miércoles, abril 25, 2012

Noviembre del 2005, revisited

LEAR 
¡Soplad, vientos, y rajaos las mejillas! 
¡Rugid, bramad! ¡Romped, turbiones y diluvios, 
hasta anegar las torres y hundir las veletas! 
¡Fuegos sulfúreos, raudos como el pensamiento, 
heraldos del rayo que parte los robles, 
quemadme las canas! Y tú, trueno estremecedor, 
¡aplasta la espesa redondez de la tierra, 
rompe los moldes de la naturaleza y mata 
la semilla que produce al hombre ingrato! 
BUFÓN 
Ah, abuelo: más vale dar jabón en seco que renegar bajo esta lluvia. Entra, abuelo, y pídeles la 
bendición a tus hijas. La noche no perdona ni a bobo ni a listo. 
LEAR 
¡Retumbe tu vientre! ¡Escupe, fuego; revienta, nube! 
Ni lluvia, viento, trueno, ni rayo son mis hijas. 
De ingratitud no os acuso, elementos: 
yo nunca os di un reino, jamás os llamé hijos
No me debéis obediencia, así que arrojad 
vuestro horrendo placer. Aquí está vuestro esclavo, 
un pobre anciano, mísero, débil, despreciado. 
Y, sin embargo, os llamo aliados serviles 
que, unidos a mis dos hijas perversas, 
desde el cielo lanzáis vuestras legiones 
sobre cabeza tan blanca, tan vieja. ¡Ah, infamia! 
BUFÓN 
Quien tiene una casa donde meter la cabeza, tiene una buena sesera. 
Braguetero busca un hoyo 
y va con cabeza al aire, 
que se llenará de piojos 
cuando tenga que casarse. 
El que atiende al dedo gordo 
mucho más que al corazón 
por un callo andará loco 
y despierto del dolor. 
Pues no hay mujer guapa que no haga visajes delante del espejo.