Los amigos de Eugenia y Gemma. Ayer en Vuela Pluma
Hay días que tienen pulsión de ser, días que nacen para que
los amigos se encuentren en soles y
umbrías. Ayer, sábado, los amigos convocados por Eugenia Niño y Gemma de
Suñer acudimos a Vuela Pluma, para que Javier de Juan nos contara que los
dioses, cansados de montañas y verdores, habían abandonado el Olimpo y se
habían escondido en un bar de Madrid. Javier de Juan rueda una película que no
se titulará la ciudad invisible, pues
visibles son para todos el chico de la vespa y las mujeres de barras doradas bebiendo
daiquiris. Óleos y dibujos de las escenas de la película que ya es la película
de los que estábamos allí.
Entrábamos y salíamos de Vuela Pluma con el vino en la mano y asustados
por el sol nos protegíamos en la sombra del muro del convento, iluminados por
las tinieblas de los recuerdos. Luego, volvíamos a entrar y salir y en eso le preguntamos a
Ignacio Gómez de Liaño qué pensaba de los silencios e Ignacio nos llevó a
qué es el criterio y a El Criterio, de Jaime Balmes: el pensar bien consiste, ó en conocer la verdad, ó en dirigir el
entendimiento por el camino que conduce á ella. La verdad es la realidad de las
cosas. Cuando las conocemos como son en sí, alcanzamos la verdad; de otra
suerte, caemos en error… Dentro y fuera, sol y umbría
Y San Lucas vio bajar a Valeriano Bozal, el padre de Amaya,
como le gusta que lo llamemos. El sabio Valeriano Bozal entró a saludar a
Eugenia y casi a la vez Lorenzo Caprile salía con la cajetilla de tabaco desenfundada. Le
dimos la enhorabuena por llenar de glamour los Ocho apellidos vascos, pues el traje de la novia vasca había
sido diseñado en su taller…
Continuará
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