domingo, mayo 27, 2007

¿Qué día es hoy?

Con el libro no tenía problemas, lo guardó entre las cosas, además era común y no se sentía extraño caminar con uno bajo el brazo, había alguna costumbre, pero lo otro, eso sí lo ruborizaba. En serio, sabía que se acercaba el día pero no tenía claro cuándo, le confundían más los anuncios en las paradas de buses, vestíbulos de metro y otros lugares que pregonaban algo que se le parecía y que desde hacía tiempo venían celebrando otras instituciones y artes, pero todavía así, de haberse acordado la fecha, seguramente que no se acordaría nunca de las costumbres, hábitos y protocolos.
Para él fue la primera vez, como lo fue con su relato que no se creía capaz de ni siquiera iniciar, como no se creía capaz de sentir y pasar todo lo que pasó por aquello que sucedió: Era 23 de abril, día de San Jorge y además del libro, ¡Le había regalado una rosa! ¡A él, a un macho, a un hombre, un caballero; cuando debería ser él quien hiciera tamaño detalle, ser él quien obsequiara consecuentemente no sólo a ella sino también a tan agradables compañeras, ser quién esté pendiente de fechas y motivos tan altruistas y culturales que ennoblece el ejercicio de ser humano; pero no lo fue, como siempre, otra vez resultó que fue ella.
El bochorno lo disimuló entre la algarabía natural, propia de las sorpresas y el calor de la calefacción; sobraba el yérsey, camiseta también pero no podía sacársela y el dividí que traía debajo ensopado de sudor pagó las consecuencias, menos mal que la gratitud de la dádiva y el afecto con que los obsequiaron y la vueltita a andar por ”entre libros” atenuó el sopor, pero andar por la calle con la rosa, tallo alto, eso era otra historia, ¡era imposible ocultar!, la escondería bajo su yérsey, no podía, asomaba por debajo un cuarto de tallo; la llevaría entre brazos, pero ¡qué estaba haciendo!, -¡ah! Ya sé, la meteré entre mis cuadernos- se le ocurrió, se aplastaría, se marchitaría, estaba bonita, no valía la pena estropearla, además se la habían obsequiado con mucho cariño, tomó valor, respiró profundo y subió al tren, todos le miraban, algunas chicas sonreían mientras cuchicheaban entre si, otras, solas en sus asientos entornaban un rostro dulce y embelesado, como de ensueño y pestañaban enamoradas, una se atrevió a decirle que esa rosa era para ella, él no tenía palabras, sólo le sonrió amablemente y luego de una cortés venia continuó adelante...

3 Comments:

Blogger palimpsestos said...

El año próximo no te pillará desprevenido. Pero, caramba !Qué bonito es ver las cosas por primera vez!

11:46 p. m.  
Blogger :-[ said...

La primera vez que me regalaron flores fue como volar. Eran rosas blancas y eran de un amigo. Descubrí que no me amaba claro, si no hubieran sido rojas. Pero no me importó !Doce rosas blancas! las más bonitas

4:33 p. m.  
Blogger Efímera said...

Estimado Kuntur:
La mejor forma de decir gracias, ha sido tu relato.
Un fuerte abrazo

12:49 a. m.  

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