domingo, abril 22, 2012

LA VIDA INSTRUCCIONES DE USO (Georges Perec-1978)

 PERSONAJES.-La estructura y características de esta novela, si es que podemos darle ese nombre, impiden enfocar el análisis de los personajes desde un punto de vista convencional- nada es convencional en la obra de Perec. Los casi ciento ochenta intervinientes en las mil y una historias que componen el relato harían prácticamente inabordable la tarea. Los personajes se presentan y engarzan como las piezas de un gran puzzle, cuya abundancia y dificultad de ubicación incitan a abandonar antes de empezar.
 Una dificultad adicional se deriva de la escasez de información relevante que el autor suministra sobre los sentimientos y motivaciones de los personajes, lo que entraña una deliberada paradoja con la acumulación de datos que nos ofrecen esas fastidiosas e interminables descripciones de todo tipo de objetos de que está plagado el libro: los árboles no dejan ver el bosque.
 La excepción a esta regla es el personaje de Percival Bartlebooth, única figura de la que nos facilita Perec información suficientemente significativa como para conocer lo que impulsa su extravagante proceder. Por otro lado, Bartlebooth aparece como prototipo del resto de los personajes y de la obra en sí, y personifica lo que, parodiando a Sartre, podríamos definir como una “manía inútil” frente a la “pasión inútil” en que el filósofo francés condensaba la existencia humana.
 Multimillonario inglés obsesionado con encontrar algo con lo que entretener su aburrimiento, a los 25 años comienza Bartlebooth a tomar clases de acuarela, para tras 10 años de aprendizaje de la mano de Serge Valene, iniciar, con su criado Smautf, un periplo que le llevará durante los siguientes 20 años a recorrer el mundo entero con el fin de pintar a la acuarela 500 marinas que irá enviando a Gaspard Winckler, que con ellas habrá de fabricar 500 puzzles de 750 piezas cada uno. Finalmente, una vez de vuelta, el millonario comenzará a reconstruir durante otros 20 años los puzzles, que irán siendo enviados a los lugares que sirvieron de modelo para ser destruidos.
 Morirá antes de culminar su obra. Quedarán 62 puzzles sin reconstruir, y por tanto sin destruir, debido a sus problemas de visión y a las cada vez mayores dificultades que Winckler ha ido introduciendo en los puzzles. La muerte le sorprenderá a los 75 años en un vano intento de terminar el puzzle nº 439, sosteniendo en la mano una última pieza en forma de W que no encaja.
 De esta forma verá frustrado su excéntrico proyecto, que aspiraba a culminar con la desaparición de todo rastro de sí mismo; llegar a la nada partiendo de la nada, paradigma para Perec de los ridículos afanes del ser humano.

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1 Comments:

Blogger Efímera said...

Hispaniola, la vida es eso que pasa mientras intentas escribir una novela.
Me alegra que no hayas perdido el norte, ahora que yo lo he perdido en esta isla que gira alocada en medio del océano. Los locales están mal, pero nuestros compatriotas están peor, no se adaptan a los mares visibles e invisibles y la rotación les diluye las neuronas.
A la espera de más instrucciones.
Tuya siempre,
E

2:07 p. m.  

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