domingo, enero 27, 2013

La ciudad y los perros. Digresión sobre el "determinismo"

Esa sumisión final del hombre a las fuerzas del medio, ese desigual desafío entre los personajes y las circunstancias, ha autorizado a algunos críticos a señalar, como un defecto o más bien como una limitación de la perspectiva novelística de Vargas Llosa, su determinismo. Hars lo caracteriza como "empedermidamente determinista y antivisionario", y agrega: " Por allí (en su obra) anda también el naturalista ambiental, la vieja quimera telúrica que invita al hombre a la disolución, tragándose al que se le entrega. Así sucede en la obra de Vargas Llosa, donde las individualidades de los personajes se pierden en la densidad del ambiente. No hay personas, sino mas bien estados de conciencia que se manifiestan sólo a través de las situaciones que las definen". Y Rosa Boldori, por su parte, califica a La ciudad y los perros como "novela del determinismo ambiental" ya desde el título del trabajo que le dedica: " La postulación esencial de la novela, en el plano de la fundamentación ideológica, consiste en la imposibilidad del hombre de superar los condicionamientos del medio social y geográfico, en su determinismo ambiental. Esta posición se apoya en un materialismo histórico basado en el reconocimiento de la existencia de una realidad ajena al hombre, que le impone sus propias pautas opuestas a los intereses, proyectos y fantasías individuales". Y allí mismo agrega un reproche, más ético que literario: " Su actitud pasiva y fatalista revela un nihilismo propicio a la aceptación de sus pautas. Esto se evidencia, por ejemplo, en el hecho de que la única culpa que todos condenan es la delación...Al condenar la delación Vargas Llosa está condicionado por la moral de su sociedad estratificada, está ubicado dentro de ella; inconscientemente la aprueba".

No creemos que el determinismo de Vargas Llosa impida que sus novelas alcancen la " resonancia metafísica" que extraña Harss, o que suponga la aprobación de la moral  farisaica. Aclaremos que no estamos negando de plano que el aspecto determinista realmente exista; lo que queremos señalar es que, justamente, esa visión subraya la presencia de los factores externos y sus leyes inmutables a la vez que las opciones que ellas mismas plantean al individuo -un determinismo peculiar, entonces, en el que los instintos humanos desafían el carácter predecible de las fuerzas del medio. De esa visión sus novelas extraen su potencia y su valor trascendente, su pasión y su belleza.