jueves, junio 07, 2007

La alfombra mágica


La vendedora me enseñó otro modelo que parecía de formica. No, creo que tampoco le gustará, le dije. Ella asintió, ya había tenido otros casos. Se aburren ya a estas alturas del año, quieren irse de vacaciones, salir, ¿sabe?, y se vuelven algo antojadizos. Pero tenía algo especial. ¿Qué le parece esta auténtica alfombra persa maroon Bokhara?, me preguntó. Era verdaderamente elegante; como las de las abuelas con pisos de trescientos metros, porcelanitas y tapetes de ganchillo. Dudé entre varios modelos. Quizás a él le iba un estilo más moderno, a lo Mondrian, o algo minimal. No, no, dijo la vendedora, a ellos suele gustarles lo clásico, lo hogareño, algo que les haga evocar mundos antiguos, ¿no ve que están hartos de tanta cibernética, de tanta soledad, de tanto metacrilato?
Se la enseñé nada más volver a casa y poco después me dijo que quería una llave para salir por la noche con los colegas. Se la colgó de la oreja en plan piercing y después se tumbó con el mismo aire solitario de siempre. Quizás mientras dormimos, vuela por el cielo en su alfombra mágica.