viernes, agosto 02, 2013

Ernest Hemingway

Me dicen que Ernest Hemingway también estuvo sentado bajo el tamarindo y yo sonrío porque a estas alturas ya me he sentado en muchos lugares donde estuvo el ubicuo escritor. Y además porque corro de la mano de Nickie y Littless montaña arriba huyendo de Splayzey y Evans, mala gente, hasta llegar al Camp Number One. Qué alivio.

El joven Ernest y el suicidio, el miedo, la caza, no parar, estar en todos los sitios, como Dios. El coraje, el coraje de escribir de nosotros mismos. En fin, The Last Good Country.

No parar, voy hacia Beckett, hacia Dios.