Sigo ahí. (2ª y última parte)
Hola: Sigo ahí como el moscón de Tornasol, convertido por arte de magia en "un ada". No puedo de ninguna manera despegarme de ese asiento amarillo y de las bellas estanterías con libros. Si es que tenemos alma os aseguro que estará ahí siempre, aplaudiendo vuestras explicaciones tan inteligentes. ¿Cómo voy a faltar? Soy el primero de la clase, con el permiso de Hispaniola; siempre tengo mis ya encerados oídos y mis ojos bastante repuestos, colocados enfrentito de Efímera, deleitándome con sus magníficas enseñanzas literarias, admirando de cerca su espléndida figura. ¡qué le voy a hacer, al fin y a la postre aunque viejo, soy hombre! un tanto payaso, lo reconozco, pero es verdad, he aprendido tanto... y cuando miro el libro de Desoladas me siento tan orgulloso de todas... pues aunque haya habido alguna diferencia, eso es normal entre los humanos y la balanza por supuesto, da positivo. Tengo mis inventos muy abandonados, por eso debo partir, pero desearía que, si os unís algún día para echaros unas risas, contarais conmigo. Os prometo que llevaré mi viejo abrigo al tinte y que seré formalito. Abrazos y besos. TORNASOL.
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