miércoles, febrero 25, 2015

Callejeando

Bloom camina por las calles, sin apuro, a cumplir con el pobre Dignam. El Oriente le detiene con sus encantos, letargia, flores de loto, mas no le impide llegar a la estafeta de correos y representar su pequeña travesura como Mr. Flower.

El pelma de M’Coy intenta sorprenderle, pero tan sólo consigue retrasar la lectura de la carta de su admiradora secreta: muy lanzada, ojo, Bloom no quiere líos y menos con Molly.

Aprovecha un ratito de descanso al fresco en la iglesia para entregarse a sus jugosas y blasfemas ensoñaciones y poner a caldo a los curas. Aunque, eso sí, hay que ver cómo se lo montan: saben lo que quieren y cómo venderlo. Y tienen una bonita música.

De la iglesia a la farmacia por el encargo de Molly y una pastilla de jabón para un baño voluptuoso. Entre tanto ese lío del caballo promete.

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