lunes, junio 25, 2012

Diálogo de jesuitas

Abusando de la confianza en mí depositada, me permito contribuir al Ulises en construcción con esta entrada de mis viejos lunes, titulada


                                         DIÁLOGO DE JESUITAS



Aparece en la puerta Su Eminencia Simon Stephen Cardenal Dedalus ataviado con hábito y roquete de monaguillo y rodeado de veinticuatro obispos, con sus veinticuatro hisopos, con los que van asperjando a la multitud.

Stephen.- ¿Qué hago vestido de monaguillo, si puede saberse?

Los veinticuatro obispos (entre dos hisopazos).- Eminencia, no va de monaguillo, sino de cardenal.

Stephen.- A otro perro con ese hueso, voy de monaguillo. Si sabré de eso. Llevo yo ayudadas más misas que dichas los veinticuatro en toda vuestra vida.

De una puerta disimulada sale la madre de Stephen, también vestida de monaguillo.

La madre.- ¿Qué estás haciendo, Stephen? ¿Aún no te has cambiado el uniforme del colegio? ¿A qué esperas? Vas a ensuciarlo.

Stephen (enfurruñado).- Pues que se ensucie; no pienso volver a ese colegio. Además, los profesores me meten mano.

Los veinticuatro obispos.- ¡ Anatema, anatema!

La madre.- ¡O tempora, o mores! No digas disparates. ¿Cómo que te meten mano?

Stephen.- No entremos en detalles, madre. Siempre procuro darte gusto,  pero esto no puede ser.

Mallachi Mulligan, que está sentado en una silla mirando la escena con un estetoscopio al cuello y un fórceps en la mano izquierda, se levanta de un brinco y se acerca a ellos.

Mulligan.- Creo, señora, que Su Eminencia, tiene razón. No se puede hablar de cosas serias, como la poesía, Aristóteles o la glosopeda, vestido de monaguillo.

Stephen.- Bueno, si lo miras bien, podría pasar por madre abadesa de alguna orden monástica, a ser posible con voto de silencio.

Mulligan.- ¿Voto de silencio? Eso sí que me gustaría verlo a mí.

Stephen.- Sursum corda. Se lo propondré a mi padre y nos retiraremos los dos de esta vida de pecado y depravación.

Mulligan.- ¿El viejo Simon? Si es con un par de toneles de cerveza por compañía, puede.

Entra Simon Dedalus bailando una giga irlandesa y con otros signos evidentes de haber estado bebiendo.

Simon.- Dominus vobiscum, queridos. Hombre, si está aquí nuestro matasanos de cabecera. Malachi, creo que la proximidad del botarate de mi hijo no te conviene. Míralo ahí, vestido de mamarracho, cuando podría estar dando lo mejor de sí mismo como quarterback del equipo de rugby de la parroquia.

Stephen.- Pater noster qui es in….en fin, quién sabe dónde. Pater, tengo una proposición que hacerte.

Simon.- No quiero oírla, será una majadería de las tuyas.

Stephen.- ¿Y eso cómo lo sabes?

Simon.- No has tenido una idea inteligente desde que decidiste irte de casa.

Stephen.- Pues Vd. bien que se oponía, no sé si lo recuerda.

Simon.- Lo recuerdo perfectamente; coincidió con aquellas dos semanas que estuve sin beber. En cuanto recuperé la cordura y me metí el primer par de pintas, le vi todas las ventajas al asunto.

Stephen.- ¿Me acompañarías tú, Mallachi?

Mulligan.- Verás, yo lo haría, pero el caso es que tengo unos exámenes para madame de burdel la próxima semana.

Stephen.- ¿Quo usque tandem abutere, Mulligan, patientia mea?
                                                                                                           

3 Comments:

Blogger Efímera said...

Querida Hispaniola:

Enhorabuena. Me reído muchísimo. El Bloomsday coincidió con e Congreso Internacional Ecuménico.Dublín estaba lleno de mollys, monjas, blooms y obispos.

Me he reído.Como nos reíamos aquellas tardes en El Tranvía, cuando intentábamos desmenuzar el Ulises. Me atrevería a decir que ambos sabemos mucho de esa novela. Aunque para desesperación mía y ahora también tuya, el otro día descubrí en la Biblioteca Nacional (National Library) que nuestro querido Joyce introdujo 700, sí, 700, referencias de 347 canciones irlandesas de la época en la novela. Como recordarás él era también cantante. De hecho su querida Nora siempre se quejaba de que el escritor hubiera abandonado la carrera musical.

Los Joyces siempre deleitaban a sus invitados de Trieste, Zurich y París, con una velada musical. La pobre Sylvia Beach cansada de tanta cena, le publicó el Ulises a su amigo.

Ya sabes, este verano debajo de la sombrilla buscas las 700.

En fin, espero verte o veros (si tu norita particular se anima) en Dublín. Os llevaré a tomar un sandwich de gorgonzola a ya sabes donde.

Y te dejo que voy a colgar el borrador del poeta Seán O´Meara, quien fue alumno,ha,ha, en el Ulises en construcción del Instituto Cervantes de Dublín. El "ha,ha" se debe a que el poeta que escribe en irlandés, inglés y español, también me enseñó lo suyo.

By the way, ¡viva la roja!

A los emigrantes siempre nos da patriotica.

4:29 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Quizas ,un dia propio nos veremos extrenar 'Los Jesuitas' en suelo del Instituto...Sara transve-stido monaguilla en parte Stephen, y yo, pobre La madre ^^; pero, ojala, los ventiquatro Obisbos muy cara para vestir ! Sean O Meara

2:45 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Debe de estrenar 'Los Jesuitas' en Instituto Cervantes! Sara tranve-stido monaguillo como Stephen/ y yo, la pobre madre^^; Pero vestidos caros los veinti quatro Obispos presenten un problema! Sean (O Meara)

2:51 p. m.  

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