jueves, mayo 03, 2012

La ciudad y los perros


Lo notable es que ni lo tradicional limita la experimentación, ni la experimentación sacrifica el subyacente interés humano de la anécdota: en ese sentido, el equilibrio es perfecto. Como anota Julio Ortega: " En las novelas de Vargas Llosa hay un curioso amalgamiento  de naturalismo y realismo poético, de psicología y de esquematismo, de espacio tradicional y de tiempo conflictivo; de un mundo en fin que pertenece a la novela tradicional y de otro que pertenece a la última novela". La obra cabe cómodamente dentro de los márgenes del realismo. Como casi todas sus novelas, ésta tiene que ver con realidades concretas del país ( un colegio específico llamado Leoncio Prado, un determinado sistema educativo del ejercito peruano, una actitud mental común a las familias humildes y pequeñoburguesas, un fraccionamiento social que se percibe hasta en la rivalidad de los barrios: Miraflores, Lince, Callao), a tal punto que hubo los que pudieron realizar la consabida lectura superficial de la novela y creer que su finalidad era un mero ataque al Leoncio Prado, porque era el sujeto principal de la historia. La obra contiene una inevitable denuncia, no solo de los métodos del colegio,sino de las razones que explican esos métodos, pero no al nivel didáctico de quien levanta actas de acusación para que las cosas se corrijan y mejoren. Como exponente de lo que se ha denominado "realismo crítico", esta novela trabaja con realidades pero no elabora copias directas, enjuicia pero no se incluye ( y quiza se condena) en el juicio, incorpora trozos vivos del mundo objetivo pero los traspone artisticamente. Hay en Vargas Llosa, según afirma nuestro amigo Colmenares, " un propósito de deslindar la realidad y de construir una ficción rigurosa, sin perder de vista que la ficción obedece a las mismas coordenadas que la realidad". La ciudad y los perros es una feliz solución al problema de la representación de la realidad que la misma historia planteaba. 

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