que el autor esté muerto, sino que en cuando autor ocupa el lugar del muerto, marca sus propias huellas en un lugar vacío…”
Todos miran a la mujer bailar con Holdman, murmuran la excentricidad de la extranjera y admiran que se sostenga sobre esos tacones tan altos. La mano del negro destaca sobre la blusa de seda, ser número uno no le da derecho, dice el Coronel Martínez, y añade que el whisky de la cantina está como siempre aguado, después hace un gesto al camarero.
La escritora lee: “Sabemos que también a Thelonious Monk le gustaba de niño esconderse y simularse cadáver…”.Miles hace el amor con su trompeta y una ráfaga de viento sacude las cortinas.” El escritor no tiene nada que esperar de los demás. Créame, ¡sólo escribe para él!”. Cuando pase el puente se comprará el libro de Don DeLillo: Contrapunto.
1 Comments:
El otro día en "El Mono Rojo" se habló de Sergio Pitol, leímos, comentamos, apreciamos y disfrutamos de un cuento dedicado a Vila-Matas "El oscuro hermano gemelo", viajamos con el narrador, la metaliteratura dentro de la literatura y así sin fin.
La otra noche Palimp no conseguía dormir, demasiado cansada para continuar con "Hombre Lento". Y, recurso fácil, acudió a la televisión, por si encontraba algo interesante. Todos saben que cuanto más extraña es la hora, hay más posibilidades de que la emisión valga la pena. Sorpresa, una entrevista a Pitol. Su hablar lento, cargado de recuerdos, de personajes, de literatura, la voz ronca, pausada, del que sabe que ya la prisa no vale de nada... Ahora Palimpsestos no sabe si se habló realmente de Vila-Matas y del cuento o "solamente" lo soñó. Desde luego la voz y el gesto de Pitol eran reales. Inolvidable.
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