viernes, septiembre 19, 2014

A contraluz de embargo, de Graziela Zárate. En la biblioteca del Círculo Catalán, ayer

Qué  podría decir de Gabriela Zárate. Todavía casi nada, pues el encuentro con la poeta me convulsionó de tal manera, que mis emociones deben sosegarse  para poder hablar de ella y de sus poemas.

Gabriela, al desnudarse verso a verso, nos desnudó a todos y luego de unos segundos de escalofríos, la sinceridad de su voz quebrada nos envolvió con capa de piel de lobo.

Confieso que el campo semantico legal despierta mis peores prejuicios, cuando de creación se habla. Y con esas ropas llegué a la biblioteca, sin saber casi nada de la Zárate, sin intuir que la zeta, como la de Zambrano, me   haría zozobrar.

Naufragamos entre líneas y suspiros, sin casi entender que el mar de Gabriela nos arrastraba a la orilla de la humanidad. 

continuará