domingo, abril 22, 2012

La ciudad y los perros

Frente a esta novela, el lector se siente atraído por una fuerza centrípeta, irresistible, que lo absorbe, lo sumerge y casi lo tritura emotivamente entre sus páginas. La calidad mineral de sus descripciones, la dureza im- placable de sus acontecimientos, el sentido maquinal e inexorable que mueve todos sus complejos engranajes, contribuye a intensificar esa sensación: la novela es una agitada corriente que nos arrastra y nos arroja contra un lecho de piedras. La potencia seductora del relato deriva  de esa doble cualidad de la que habla  nuestro admirado José María Valverde; es decir, la fusión de una historia interesante por si misma de acuerdo con una escala de valores tradicionales ( es posible reconocer en ella las divisiones preceptivas de "presentación", "nudo" y "desenlace") y de una suma de recursos técnico-formales ( discontinuidad, heterogeneidad, irracionalidad, multiplicidad) que pertenecen inequívocamente al arte contemporáneo de la novela.   

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