domingo, mayo 20, 2012

La ciudad y los perros


¿Cómo dar a su ficción toda la sólida apariencia de lo real? ¿Cómo meter al lector en la marea de los hechos? Esta fue la cuestión básica que debió resolver Vargas Llosa. Descubrió ( evidentemente, a través de Los jefes) que la experiencia vital por contar era sólo una materia en estado crudo que debía pasar por los filtros de la imaginación, que era necesario darle una forma:  " Ese es uno de los problemas que plantea el realismo. El realismo en la literatura yo no crea que pueda ser nunca una enunciación directa en la realidad. Al sector de la vida escogido por el escritor hay transformarlo, manipularlo, recogerlo de una manera muy especial para que no se hiele al pasar a la literatura, para que no muera en el camino"*. El autor impone sus leyes a esa forma, pero cuidando no interferir en su historia, de darle al lector todas las ventajas para que entre en el juego de la ficción: " Yo creo que la novela es...el género supremo porque...traslada al lector al corazón de la realidad evocada por el libro. La obligación del autor es mantenerlo allí. Los novelistas que yo admiro y releo no son nunca los que me exigen ser admirador a la distancia. Son los que me arrastran, me arrebatan y me instalan en "su" mundo nuevo, el que en última instancia me permitirá descubrir mi propio mundo".* El orden de una estructura y la inmediatez de la perspectiva narrativa se advierten en cada una de las partes de esta novela. 

*" Vargas Llosa y el problema de la realidad en la novela"      

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