sábado, octubre 11, 2014

Con la claridad aumenta el frío



Ayer supe que le habían dado el Nobel de Literatura a Patrick Modiano, he imaginé que Carlos García-Alix estaría contentísimo, un contento de dimensiones inconmensurables. Yo lo hubiera querido escribir ayer en el blog, pero google, que está en la nube, ha cambiado claves y contraseñas y ya no sabemos quién fue quién, ni quién es quién, pero sí que yo tenía un enfado de dimensiones inconmensurables, enfado que intentó sosegar con éxito el escritor AS llevándome a La Abadía. Las palabras de Thomas Bernhard me hicieron reír, risas de dimensiones inconmensurables, como las medidas de la casa de Bernhard en la Alta Austria.

Modiano es muy Joyceano, Paris y Dublín, las calles y los edificios impregnados de los hálitos y las huellas de las niñas llevadas a los campos de concentración y de los hombres que no desean regresar a sus hogares y deambulan por las ciudades como derviches en busca de consuelo. Y Bernhard habla de su amigo Wittgestein. Y AS y yo, en la oscuridad de la sala recordamos a los nuestros, aquellos, enfermo y loca de humanidad y sabiduría de dimensiones inconmensurables, los dos nos han dejado un poquito huérfanos, pero los dos caminan de la mano por la veredas del cielo.

Los tostados y ocres visten los árboles del jardín y yo recuerdo la belleza inconmensurable del otoño en Providence.  Y me pregunto si las ardillas de Dublín pegarán sus manitas en las ventanas de la que fue mi casa, que ahora será de otros. Recuerdo a mis amigas, Carol, Rachel, Muriel, May y lo hago con mucha gratitud, pues la amistad en otras latitudes se manifiesta como apoyo. La realidad y la verdad allí están cerca del cielo y aquí cerca del frío. Y google en la nube pregunta nombres y teléfonos y desea nuestras caras y nuestras almas y esa codicia de dimensiones inconmensurables terminará como los establos de la casa de Bernhard en la Alta Austria.

https://www.youtube.com/watch?v=CrPrJ0ih8Kc

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