domingo, agosto 01, 2010

Desliz

III

Un moralista, o un poeta mitológico,
compara a un cisne el alma solitaria;
y a mí me basta eso,
me basta que lo muestre un espejo turbulento,
antes de que desaparezca el breve destello de su vida,
como una imagen de su estado;
deplegando las alas para el vuelo,
el pecho henchido con orgullo,
ya sea para jugar, o dejarse llevar
por esos vientos que proclaman que anochece.

Un hombre que medita en secreto
se pierde en el laberinto que ha creado
en el arte o la política;
un platónico afirma que en el trance
en que hemos de dejar cuerpo y oficio
la vieja costumbre permanece,
y que si nuestras obras pudiesen
desaparecer con nuestro halito,
esa sería una muerte afortuada,
pues el triunfo sólo echa a perder nuestra soledad.

El cisne ha saltado al desolado cielo:
esa imagen puede traer desenfreno, la rabia
que acabe con todas las cosas, que acabe
lo que mi afanosa vida imaginó, e incluso
la página por imaginar, por escribir;
oh, soñábamos con reparar
cuanto mal afligía a la humanidad,pero ahora
que soplan los vientos invernales
vemos que estábamos locos al soñar

La Torre; Mil novecientos diecinueve (fragmento III). Yeats

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