MADAME BOVARY ACABA DE SUICIDARSE ENTRE MIS MANOS
Acuérdate, te lo conté hace unas semanas, son 150 años los que han pasado desde que Gustave Flaubert publicara su novela, usos y costumbres provincianas.
Caprichos del fin de semana, costumbres capitalinas, y por pura casualidad, fui a ver “Odette”, te lo recomiendo, no te la pierdas. Una historia me lleva a pensar en la otra, francesas como ya te puedes imaginar, pero no solo por ello. Una Amélie madura, sí pero con más historias. Odette es provinciana, belga, de Charlerroi, su existencia se reparte entre vivir soñando y soñar con su admirado escritor. El se llama Baltasar Balsán, escribe, tiene éxito, una familia de reportaje de revista de decoración. Cuando escucha la opinión que un crítico prestigioso sobre su obra, se desencadena una catástrofe en esa vida de éxitos. Su mujer le engaña, su hijo se avergüenza de él, que reniega de sus lectores (lectoras todas ellas) aborrece lo que escribe. Sale huyendo de sí mismo y es cuando conoce a Odette, lectora entregada que ha idealizado al escritor, no confunde a la persona con el escritor. A ella le gusta lo que él escribe porque le hace soñar, vivir como si su vida fuera otra. Admira al escritor, no al hombre. Es una mujer que consigue ser feliz en un mundo en que cualquiera sería desgraciado.
Y yo no he podido evitar pensar en Emma, la tenía entre mis manos. Las he confrontado, no te ofendas Gustave. Anverso y reverso. Emma sueña otra vida, desprecia lo que le rodea, cree vivir el sueño romántico en el paseo por el bosque, en casarse a medianoche a la luz de las antorchas. Odette duerme frente a una fotografía de un crepúsculo a tamaño natural. Emma destruye a todos los que le rodean en aras de ese ideal romántico y de ilusiones infantiles. Odette conoce a sus hijos y los quiere como son. Emma reniega de la pequeña Berthe. Odette baila al son de Josephine Baker, trabaja noche y día. ¿Porqué Emma se casa con Charles? Es el quien elije. Odette va al encuentro del escritor, no del hombre.
Baltasar le debe la existencia a Odette, a su lectora, pero ella existiría sin haberle conocido. Emma sale a buscar amantes que le hagan olvidar la existencia aburrida y provinciana, el matrimonio sin alicientes. Sueños de lujos y de amores desgraciados. Ella inventa a sus personajes. Amontona las deudas, ignora todo de los números. Odette es perfecta ama de casa impecablemente peinada y vestida, gracias al séptimo arte. Emma desespera al descubrir la verdadera naturaleza de su amante, Leon, acaba envenenándose y muere en su propia cama. Odette ha acunado en sus brazos la agonía de su marido, y redime al escritor: hada madrina de extrarradio.
¿Está todo esto como dicen los franceses “tiré par les cheveux”? tradúcelo como cogido con alfileres. Pero no puedo dejar de recomendarte a Odette, refresco para el verano, que solo durará unas semanas. En cambio Emma durará muchos años más, ya son 150. Podríamos hablar del escritor y de su personaje, de las dos caras del romanticismo, la réplica que supuso Madame Bovary a los ideales románticos, el deleite por la forma, la prosa también como objetivo. El tardó más de 4 años en crear a Emma, yo le doy las gracias. Gustave dijo “Madame Bovary c’est moi”, todos somos Emma Bovary, todas.
Caprichos del fin de semana, costumbres capitalinas, y por pura casualidad, fui a ver “Odette”, te lo recomiendo, no te la pierdas. Una historia me lleva a pensar en la otra, francesas como ya te puedes imaginar, pero no solo por ello. Una Amélie madura, sí pero con más historias. Odette es provinciana, belga, de Charlerroi, su existencia se reparte entre vivir soñando y soñar con su admirado escritor. El se llama Baltasar Balsán, escribe, tiene éxito, una familia de reportaje de revista de decoración. Cuando escucha la opinión que un crítico prestigioso sobre su obra, se desencadena una catástrofe en esa vida de éxitos. Su mujer le engaña, su hijo se avergüenza de él, que reniega de sus lectores (lectoras todas ellas) aborrece lo que escribe. Sale huyendo de sí mismo y es cuando conoce a Odette, lectora entregada que ha idealizado al escritor, no confunde a la persona con el escritor. A ella le gusta lo que él escribe porque le hace soñar, vivir como si su vida fuera otra. Admira al escritor, no al hombre. Es una mujer que consigue ser feliz en un mundo en que cualquiera sería desgraciado.
Y yo no he podido evitar pensar en Emma, la tenía entre mis manos. Las he confrontado, no te ofendas Gustave. Anverso y reverso. Emma sueña otra vida, desprecia lo que le rodea, cree vivir el sueño romántico en el paseo por el bosque, en casarse a medianoche a la luz de las antorchas. Odette duerme frente a una fotografía de un crepúsculo a tamaño natural. Emma destruye a todos los que le rodean en aras de ese ideal romántico y de ilusiones infantiles. Odette conoce a sus hijos y los quiere como son. Emma reniega de la pequeña Berthe. Odette baila al son de Josephine Baker, trabaja noche y día. ¿Porqué Emma se casa con Charles? Es el quien elije. Odette va al encuentro del escritor, no del hombre.
Baltasar le debe la existencia a Odette, a su lectora, pero ella existiría sin haberle conocido. Emma sale a buscar amantes que le hagan olvidar la existencia aburrida y provinciana, el matrimonio sin alicientes. Sueños de lujos y de amores desgraciados. Ella inventa a sus personajes. Amontona las deudas, ignora todo de los números. Odette es perfecta ama de casa impecablemente peinada y vestida, gracias al séptimo arte. Emma desespera al descubrir la verdadera naturaleza de su amante, Leon, acaba envenenándose y muere en su propia cama. Odette ha acunado en sus brazos la agonía de su marido, y redime al escritor: hada madrina de extrarradio.
¿Está todo esto como dicen los franceses “tiré par les cheveux”? tradúcelo como cogido con alfileres. Pero no puedo dejar de recomendarte a Odette, refresco para el verano, que solo durará unas semanas. En cambio Emma durará muchos años más, ya son 150. Podríamos hablar del escritor y de su personaje, de las dos caras del romanticismo, la réplica que supuso Madame Bovary a los ideales románticos, el deleite por la forma, la prosa también como objetivo. El tardó más de 4 años en crear a Emma, yo le doy las gracias. Gustave dijo “Madame Bovary c’est moi”, todos somos Emma Bovary, todas.
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