domingo, mayo 06, 2012

15, Usher Island. Epifanía

Una amiga nos abrió el 15 de Usher Island. Por unos instantes Gretta.  Y Carol no entendía, pero vosotros sí. Gabriel perdido en la ficción de la realidad, pero las velas anacrónicas y los pasos de las distorsionadas maderas me hicieron danzar como los aventados de la isla, girad palabras, girad.

" ... Gabriel no dijo nada sino que señaló hacia las escaleras, hacia donde estaba parada su
mujer. Ahora, con la puerta del zaguán cerrada, se podían oír más claros la voz y el piano.
Gabriel levantó la mano en señal de silencio. La canción parecía estar en el antiguo tono
irlandés y el cantante no parecía estar seguro de la letra ni de su voz. La voz, que sonaba
plañidera por la distancia y la ronquera del cantante, subrayaba débilmente las cadencias de
aquella canción con palabras que expresaban tanto dolor:
Oh, la lluvia cae sobre mi pesado pelo 
Y el rocío moja la piel de mi cara, 
Mi hijo yace aterido de frío... 
 -Ay -exclamó Mary Jane-. Es Bartell D'Arcy cantando y no quiso cantar en toda la
noche. Ah, voy a hacerle que cante una canción antes de irse.
 -Oh, sí, Mary Jane -dijo tía Kate.
 Mary Jane pasó rozando a los otros y corrió hacia la escalera, pero antes de llegar allá
la música dejó de oírse y alguien cerró el piano de un golpe.
 -¡Ay, qué pena! -se lamentó-. ¿Ya viene para abajo, Gretta?
 Gabriel oyó a su mujer decir que sí y la vio bajar hacia ellos. Unos pasos detrás
venían Bartell D'Arcy y Miss O'Callaghan.
 -¡Oh, Mr D'Arcy -exclamó Mary Jane-, muy egoísta de su parte acabar así de pronto
cuando todos le oíamos arrobados!
 -He estado detrás de él toda la noche -dijo Miss O'Callaghan- y también Mrs Conroy,
y nos decía que tiene un catarro terrible y no podía cantar.
 -Ah, Mr D'Arcy -dijo la tía Kate-, mire que decir tal embuste.
 -¿No se dan cuenta de que estoy más ronco que una rana? -dijo Mr D'Arcy grosero.
 Entró apurado al cuarto de desahogo a ponerse su abrigo. Los demás, pasmados ante
su ruda respuesta, no hallaban qué decir. Tía Kate encogió las cejas y les hizo señas a todos
de que olvidaran el asunto. Mr D'Arcy, ceñudo, se abrigaba la garganta con cuidado.
 -Es el tiempo -dijo tía Julia, luego de una pausa.
 -Sí, todo el mundo tiene catarro -dijo tía Kate enseguida-, todo el mundo.
 -Dicen -dijo Mary Jane- que no habíamos tenido una nevada así en treinta años; y leí
esta mañana en los periódicos que nieva en toda Irlanda.
 -A mí me gusta ver la nieve -dijo tía Julia con tristeza. 
 -Y a mí -dijo Miss O'Callaghan-. Yo creo que las Navidades no son nunca verdaderas
Navidades si el suelo no está nevado.
 -Pero al pobre de Mr D'Arcy no le gusta la nieve -dijo tía Kate sonriente.
 Mr D'Arcy salió del cuarto de desahogo todo abrigado y abotonado y en son de
arrepentimiento les hizo la historia de su catarro. Cada uno le dio un consejo diferente, le
dijeron que era una verdadera lástima y lo urgieron a que se cuidara mucho la garganta del
sereno. Gabriel miraba a su mujer, que no se mezcló en la conversación. Estaba de pie debajo
del reverbero y la llama del gas iluminaba el vivo bronce de su pelo, que él había visto a ella
secar al fuego unos días antes. Seguía en su actitud y parecía no estar consciente de la
conversación a su alrededor. Finalmente, se volvió y Gabriel pudo ver que tenía las mejillas
coloradas y los ojos brillosos. Una súbita marca de alegría inundó su corazón.
 -Mr D'Arcy -dijo ella-, ¿cuál es el nombre de esa canción que usted cantó?
 -Se llama La joven de Aughrim -dijo Mr D'Arcy-, pero no la puedo recordar muy
bien. ¿Por qué? ¿La conoce? 
 -La joven de Aughrim -repitió ella-. No podía recordar el nombre.
 -Linda melodía -dijo Mary Jane-. Qué pena que no estuviera usted en voz esta noche.
 -Vamos, Mary Jane -dijo tía Kate-. No importunes a Mr D'Arcy. No quiero que se
vaya a poner bravo.
 Viendo que estaban todos listos para irse comenzó  a pastorearlos hacia la puerta
donde se despidieron:
 -Bueno, tía Kate, buenas noches y gracias por la velada tan grata.
 -Buenas noches, Gabriel. ¡Buenas noches, Gretta! -Buenas noches, tía Kate, y un
millón de gracias. Buenas noches, tía Julia.
 -Ah, buenas noches, Gretta, no te había visto.
 -Buenas noches, Mr D'Arcy. Buenas noches, Miss O'Callaghan.
 -Buenas noches, Miss Morkan. -Buenas noches, de nuevo. -Buenas noches a todos.
Vayan con Dios. -Buenas noches. Buenas noches..."

2 Comments:

Blogger Hispaniola said...

Maravilloso Los muertos siempre, incluso en primavera. Gracias, Efímera.

10:21 a. m.  
Blogger Hispaniola said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

10:21 a. m.  

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