lunes, mayo 19, 2008

No lloreis si me amáis

LA MUERTE NO ES NADA.
NO HE HECHO MAS QUE PASAR AL OTRO LADO.
YO SIGO SIENDO YO. VOSOTROS SEGUIS SIGUES SIENDO VOSOTROS.
LO QUE ERAMOS EL UNO PARA EL OTRO, SEGUIMOS SIENDOLO.
DADME EL NOMBRE QUE SIEMPRE ME DISTEIS HABLADME COMO SIEMPRE ME HABLASTEIS NO EMPLEIS UN TONO DISTINTO.
NO ADOPTEIS UNA EXPRESION SOLEMNE NI TRISTE.
SEGUID RIENDO DE LO QUE NOS HACIA REIR JUNTOS.
REZAD, SONREID Y PENSAD EN MI Y REZAD CONMIGO.
QUE MI NOMBRE SE PRONUNCIE EN CASA COMO SIEMPRE LO FUE.
SIN ENFASIS ALGUNO, SIN HUELLA ALGUNA DE SOMBRA.
LA VIDA ES LO QUE SIEMPRE FUE, EL HILO NO SE HA CORTADO.
¿PORQUE HABRIA DE ESTAR YO FUERA DE VUESTROS PENSAMIENTOS?
¿SOLO PORQUE ESTOY FUERA DE VUESTRA VISTA?
NO ESTOY LEJOS, SOLO A LA VUELTA DEL CAMINO…
LO VEIS, TODO ESTA BIEN…
VOLVERES A ENCONTRAR MI CORAZON.
VOLVEREIS A ENCONTRAR SU TERNURA ACENDRADA.
ENJUGAD VUESTRAS LAGRIMAS Y NO LLOREIS SI ME AMAIS.
NO LLOREIS SI ME AMAIS,
SI CONOCIERAIS EL DON DE DIOS Y LO QUE ES EL CIELO.
SI PUDIERAIS OÍR EL CÁNTICO DE LOS ÁNGELES Y VERME EN MEDIO DE ELLOS.
SI PUDIERAIS VER DESARROLLARSE ANTE VUESTROS OJOS, LOS HORIZONTES, LOS CAMPOS Y LOS NUEVOS SENDEROS QUE ATRAVIESO.
SI POR UN INSTANTE PUDIERAIS CONTEMPLAR COMO YO, LA BELLEZA ANTE LA CUAL LAS BELLEZAS PALIDECEN.
VOSOTROS ME HABEIS VISTO, ME HABEIS AMADO EN EL PAÍS DE LAS SOMBRAS ¿Y NO OS RESIGNAS A VERME Y AMARME EN EL PAÍS DE LAS INMUTABLES REALIDADES? CRÉEDME.
CUANDO LA MUERTE VENGA A ROMPER LAS LIGADURAS COMO HA ROTO LAS QUE A MÍ ME ENCADENABAN, CUANDO LLEGUE UN DÍA QUE DIOS HA FIJADO Y CONOCE, Y VUESTRAS ALMA VENGAN A ESTE CIELO EN QUE OS HA PRECEDIDO LA MÍA, ESE DÍA VOLVEREIS A VERME, SENTIREIS QUE OS SIGO AMANDO, QUE OS AMÉ, Y ENCONTRAREIS MI CORAZÓN CON TODAS SUS TERNURAS PURIFICADAS.
VOLVEREIS A VERME EN TRANSFIGURACIÓN, EN ÉXTASIS, FELIZ YA NO ESPERANDO LA MUERTE, SINO AVANZANDO CONMIGO, QUE OS LLEVARÉ DE LA MANO POR SENDEROS NUEVOS DE LUZ Y DE VIDA, BEBIENDO CON EMBRIAGUEZ A LOS PIES DE DIOS, UN NECTAR DE CUAL NADIE SE SACIARA JAMAS.
ENJUGAD VUESTRO LLANTO Y NO LLORÉIS SI ME AMAIS.

Carta de Santa Mónica a su hijo San Agustín